El mundo a veces era un lugar tan pequeño...

El auto que se acercaba era el de Rowley.

Natalie lo reconoció enseguida y sintió como si reviviera aquellos días en los que Rowley iba a buscarla a su casa. Él incluso se estacionó en el mismo puesto que solía usar en el pasado.

Cuando estaba por bajarse del auto, Rowley se detuvo en seco porque vio a Alisha.

Realmente no esperaba toparse con su esposa allí.

Con una amplia sonrisa, Natalie se volvió hacia Alisha y le dijo: "No creo que estés de humor para ir de compras después de esto".

Y estaba en lo cierto, pues cuando Alisha vio el auto de Rowley, casi se desmaya.

Él no tenía idea de que ella estaría allí, así que supuso que estaba acompañando a Natalie.

"Vamos, señora Wilde", agregó Natalie, mirando a Kathryn.

"Sí, temo que me den náuseas si permanezco un segundo más aquí", respondió con altivez.

Sintiéndose humillada, Alisha se puso roja de la vergüenza y de la rabia. En breve, Natalie y Kathryn se alejaron. Rowley quería hacer lo mismo, pero Alisha se paró frente al auto para impedírselo.

"¿Qué estás haciendo aquí? ¿Es por Natalie? ¿Qué mierda, Rowley? ¿Se te ha olvidado todo lo que esa mujer ha hecho? ¿Por qué diablos sigues detrás de ella? ¿Qué tiene ella que yo no tenga?".

Cualquiera que viera a Alisha en ese estado pensaría que estaba loca, y quizás lo estuviera.

La chica estaba ansiosa por ser parte de la familia Benson, pero Trevor se negaba a reconocerla como su hija.

Por otro lado, Natalie había conseguido unirse a la familia Wilde casi sin esfuerzo. Se había ganado la confianza de Damon y eso le había bastado para catapultarse hasta la clase alta.

Alisha estaba loca de celos.