Carpe dÃem vive el momento
adamente, su dÃa no empezó muy fácil que digamos, ni siquiera le dio tiempo
esorden que tiene aquà -musitó Ernesto entre pequeñas risas nerviosas, Franco sospe
ismos, con sus propias manos, gracias por el gesto. -dijo Franco al borde de salirse de sus cas
vecino mientras se alejaba lentamente con una caminata igual de e
llamara asÃ, pero, tenÃa muchas cosas en mente y pendientes para el dÃa, a
estaurante en la siguiente dirección, 25 Rue Mazarine, enseguida dobló la esquina y se dirigió al lugar dónde se en
r, asà era su rutina, no estuvo tan mal la jornada para él, y estaba decidido a poder hacer un par de carreras más y regresar a su casa. Yendo de regreso una mujer de cabello castaño, y deslumbrante,
recordaba a alguien, se le hacÃa familiar su rostro, su pelo, pero aún más, sus ojos. Los minutos pasaron mientras él estaba únicamente concentrado en quién tenÃa tanta similitud con a
cede algo? -dijo la seño
descuido de mi part
fumar en este auto? -preguntó ell
está prohibido, el humo d
-acotó ella con certeza, mientras lo
nunca la habÃa visto, menos llevarla en
o esto por aquÃ, me parece un poco alejado del centr
ted estará segura con
or un sexy labial rojo intenso, su vestido lucÃa fantástico, la mujer le llamó mucho la atención, F
er, gracias por su
uenas tarde
o que no he visto en nadie más» pensó el taxista, sumergido en su mente, repleta de recuerdos de cómo se reÃa, su perfecta mirada, que además de hermosa, es super detallista, se fija hasta en las más pequeñas cosas, poco perceptibles a simple vis
ue no habÃa dejado de pensar. Vio todas las notificaciones en su bandeja de entrada, eran las 6:00, ya debÃa ir marchando hacia su casa para cambiarse y prepara
sta que por fin oye la voz
a la tarde, extrañé hablar contigo -dijo esa última frase en un tono bajo, aver
lo recuerdo perfectamente, ya quiero verte -dijo
preparándome, ¿dónd
ame tu ubicación, iré a buscar
bÃa que Franco serÃa ese tipo de persona, gesto que hizo interesarse mucho más en ell
iera la hora, el tiempo se sentÃa una eternidad para los dos, inclusive, estaban m
ana. AhÃ, vio al atractivo moreno de semblante dominante e imponente, afuera de su carro, esta vez no era su taxi, sino un Renault Logan 2009 de una tonalidad grisácea platinada, se veÃa resplandeciente y pulcro incluso desde arriba. Le hiz
que cautivado con la belleza de Fournier, para él, no habÃa una palabra que describiera su hermosura, era mucho más que precio
el camino, rieron en exceso por las tonterÃas que contaban, al igual que cantaron variadas canciones jun
tar asustarse por ciertas escenas, no obstante, en algunos momentos tomaba inconscientemente la mano de su acompañante, Franco, apretándola de manera fuerte. En un momento, en el que todo el ambiente se iluminó por la pantalla, Mati y Dubois Cruzaron miradas, d