De medias naranjas y de naranjas enteras
ítu
onos la
nte; pues que tengas tiempo para leer ya es suficiente recompens
completo a esta lectura. El universo conspira a tu favor y tienes un «si» por respues
no volverá, transitando el camino de la melancolía que nos seduce en su penar diciendo que todo tiempo pasado fue mejor, mientras consume nuestros valiosos minutos y energía hasta dejarnos sin ganas de celebrar. Y es ahí cuando aparece nuestro espíritu sobrevi
n de los
ra el p
eturas) olvidando nuestro presente; distraídos por las imágenes externas, que nos imponen mediante las redes sociales, la prensa, el televisor, nuestro móvil y todas las voces externas que nos sumergen en el mundo del otro, el cual nos atra
lementos que debemos cumplir, como tener una casa, dinero, pareja, hijos, jerarquía laboral, sellos en el pasaporte, auto, lujos, títulos, no solo títulos educativos, sino toda etiqueta qrto de los elementos antes mencionados. Entonces, ¿cómo es posible que esas personas se sientan tan bien y estén tranquilas si no
illo y una perdiz a la hora de comer, entonces, como se anuncia en cada final de cuento de hadas, lograrás vivir feliz comiendo perdiz para siempre. Lu
cosas y momentos para consumir; pero no te detengas demasiado en alguna opción, compra todo lo que puedas pronto antes que se acabe la oferta. Eli
esta idea (igual estoy segura de que me quedo corta). Debemos ser (agárrense porque la lista es larga) padres, esposos, profesionales, maestros, decididos, astutos, veraces, activos, adaptables, rápidos, diplomáticos, optimistas, ordenados, eficientes, ágiles, emprendedores, carismáticos, productivos, hábiles, constructivos,
mos algo más para «SER» aparece en nuestra mente de forma constante. Somos prisioneros de estructuras mentales que solo nos llevan a estar insatisfechos y exigidos. Nos colmamos de expectativas, gastamo
prueba el exa
e ama se
ese empleo
ese auto
si tenemos A (matrimonio, hijos, mascota, casa, amigos, auto, puesto jerárq
onde el orden de los factores no altera el producto, y no es así, porque
erv
examen (A), enton
), entonces
o (A), entonces
ONDICIONANDO nuestra FELI
cidad de sentirnos bien. Si algo no está resultando solo nos queda un camino: cambiar. En
primero A y después B. Lleg
oquemos B pri
y mi hijo aprueb
(B), y él
), y tengo e
mos condicionando nuestra felicidad, ni deposit
es correspondido, ni tampoco qué posees. Pues si comienzas por lo qu
Soy feliz (B)...», es decir, si más allá de los condimentos que el día nos ofrece sint
s imag
re si tienes o no auto, si él o ella te ama o es indiferente contigo, si tu hijo o hija aprueba o no aprueba el examen; nada de es
trata o ignora. Mas eso no resignará tu apetito, ni tu hambre y mucho menos tu saciedad, incluso el t
rio y tomamos a B como tal, el asunto de saborear nuestro día a
u vida abundante y feliz solo por
ás a salvo y por lo tanto puedes estar relajado, porque te sientes feliz. ¿Feliz por qué? Feliz porque si, porque viniste a este mundo a disfrutar, no a sufrir, porque has decidido que el ser
to este sentir lleno de libertad; pero quizá aún así te preguntes: ¿cómo se hace para comenzar por el final?; es decir, ¿
con los cuentos infantiles) permíteme cont
ado una por una al mar; mientras decía: "Si tuviera un carro nuevo, sería feliz" y tiraba una piedra. "Si tuviera una casa grande, sería feliz" y tiraba otra piedra. "Si tuviera un excelente trabajo, s
iamante muy valioso. Fue ahí cuando se dio cuenta que había esta
a somos y lo que tenemos ya en nuestras manos, le quitamos valor a aquello que
que ya somos? ¿Cuántas veces nos limitamos a esperar del otro lo que por nosotros mi
ados «títulos sociales», que nos generan un sentido de pertenencia y aceptación social, algo así como la garantía de «ser alguien» si los obtenemos. Llegamos a creer que el no conseguirlos nos deja en falta o incompletos, co
s absolutas, que nos alejan de la apreciación por el presente, nos impiden ver las oportunidades que nos ofrece cada día y lo felices
soluto la cultura material, pues quita el peso de la insatisfacción en nuestra vida, derrotando el mundo de la publicidad, el consumismo y posiblemente gran parte
DAD ES IN
condi
lidad, porque en lo personal ya me cansé del discurso de la media naranja, en que a cada rato alguien marca o dice que algo o alguien nos falta (ya sea una persona, un título social o
ara saborear cada uno de nuestros jugosos, tiernos y sabrosos gajos, uno por uno, ha
◌
ltando solo nos qued
incondicional; n