Las palabras de Helen causaron gran revuelo.

Todos conocían a Natalie y sabían que era una empleada ejemplar. Nunca llegaba tarde o se iba temprano, tampoco pedía permisos cuando estaba enferma porque necesitaba el dinero y siempre se vestía con ropa sencilla.

Nadie pensaría que alguien como ella podría estar relacionada con una familia de alta alcurnia.

Temiendo que las cosas pudieran escalar, Kari decidió intervenir: "Somos compañeras de trabajo, no hay necesidad de pelear. Solo déjenlo pasar y ya...".

"¿Por qué la defiendes? Yo creo que Natalie no quiero decírnoslo porque tiene miedo. ¿Sabes? Me da cosa por su novio, pues el pobre no tiene ni idea de que su novia lo engaña".

Al escuchar eso, Natalie frunció el ceño. Si bien no quería ocultar la identidad de Damon, sabía que esas personas no le creerían por más que dijera la verdad.

Damon era el dueño del Grupo Wilde y si les decía a sus compañeros que iba a convertirse en su ahijada, las cosas simplemente empeorarían.

Justo cuando iba a decir algo, una dama apareció de repente y preguntó: "¿Natalie Rivera? ¿Está Natalie por aquí?".

Esta mujer era Kathryn Wilde, la esposa de Damon.