Natalia: La temperatura de hacer el amor
sco no sabían controlar sus emo
....¡Noooo! No me digas que...¿Perdiste tu virginidad con
tiré del baño enojada. Tal vez exageré un poco pero...¿No podían pensar en otra persona? Aunque bueno, ¿En quién más pensarían si no conocen a más nadie? Solo
ían. Ellos más que nadie me conocen a la perfección. Se me hizo raro que, de la nada pensaran que pase una noche c
llí, sino Sebastián, quien al salir del baño de hombres se me acercó lentamente, y cuando intenté salir me s
buscaste
uscarás algo de lo que no podrás olvi
qué h
me diste lo
Qu
virg
ame, por favor -le decía in
cabas, digo, todos sabe que te mueres por mi, pero, ¿Entregarte a otra pe
do ni una sola pala
rginidad fue bacano o
ás hablando, suéltam
s, una puta zorra que no sabe darse a
¿Quién te lo contó?! -le
alia, pregúntase
accioné so
ía perdido mi virginidad, se me venía el mundo abajo. Ya él momento no era hermoso para mí como un recuerd
a poco-. Ah, por cierto, no me hagas quedar mal ante todos all
no logro entender cómo pude estar perdidamente enamorada de él. Lastima por aquella mujeres que seguían tragadas de él sin conocerlo como era realmente. Lo más feo era que tenía sexo con cada una
gara hasta los oidos de mi madre, no quería que se decepcionara de la hija en la que tanto confió y apoyó duran
u gesto de decepción la profesora me dijo que no me dejarías entrar. ¡Todo por Sebastián! Lo odio. Sin ganas de hacer nada me regresé a la casa, y mientras marchaba, desde la ventana en su clase de música, Vanesa y Francisco me observaban trist
or aquí? -le pregunté sin r
re, ¿No deberías estar en la universi
que, la docente se enf
estás
que no, ¿Por
que mientes respiras por
que le conocí
eno, ¿Qu
e pasa
aludaste esta mañana, ¿Estás arrepe
claro
ento
qu
dalo, espero al chico que e
caminó. Sus palabras me hicieron reaccionar por unos m
ijo y quitó mi
dri
mentira? Te recomiendo no lo ha
amigos, y lo de anoche, lo de anoche, Rodrigo, fue especial para mí, fue tan especial que me da m
ué mis manos en su rostro,
as? -me
esamos nuevamente, apasionadamente co
u camioneta, obsevandonos alegremente, pero no por nosotros