Deseo Profundo

e 1741 (seis

ncipio nadie quería creer la historia que contaba Heinrik con mucha euforia, pero cuando Portgas

abía querido soltar más información sobre el hombre que mandó a

de agua y una hogaza de pan diario, esperando que

sión improvisada. El calor del fuego le irradia en la cara. Allí la tierra es húmeda y el ambiente se siente bastante frío. Ese era el lugar destinado para encerrar a algunos prisioneros qu

do olvidados por Dios. Da una vuelta a la izquierda en la esquina y llega hasta la última. Allí, Arden

sucio, y ella casi sient

ado tu tiempo para refle

la mira, esboza una media sonr

eo irrefrenable por entrar y golpearlo ahí

necesito algo muy importante para

r instinto, Catherine retrocede de los barrotes que los separan. Él llega hasta allí y

en mí

echo más que mentir, robar y engañar

spuesta. Sabe que tiene razón. Lo mira de arriba abajo con sus gruesas pest

y parece que lleva una piedra preciosa incrustada en medio, de color rojizo. Por estar distraída, de repente él logra alcanzarla jalando parte de la tela de su ropa, Catherine

capitana abre los ojos hasta el límite con asombro porque en realidad no lo recordaba. De forma inconsciente lleva s

e robado na

uerte en la piel de la muchacha, quien intenta desesperada evitar demostrar el cosquilleo y l

r parte. Tal vez cuando te robabas mi barco —espeta y voltea de nuevo a

ja con toda su fuerza, Arden la suelta no sin antes,

s entonces —replica dando un

puesto, no pretende equiparar el robo de un colgante a un barco. Tendría que robar un millón de esos para si quiera intentar igualar su valor en peso, pero el chico tiene un punto que no puede refu

n que tenía aquel infame día en que perdió su navío. Ni siquiera está segura de que siga ahí; con todo lo que había pasado

La primera vez que lo vio le pareció peculiar su grabado, ahora que lo de

ne que buscarle forma, diría que es una especie de árbol. Aprieta el pequeño círculo entre sus m

iento extraño en las personas de la isla. Los piratas corren como si algo malo h

ntramaestre agitado. Se apoya en sus rodilla

nta ella llen

escapado de su cel

arda el colgante en el bolsillo de la ropa que lleva y sale disparada de vuelta a la prisión. No puede per

or doquier. Catherine cree que lo más lógico e

discreto y me iría hasta Queen Bay

luego de avanzar varios metros encuentra un rastro de huellas y ramas rotas que po

alta. Hacer eso le ayudaba a analizar con mayor fluidez la situación. S

rdo maldit

cia todos lados esperando divisar su silueta al menos. Es imposible que se haya echado a nadar, el pedazo de tier

se rastro podría ser uno falso para despistarla, cuando

idamente y le brinca encima. Ambos caen a la arena. Arden la empuja con sus pies, ella le forcejea

a un hombre de

esarmado, sé que me

va escondida detrás de su pantalón. Extiende

es rival par

uelve a tu celda —ordena. Arden le sonríe d

s que te lleve al tipo que se quiere

, iremos cuando yo lo diga, y no te ll

que tiene una mano oculta empuñada y para cuando deduce lo que hará, Arden ya le está arrojando la arena en la cara. La pelirroja se cubre y él aprovecha eso

, en el borde de sus pechos. Aspira el aroma de su cabello mientras ell

areces muy interesante, y creo que contigo tengo más posibilid

de los dedos de Arden en su piel le provocan las

que lo hace dar un alarido, se agacha levemente y le da una patada en sus partes privadas con el talón de su zapato. Arden af

e espaldas y se agarra los testículos. Cather

í porque y

inrik y media docena de guardias de la prisión se acercan y lev

en? —pregu

apitana sin dejar

nuevo en el edificio oscuro. En cualquier otra ocasión, lo habría matado sin dudar; porque, aunque se diga a s

rato después de su encuentro con Arden, y su mente no puede parar de pensar en él. Saca el colgante y lo obse

ena, y el sonido es tan relajante q

ndo tanto? —se pregunta

ucho menor. El que está apostado en la puerta la mira con intriga, pero no le cuestio

lverías tan pronto —d

uieres ir a

ar algo importante. Sin eso no p

ué

para una entr

ndo? —cuestiona con enojo, piens

norte, ¿cierto? El mundo es mucho m

íst

ue en la tarde, pero esta vez, Catherine se cerciora de

torias de teso