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La catedral del placer

Capítulo 4 Estrategias

Palabras:1443    |    Actualizado en: 11/02/2023

amuel? —pregunto sin dejar de mir

prefiero quedarme —sisea cruzan

su

inventar Claudio y no puedo creerlo. ¿Acaso se volvió loco? Si

s —intento h

ex —arregla el m

hablast

o lo sé. Y yo tamb

y nada que de

se da la vuelta para empujarme hacia atrás por los codos y

enfadado, no entiendo por qué —.Estoy

so seguro de mi casa. Me pongo un albornoz

o? —murmuro a la mole q

dos días con él y no te aborda, ne

no soy una puta,

ablemos de

r y gritarle que soy una maldita víctima de

e cl

nuestro vuela con ustedes, no sabrás quien es de momento —explica de carretilla

los ojos –. Me pe

e ese viaje con algo, aunque sea un beso. Pero

ke

tenía previsto sobre la cama y cuando abro la puerta para bajar, tengo a Samuel nu

l insoportable. Este hombre ha pasado de igno

o de ellos me conocía y no dudó en aceptar las ofertas de mi jefe. Eso le puso conte

lmorzaría con nosotros al día siguiente, nos invitó a uno de sus clubes en la.noche y esos n

nuevas y el nuevo itinerario y tras felicitarme, me deseó una e

sto ese biqu

ras tomo el sol de la tarde en la piscina. Decidí r

l. Eres casado, yo tu empl

nta a mi lado, me quito las gafas de sol, dejo que vea mi cul

pués le tengo dent

feliz de verlo. Si no fuera por lo que es, me sentiría aco

agua y sé que se refiere a que no es

cuerpo tan

n sus hombros para intentar que

or

s ca

na relació

cuenta lo receptiva que él me encuentra, e

no me ape

—coquetea y me

S

en cerca? —se pega todsvia más a mi y me tengo que agua

orporal que no controlo. Es como si me dijeras que tienes una er

engo

as

ontrol, no yo. Al menos la intención de Claudio está surtiendo efecto y estamo

ena — susurro acer

ana y la forma en que enfrentaremos el hecho de que me g

norar todo lo otro...y las maripo

e la poli). Donde quiera que paso esta él, todos los sitios a los que miro me lo encuentro y cada vez que nos sostenemos la mirada res

esta soportar el calor que produce su forma de casarme hasta que siento que me toma de las

as mete las manos bajo el borde de mi vestido.

amos hacer nos

s como me gustaría que fueras mía para impedir que

idió, los besos permitidos, cada jadeo involuntario y las sonrisas

un dedo pasea por la

ame S

—la voz se me vuelve un gemido y los ojos se me

e preocupa e

me hacen sentir sus manos en mi pi

ada entre sus brazos. Es demasiado intensa su forma de atra

a. No puedo dejar de pensar en ti —pasa su mejil

dedos tocan los pelos de su nuca y gruñe —

ategia efectivamente implícita en todo el coqueteo o de la verdadera atracción

lgas, aprieta por encima de la tela y

o siga —mient

ténm

. Con ardor, furia y g

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