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Otoño Bajo La Nieve

Capítulo 2 Llorar

Palabras:1223    |    Actualizado en: 13/02/2021

fáticamente una mentira, ambas pueden ser verdades implícitas. Cada persona cuenta su verdad

onas nadie las quería”, a medida que fui entendiendo es

ras de los labios caídas. Entonces, me dije que no podía permitirme llorar nunca, de lo contrario nadie me iba a querer. Por otro lado, mi madr

spital estaba cancelada completamente ella no pudo evitar sentir pena e incomodidad, s

a ventana de la habitación con las persianas recogidas, quiso acercarse para ver el paisaje, cuando llegó un

on una sonrisa tierna. - ¿Vas a a

ver por la ventana el paisaje. Dijo mi

tos reclinables de la habitación. Puso su bolso en una mesita a su derecha y con su mano izquierda tocó el asi

identificación, ¿sabes? La mujer

espondió

de repente a mi auto? ¿

de unos acosadores. Aunque respondió con firmeza nunca miró a los ojos de la mujer. Después de eso

ra edad, su piel era blanca como la nieve, , sus ojos eran de color verde, vacíos, simples, podrían hasta parecer insípidos.

ermosos anillos ubicados en el m

esa. – Se bien de donde eres, quien eres, tu vida… La mujer hizo una pausa y

temblaba. - ¿Qué quiere? Preguntó con dureza, a lo qu

ué quiere señora? Créame, no teng

a carcajada. – Sé perfectamente que no tienes nada bueno

ternura, la misma que tenía un semblante dulce, acababa de expresarse de esa forma.

que llevas. Le dijo mirándo

? Le preguntó

lsa que había abandonado en la mesita. – Por cierto, no me importa en lo absoluto lo que tengas para decir, si no quieres o no estás de acuerdo, no me interesa tu opinión.

cambió, y su pequeño cuerpo de 1,

itación dejando a Mía co

ón no pudo evitar pensar en los múltiples escenarios

pecto muy amigable, de inmediato lo sonrió. “Ya te vas, estarás muy bien, solo cui

anteriormente, sin embargo, intentó no

no pudo evitar preguntar a donde iban,

Le preguntó molesta en medio de sollozos, pero la mujer se mantuvo en si

yor salió para abrirle la puerta del auto a la dama, al mirar a Mía aquel hombre le sonrió con amabilidad. La mujer elegante ent

abilidad al hombre mayor. Cuando se hubo cerrado la p

co, estaba aterrada, miraba de reojo a la mujer eleg

ndió por fin su madre lloraba.

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