Lazos
on al cochero herido de un puñal cerca de la entrada, el pobre hombre se habría de
Hamilton, como siempre, nadie se había preguntado dónde había ido a parar Victoria, quizás, hasta hubiesen pensado que
del cuarto de limpieza. Por los pasillos, iban y venían decenas de pies, de aquí para allá, sin dar lugar a conjeturas sólidas -.Saldré yo primero. Procura salir
cuarto de la limpieza. La verdad es que prefiero las habitaciones más grandes. -aclaró. Carlisle l
yacía en las escaleras de la entrada, donde logró arrastrarse, intentando colar las palabras y armar un croqui de lo que quería advertir. Otros, preocupados porque alguien había apuñalado
adas y que aún en un desconcierto como éste, podremos actu
lguien ha cometido una barbarie frente a nuestras narices? ¡
e no se sigan cometiendo. El culpable puede estar ahí afuera y así mismo me dejaría de
o de esa noche. Ahora mismo, el cochero, se encontraba entre la vida y la muerte, más allá que acá, intentando balbucear con un hilo de voz, el men
menor de sus hijas, Esme, observaba al hombre con confusión y miedo, mied
a, mientras su hermana no tardó en romperse en llantos. Para cuando Victoria Browning había aparecido en escena, la multitud ya lamentaba la pérdida de una de las hijas solteras de la alta sociedad. Mientras tanto,
inero? Desde luego que eso era lo que se esperaban, esa misma noche iba a nacer una nueva dinastía si todo hubiese salido a la perfección. Un Woodgate comprometido con una Hamilto
su nombre junto a su amado Woodgate, mencionando quizás el arrebato de pasión que habían tenido en el cuarto de limpieza. Luego, se sintió mal al ver que sus sentimient
stren antes de que anuncies tu compromiso en públic
hubiesen visto, hasta pudiste haber sido tú en vez de esa niña con air
o tan catastrófico desde aquel vals donde Verónica Selle
sigue estando
s clavículas, siempre las tapa con un pañuelo, pero las mucamas han c
es nupciales. -agrega la Sra Browning. Victoria se detiene un momento en las palabras de su madre, y se preg
ado por el secuestro, pero entendía que era un problema de los Hamilton que ni él ni su familia tendrían que ver, y muy profundamente, junto a sus penas y a su culpa,
mpleto apoyo emocional a las Hamilton. -sugería el conde Woodgate
el pésame? -pr
i el pésame se da cuando alguien
eso ha sid
silencio, y no solo porque se acercaban a las aceras de la mansión, sino también porque no tenía ganas de discutir. Ahora mismo, por muy egoísta que sonase el
a a los Woodgate. Una vez dentro de la mansión, fueron presentes de la primera vista al
o cortés, Carlisle le parecía agresivo tener tanta cortesía en un día como este, has
egún Elizabeth, era mucho más confiable hablar de temas personales de la familia en el jardín,
l silencio, el conde Woodgate le dirigió una solemne mirada, per
claró Elizabeth - .Esperamos tener noticias, desde luego todo debe
arlisle, intentando callar todos sus pensamientos, y diciéndose a si mis
intentó decir Elizabeth para mantener la cordialidad -.De hecho, Esme hablaba con Gladys la
uando digo que a él también le hubiese enca
e hubiese gustado tener hijas así a mí, pero por supuesto, aún
o no es fácil criar hijas mujeres
r a sus hijas, si Ud o la Sra Browning. Pero c
ctoria Browning, y de no ser porque Gladys es mi hija, diría que la Srta Browning ha hecho un gran labor ed
una vida de casado y dejar de ser libre, hasta hubiese preferido casarse con Victoria, que desde luego hubiese sido mucho más divertida que la ahora desaparecida Gladys, o el traste que ah
do un desafortunado percance, pero que me atrevo a decir que si concluimos con lo que habíamos empezado
do Gladys seguirá desaparec
e igual manera, puede que los raptores de su hija aparezcan pidiendo
iso de mi hija desaparecida sin
to, Esme y Carlisle casi escupen el té sobre la mesa. -Nosotros necesitamos a una Hamilton, y usted necesita que su otra hija vuelva. Los ma
adentros si era tanta la desfachatez de sus padres de querer realiza
ue sus hijas se conviertan en señoritas aptas par
o su querer, pero está pidiéndome que ignore el hecho de que mi hija mayor está desaparecida, y posibl
que los raptores pidan sus exigencias más rápido al ver que dos familias podrán pagar
ió pensar unos minutos. Mientras que al conde se le formaba
emo que no tenemos muchas opciones, como verán somos solo dos mujeres y la servidumbre, en una situación
seguró el conde
se encontraba siendo un extra, un decorado, su opinión poco importaba cuando se trataba de lo que sería su vida en matrimonio. Todas querían ser aptas para un Wo
r ahora era el símbolo de un catástrofe, de una tragedia, una tragedia que la alta aristocracia no estaba acostumbrada. El evento encontraría lugar en la mansión Woodgate, y esa noche, habría más hombres encargados de la seguridad del perímetro, que invitados a la fiesta. Las tarjetas eran cla
oria, con sus hermanas menores, las mellizas Eliana y Adele Browning, de diez años. La mayor de las hermanas Browning, Victoria, fue la primera en abrir
ían sido amantes, que a Carlisle le costaba recordar cuando comenzó todo, y todo había comenzado tiempo después de que Victoria se mostrara ante la sociedad como una jovencita de tan solo quince años, desde entonces Carlisle no tardó en depositarle los ojos a aquella mujer tan rebosante de una personalidad dominante. Y nuevamente, su ho