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Stone Heart, saga Elena 1

Capítulo 4 Visitante nocturno no deseado.

Palabras:1889    |    Actualizado en: 02/02/2023

de los amorosos brazos de Morfeo. No me moví, no cambie el flujo de mi respiración, nada en mi ap

í los ojos. La mano descansando bajo mi almohada s

avés de las persianas abiertas pude ver una sombra acercarse sigilosa a mi cama. Continúe respirando suave

e en un momento en que se supone estaba indefensa, mando fuego por mis

ados. Y con únicamente el sonido de mi ventilador traqueteando como música de fondo me p

el café p

continuaba siendo -como siempre- un ente palpable. Mi pobre ventilador lo estaba haciendo lo mejor que podía dentro de sus fuerzas, pe

r? Esperate un momento, ¿por qué siq

lleza, vestigio de la juventud de mis bisabuelos y de una época en que las armas de fuego no e

ecidió finalmente a actuar, aun así, el no esperaba que estuviese despierta, razón por la que me mov

tizaba una patada en pleno pecho. Decisión que lamente profunda

todo el trayecto hasta mi cerebro. Fue como meterle una patada a la esquina de una

del idiota cerebro de piedra, invadiendo mi privacidad, salteé sobre este. Muy literal lo de idio

ota, y pese a lo que muchos quieran pens

su pecho. Amartillé mi escopeta contra su sien mientras sentía

ente. - Una conciliadora voz masculi

ñé los

cho de que me encontrara semi desnuda ante un perfecto extraño no me hacía p

Habitante que era probablemente fuese como la picada de un mosquito. Hice un alto... "A

inué lo que hacía. -Ahora bien, ¿Qué de

temente disgustado

erribado no te da derec

a ceja, ¿

ros que a un colador, si no desembuchas de un

os cañones cambiaron sutilmente de color, un pulso iónico hendió el aire –nunca dije que fuese

mueca. Joder, Brown querrá un fragmento de mi por es

ccidentalmente puse la emisora equivocada y una de esas estúpidas ca

la semi-penumbra. Jujuju, alguien

aces en mi dormitorio gárgola de pacotilla? ¿No te

garganta. Detectando el matiz de peligro en mi voz o bien percibiendo mis intenciones c

amente. - Entrecerré los ojos y el tipo car

ré ho

s a un ladrón o un violador, y no un cliente potencial. - Mi mandíbula se aflojó con incredulid

crees? Me petrificaría sin siquiera poder alcanzar el timbre. -El ton

-No, creo que no. ahora canta como si no hubiera un maña

ajes como

aprendes a pelear sucio y sin tapujos. El orgullo y el honor era para los poderosos y por desgracia para la humanidad, no éramo

no me movería, porque em

scando a una pr

alumbrada por los rayos de luz diurna. La vegetación era escasa por no decir que inexistente y los animales seguían el mismo patrón, por suerte para las gárgolas, rocas, minerales y ge

ién

ador en su muñeca, no pude evitar darle una mirada verde.

de las fuerzas a

de no cojear, puse cierta distancia entre los dos, para luego ence

gaba relajadame

con treinta de altura, cuerpo delgado y esbelto, cabello negro y ojos rojos, venas rojas surcaban su piel de obsidiana. Hice una mu

re una multitud cuando activaba su Glamour. A diferencia de Kagea, esta gárgola er

ra especie en mi dormitorio cuando solo vestía una camiseta f

escu

a pausa, pareciend

o apretó otro botón en su enlace y la imagen de una gárgola femenina flotó

le dije como a quien no le importa la cosa. -No estoy seg

sionalmente posible. -¿Bajo que cargos se le

, edad y más información? No parecía una toma de seguridad, así que n

y gato e

y supe que cualquier información que saliera por su boca s

es necesaria, solo necesito infor

guro q

-Déjeme sus datos y si encuentro algo le

túa como la merc

s hermanos de armas, la reputación del Gremio de Mercenarios era cualquier cosa menos res

la salida. Me apoyé contra una columna del port

a una visita socia

enas dosis de sarcasmo se deslizaron por mi col

r los ojos

ormas? ¿Era el día de sorprender a

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