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Carpe díem vive el momento

Capítulo 3 Capitulo 3

Palabras:1751    |    Actualizado en: 06/01/2023

acerca de sus anécdotas, le parecían increíbles e interesante desea seguir escuchándola; se quedaron en silencio por un momento, él la

estas mirando

muy hermosos, ¿ya

ecen bonitos mis ojos, o s

si voy apresurado, pero no puedo contener

ntrario, eres muy ha

¿qué quieres hacer? ¿damos una vuelta por el parqu

otel en la zona?

o muchos, recue

entamente la vista hacia la ventana del auto, analizando el panorama, aprec

ogedor, está algo retirado, podemo

nfío en tu bue

fue lanzada aquella flecha. Llegaron al lugar, el Motel se veía resplandeciente, con un toque al estilo parisino del siglo XX, en la entrada, el nombre estaba escrito en letras doradas, "Motel Limón Palace", un lugar favorable

e encaminan a tomar el ascensor, hasta la habit

hermos

, se sorprendieron de lo inmenso que era. Miraron por las ventanas, a lo lejos se veía parte de la ciudad, pa

me encanta, tiene u

s en el jacuzzi, Mati? -sugir

e paraíso. -Inquirió Fournier, asintiendo con su cabeza, mientras, toma

guna. Franco derecho como un santo, dejó que ella le quitara hasta la ropa interior, no se movió. Matilde le tomó su mano nuevamente, esta vez, la llevó hasta su cintura, se dio la vuel

y absolutamente todo musculo de Franco. Se deseaban, requerían experimentar el gozo del deleit

i, él de un lado y ella del otro, tocaban sus pies con cuidado, las caricias comenzaron tocando

lidad me deseas?

n dudas ni respuestas, amémonos sin medidas, donde nu

on todos los preámbulos, pena, y timidez, to

ito sentir tu piel, acariciar todo

do tomarla en sus brazos, comenzó a besarla con frenesí, sus manos y las de ella no dejaban espacios en sus cuerpos. El agrado, el amor, y ellos

seo, hasta el alma y con todo mi ser. -susur

nto, Mati, desde que te vi supe que eras la mujer per

, con pecho fuerte, musculoso, no paraba de besarlo y acariciarlo. La luz del sitio se encontraba muy tenue, apenas podía visualizar todo el entorno de la habitación. Franc

on sus brazos y tomaron aquel deli

s, ¡que dure

nte entre ellos dos, casi cómo amor a primera vista. Ambos se sumergen entre burbujas y caricias, ju

isión que he podido tomar en mi vida, a pesar que algunas decisiones

rdad, tuve mis dudas al ver como apareciste, pensé que me conocías de algún lugar o de la univ

ión desde lo que acababa de suceder, ambos estaban completamente

go con Matilde, ambos estaban más felices que nunca y la llama del amor estaba a flor de piel, se entendían a la perfección, di

de la familia, le contaba con frecuencia anécdotas de la niñez de su hijo, se divertían con las ocurrencias que tenía. Su padre, por otro lado, no conversaba mucho, sin embargo, con ella fu

que tienen en conocerse se encariñaron con inmediatez, no desean esperar mucho tiempo, pues, este se va más pronto de lo esperado. Franco, ya

Matilde, para contactar u

¿cómo estás?

tu voz, tan dulce y suave. Me encantas

cesito hablarte de algo impo

ras puedes hacerlo, si esto

añana? en la

espero entonces.

i, espérame a eso de la

estoy, car

corazón. -se despidió

damente el lugar. A pesar de todo está acostumbrado, lleva toda una vida haciendo lo mismo, y aparte de volverse una rutina para él, terminó gustándole y aceptando su manera de ganarse la vida. Su familia es muy corta, además de a sus padres, tiene una abuela que no ha visto desde hace muchísimo tiem

momento adecuado. Llevaba puesto un esmoquin completamente negro, que hacía juego con su aspecto general, olía excelente, su aroma se mezclaba con el del enorme ramo

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