Carpe díem vive el momento
acerca de sus anécdotas, le parecían increíbles e interesante desea seguir escuchándola; se quedaron en silencio por un momento, él la
estas mirando
muy hermosos, ¿ya
ecen bonitos mis ojos, o s
si voy apresurado, pero no puedo contener
ntrario, eres muy ha
¿qué quieres hacer? ¿damos una vuelta por el parqu
otel en la zona?
o muchos, recue
entamente la vista hacia la ventana del auto, analizando el panorama, aprec
ogedor, está algo retirado, podemo
nfío en tu bue
fue lanzada aquella flecha. Llegaron al lugar, el Motel se veía resplandeciente, con un toque al estilo parisino del siglo XX, en la entrada, el nombre estaba escrito en letras doradas, "Motel Limón Palace", un lugar favorable
e encaminan a tomar el ascensor, hasta la habit
hermos
, se sorprendieron de lo inmenso que era. Miraron por las ventanas, a lo lejos se veía parte de la ciudad, pa
me encanta, tiene u
s en el jacuzzi, Mati? -sugir
e paraíso. -Inquirió Fournier, asintiendo con su cabeza, mientras, toma
guna. Franco derecho como un santo, dejó que ella le quitara hasta la ropa interior, no se movió. Matilde le tomó su mano nuevamente, esta vez, la llevó hasta su cintura, se dio la vuel
y absolutamente todo musculo de Franco. Se deseaban, requerían experimentar el gozo del deleit
i, él de un lado y ella del otro, tocaban sus pies con cuidado, las caricias comenzaron tocando
lidad me deseas?
n dudas ni respuestas, amémonos sin medidas, donde nu
on todos los preámbulos, pena, y timidez, to
ito sentir tu piel, acariciar todo
do tomarla en sus brazos, comenzó a besarla con frenesí, sus manos y las de ella no dejaban espacios en sus cuerpos. El agrado, el amor, y ellos
seo, hasta el alma y con todo mi ser. -susur
nto, Mati, desde que te vi supe que eras la mujer per
, con pecho fuerte, musculoso, no paraba de besarlo y acariciarlo. La luz del sitio se encontraba muy tenue, apenas podía visualizar todo el entorno de la habitación. Franc
on sus brazos y tomaron aquel deli
s, ¡que dure
nte entre ellos dos, casi cómo amor a primera vista. Ambos se sumergen entre burbujas y caricias, ju
isión que he podido tomar en mi vida, a pesar que algunas decisiones
rdad, tuve mis dudas al ver como apareciste, pensé que me conocías de algún lugar o de la univ
ión desde lo que acababa de suceder, ambos estaban completamente
go con Matilde, ambos estaban más felices que nunca y la llama del amor estaba a flor de piel, se entendían a la perfección, di
de la familia, le contaba con frecuencia anécdotas de la niñez de su hijo, se divertían con las ocurrencias que tenía. Su padre, por otro lado, no conversaba mucho, sin embargo, con ella fu
que tienen en conocerse se encariñaron con inmediatez, no desean esperar mucho tiempo, pues, este se va más pronto de lo esperado. Franco, ya
Matilde, para contactar u
¿cómo estás?
tu voz, tan dulce y suave. Me encantas
cesito hablarte de algo impo
ras puedes hacerlo, si esto
añana? en la
espero entonces.
i, espérame a eso de la
estoy, car
corazón. -se despidió
damente el lugar. A pesar de todo está acostumbrado, lleva toda una vida haciendo lo mismo, y aparte de volverse una rutina para él, terminó gustándole y aceptando su manera de ganarse la vida. Su familia es muy corta, además de a sus padres, tiene una abuela que no ha visto desde hace muchísimo tiem
momento adecuado. Llevaba puesto un esmoquin completamente negro, que hacía juego con su aspecto general, olía excelente, su aroma se mezclaba con el del enorme ramo