Otoño Bajo La Nieve
fáticamente una mentira, ambas pueden ser verdades implícitas. Cada persona cuenta su verdad
onas nadie las quería", a medida que fui entendiendo es
ras de los labios caídas. Entonces, me dije que no podía permitirme llorar nunca, de lo contrario nadie me iba a querer. Por otro lado, mi madr
spital estaba cancelada completamente ella no pudo evitar sentir pena e incomodidad, s
a ventana de la habitación con las persianas recogidas, quiso acercarse para ver el paisaje, cuando llegó un
on una sonrisa tierna. - ¿Vas a a
ría ver por la ventana el paisaje. Dijo
tos reclinables de la habitación. Puso su bolso en una mesita a su derecha y con su mano izquierda tocó el asi
identificación, ¿sabes? La mujer
espondió
de repente a mi auto? ¿
de unos acosadores. Aunque respondió con firmeza nunca miró a los ojos de la mujer. Después de eso
ra edad, su piel era blanca como la nieve, , sus ojos eran de color verde, vacíos, simples, podrían hasta parecer insípidos.
ermosos anillos ubicados en el m
sa. – Se bien de donde eres, quien eres, tu vida... La mujer hizo una pausa y
temblaba. - ¿Qué quiere? Preguntó con dureza, a lo qu
ué quiere señora? Créame, no teng
a carcajada. – Sé perfectamente que no tienes nada bueno
ternura, la misma que tenía un semblante dulce, acababa de expresarse de esa forma.
que llevas. Le dijo mirándo
? Le preguntó
lsa que había abandonado en la mesita. – Por cierto, no me importa en lo absoluto lo que tengas para decir, si no quieres o no estás de acuerdo, no me interesa tu opinión.
cambió, y su pequeño cuerpo de 1,
itación dejando a Mía co
ón no pudo evitar pensar en los múltiples escenarios
pecto muy amigable, de inmediato lo sonrió. "Ya te vas, estarás muy bien, solo cui
anteriormente, sin embargo, intentó no
no pudo evitar preguntar a donde iban,
Le preguntó molesta en medio de sollozos, pero la mujer se mantuvo en si
yor salió para abrirle la puerta del auto a la dama, al mirar a Mía aquel hombre le sonrió con amabilidad. La mujer elegante ent
abilidad al hombre mayor. Cuando se hubo cerrado la p
co, estaba aterrada, miraba de reojo a la mujer eleg
ndió por fin su madre lloraba.