ENTRENANDO A MI AMO
años
he sin precedentes, el cuarto estaba completamente hecho un desastre, restos de rop
luego de que la noche cediera su puesto. Los rayos del sol empezaban a iluminar la habit
ndo una fuerte migraña amenazó con fulminar su cráneo desde la sien. Colocó su mano derecha en su cabe
etas hasta conseguir un analgésico. Con la garganta reseca, tanteó algunos vasos
argamente. Era lo
os y su nariz. Miró a su lado aquella mujer que seguía dormida ajena a su migra
nó por instante la cantidad de rastros que aquella mujer había dejado en su cuerpo para luego mirarse a los ojos. Era fría y penetr
tre pensamientos inconclusos que se diluían por el agua que caía. La frescura de ella lo golpeaba; r
cto placebo en aqu
o fricción en él. Siguieron su camino hasta sus muslos duros y tonificados, dejando marcas de placer en forma de aruños. Un suspiro hizo qu
a mano sentía la textura de su miembro. El aire se volvió denso, el vapor
ficiente. Se dio la vuelta con determinación y rapidez. Clavó en ella una mirada de f
iedo. Ella se arrodilló a su merced eres una buena chica pensó mientras sus labios se abrieron
te. La chica lo correspon
daron restos de él –trágalo todo- ordenó con firmeza. La chica l
l baño dejando a la chica arr
y sin azúcar. Encontraba el placer de lo amargo en situaciones adversas al disfrute de una taza. Era algo que había he
eguntó Nicole-.Tal
Sus manos estaban tensas al igual que sus sienes. No dejaba de mirar la ciudad. Cada sorbo de aquel elixir negro no hacía más que combatir con
tarde - dijo al fin mientras da
brazos cruzados y la espalda apoyada en la pared. Su cara n
ocó la tasa vacía con rastros de café en él y camin
ejando su desnudez expuesta a los confines de la habitación, buscó en el suelo su short de
la habitación sabiendo que no lo haría, pero teniendo un
meto -
su rostro. El contorno de luz con el color de su cuerpo
el blanco de su rostro. Sus ojos delineados de negro que resaltaba lo verde de el
con fuerza y determinación a su reflejo
seguridad envidiable. El sonido de sus tacones resonaba como ecos en la inmensidad de los la
Bach en el fondo de la galería. La luz se hizo de nuevo ante ella,
-Se acerc
de madera con pequeños toques de dorados que simulaban el oro, en el lienzo se postraba la figura de un
ñorita Fertinelli?-El hombre tomó un
oco y cruzó sus piernas a la vez que tomaba un sorbo. Su rostro transmitía seguridad y os
iró el resto de las pinturas, colocó su brazo en uno de los costados del sillón, y tocó con su dedo índice su sien. -¿Has
, movió su cabeza en señal de apro
le hace señal a un personal de servicio para que se la llenara-.He escuchado millones de vec
silencio por unos seg
lma humana hecha tangible, Señorita Fertinelli. Y los cuadros no son más
n curiosidad ella-. ¿Cuál cree usted que es
ubió su manos con un tono de iron
. Miró en el interior de sí, con la oportunidad de encontrar
existir-mientras la miraba con recelo inconforme con el poco compromiso que ofrecía su i
en vida.-respondió
ella y miró nuevamente el cuadro del ángel caído. Apreciaba la delicadeza de su delineado, la técnica impecable e imaginó la soltura de aquellas manos que lo pintó. -Usted está aquí porque se
a pintura y un golpe de adrenalina abrazó su cuerpo blanco. Su boca se secó y su mundo casi se vino abajo cuan
tando de recoger los rostros de cristales del suelo hasta que, sin percatarse, se cortó su palma derecha. Rápidamente un
tinelli?-comentó Andrei mientras qu
ncorpora con ayuda del mueble-.Creo que hubo
dro y luego se vuelve a ella. -Inter
antalones vinotintos hasta sus tobillos y unos zapatos de marca del mismo color que la camis
on furia a los ojos de Javi.-Disculpe la situación
cusemua- se dirigió al fondo de la galer
la herida aún seguía sangrando.-Necesitas ir al médico, Cariño. Haz presión
te. - Miró la toalla que se empezaba a manchar de un rojo intenso.-Deberías
o.- Responde con frialdad.
con él una sonrisa de complejidad. –V
es lo qu
lli puede estar agonizando y aun así intentará cerrar
gratuita- Respondió ella-. Y
n buen día...-caminó Andrei hasta la puerta principal, se detuvo un momento y se volteó-.
minara hacia él. - Anuncia por el alta voz que la galería estará
negra -Al hospital má
helia ardía, su rostro se ruborizó y la mirada se tornó llena de odio y resentimiento.- ¡¿Se p
sus hombros. Rápidamente se apartó de Ja
xcusarse Javi, per
iero escuc
guntar...-de nuev
estaban llegando al hospital.- sólo no
n había hecho pensar. El doctor le mencionó que tal vez el ajetreo hizo que se intensificara el sangrado.-Ya estás fuera de peligro, aunque nunca lo estuvi
camilla estaba al lado de una mesita metálica donde pudo observar los restos de algodones manchados con su s
falta de sueño. En su mirada había tristeza y llanto. Había dolor y sufrimiento. Al frente de ella, un lienzo de unos trece centímetros de ancho por unos quince de largo; en
ardando un sentimiento en su pecho que se extendía como cáncer y contaminaba todo su cuerp
este fuerte analgésico para calmar el dolor.- se acerca a ella con complicidad.-y creo que esta noche
ó el silencio Javi mientras van e
diste-respondió ella con
-prosiguió-. Quería que el mun
e arrepentimiento. Se compadeció de él, sin embargo, seguía s
Javi-.Cuando me la enseñaste la primera vez, me vi a mi mismo reflejado. -Se lle
Acarició su rostro consolándolo. Había heredado de su madre la necesidad d
guntó ella mientras sigue acariciándo
onversaba entre mocos y sollozos.-
.-¿qué te dije de los b
s y tuvieron que frenar de repente. Cuatro hombres vestidos completamente d
ando?-pregunta
su lado y se bajó.-Una de las empleadas está en la oficina espera
.-balbu
mentó tratando de tra
bres vestidos de negros cerró la puerta del SU