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Otoño Bajo La Nieve

Capítulo 3 Callar

Palabras:1784    |    Actualizado en: 15/02/2021

baja sacando a la mujer de su trance. “No sé quien sea, pero por favor no me haga daño.” Se secó levemente las lágrimas que no dejaban de caer por su

No pretendo hacerte daño, pero el que sufras

gociar. “¿A dónde me lleva?” Preguntó nuevamente. La da

gusta que las cosas se hagan a mi modo, puedes culpar a mi esposo por eso.” Dijo con una leve sonrisa. “Realmente la razón por la que vas conmigo es por

ojos, por esa razón le he mimado de forma exagerada, debes saber que mi esposo me lo advirtió…” Mientras la mujer hablaba de las bondades de aq

por un segundo buscando entender la expresión de la pequeña Mía. “Necesito que siente cabeza con una m

do, tal vez, que fuese toda una broma, que la

eces.” La mujer hizo una señal al conductor y este volvió

primera vez en mi vida hacer algo por mí? ´ imploró con sinceridad. Sentía incertidumbre, desdicha y desilusión; maldijo in

que hasta el hermoso día solead

tó en el asiento del auto y cerró los ojos para

despegue recordó las palabras del hombre mayor que conducía el auto de la señora elegante. “Señorita, sé que esto parece malo per en realidad es lo mejor para usted, por fa

tomó aire hasta que prácticamente sus

Observó por la ventanilla del avión la vista hermosa de la ciudad capital, esa que había imaginado solo en sus sueños más lejano

, esta vez un hombre más joven y de buen aspecto les recibió, a d

e un día soñó se tornaron grises, recordó lo muy infeliz que era al ver a una chica so

algo que te desagradara

n las nubes. Se repetía una y otra vez que Jesús no iba a escucharla. ´No sé en realidad por qué siempre te busco o te llamo, al f

omplejo habitacional muy hermoso, Mía descendió del auto con temor,

ada detalle del lugar, sin deseo alguno, solo con admiración. Pudo ver al final del corredor un

Recuerda que solo estás aquí de paso. Arréglate

Dijo la muchacha con voz dulce. Mía se sintió apenada por tanto formalismo. “Por favor, Lía, llámame Mía, sin formalismos.” Le indicó. Lía le sonrió con timidez y asintió. “En el arm

la señora Nebahar?” Con una sonrisa Lía le r

selo, sintió miedo todo el tiempo, ella realmente había conseguido intimidarla. Mía asintió con

sería más grande. Buscó en el armario el vestido azul, sin embargo, no lo halló, cuando se giró para darse por ven

nte llamativas en el cuello, sus mangas eran hasta la mitad del brazo y también tenían adornos de piedras en los dobl

ncia. Había lavado su cabello y lucía atractivo, lo había cortado antes de empezar su último trabajo. El vestido

tomarlos, por lo cual pellizcó levemente sus mejillas para darle color a su pálido rostro, sonrió

o la dama elegante abrió la puerta con una sonrisa, “Querida, ya llegaron, por favor, ven conmigo.” La mujer parecía verdaderamente alegre. Al ver su reacción Mía se puso de pie al instante y l

una chimenea de estilo moderno, uno de ellos era un hombre mayor, Mía de

presó la mujer, todos los

escándalo que han armado por ti.” Y se giró para caminar hacia el comedor. El rostro de Mía palideció al igual que el de todos los presentes. Ella siguió la silueta de aquel hombre sin poder todavía asi

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