AMOR MEXICANO
sus alumnos ya la esperaban en sus pupitres, a pesar de todo, ella corrió, llego hasta él y finalmente intento salv
cupara que no lo abandonara hasta que no estuviera a salvo. No se percató de que esa sombra misteriosa volvió a la escena, él n
sidad, el disparo había sido muy certero, al parecer su asesino sabía dónde estaba el punto Justo del
sperar, le dieron sus pertenecías, y junto con ella cayo su celular en sus manos, había un número que no paraba de llamar, no estaba segura si debía atender, pero sabía que sería correcto avisar a algui
¿Qué paso? ¿Por qué
por atender, el med
trajiste a
bulancia, pero si los acompa
ien, ¿conoces
íganme por favor qu
timos mucho, pero no logramos parar la hemorragia
o lado del celular no
la, ¿Quién eres? ¿Dónd
lloro, aunque no conocía al muchacho, la angustia no le permitió hablar,
ellos se encarguen de localizar a sus familias y se hagan cargo de la situación. Sin más tardanza llamo al novecientos once y se retiró del lugar, triste y res
edicaba su vida a sus alumnos de bajos recursos, decidió no casa
iempre tiene una argumentación para todo, siempre viajaba en transporte público y odiaba profundamente al capitalismo, d
desde su humilde lugar, a pesar de las pocas herramientas pedagógicas, didácticas y emocionales que poseía. Era una valiente pr
vecinos el miedo, ella se preguntó así misma ¿quizás no debía ayudarlo?, pero a pesar de todo sabía que no se arrepentiría. Finalmente tomo el metro rumbo al centro de México y después de dos horas de viaje llego a la institución educativa, entro a su salón de clases y trato, intento continuar. Pero la suerte ya nunca
a un poco paranoica por la situación, se dispuso a retirarse y una enorme combi grande de color blanca se atravesó en frente de ella, taparon su boca y cara con una bolsa de tela, sus días se oscurecerán por unos cuantos meses, las lágrimas brotaron de ella, como cataratas misioner