Deseo de lusturia sucia
sa. De hecho, se complacía en hacerme enoj
de sus refutaciones bien
que elegir entre los dos y elegí la biblioteca. El trabajo de la biblioteca era sólo durante los semestres. No estaba ganando suficiente dinero y debido a que no mantuve mi promedio de 3.8 GPA, redujeron mi beca
dillada ante él,
con miedo,
ien, la gente me trataría de manera diferente. Se compadecerían de m
equipo político de Yale, al Yale Hera
o en todos los aspectos de mi vida, e
ntry Club, aproveché la oportunidad. Necesitaba dinero y de la cantidad qu
sé que es
surró Nathaniel, las comisuras de su boca se
te obvio que yo
i cuello, pero respiré ho
lanca. Todas las sirvientas debían usar una blusa blanca, una falda lápiz blanca que terminaba en la mitad del muslo y el cabello recogido en
taba que me silenciaran, sent
iel se curvó. "Como tu jefe, dudo
ó de golpe, con los
ina de limpiar mi hab
el interior de la boca mientras lo veí
ción, hab
ntro. Por supuesto que ten
aunque me matara servir de pie
nirnos en la entrada, todos vestidos con nuestra inmaculada ropa de trabajo. La Sra. Edward
trabajaba aquí era seleccionada. La mayoría de estas niñas también fueron admitidas en escuelas de la Ivy
en mis palmas. Yo nec
illa en alto. Me había tomado años aceptar mi estat
de las chicas retrocedió. Pronto me di cuenta después de cuatro días de estar a
o uno recibiría una bonificación y una r
e de Na
apellido de soltera, concentrándose en reconstruir el imperio de su familia y actualizar
o veranos. También hubo muchas entrevistas en las que habló sobre su participación en varias organizaciones benéficas. Algunos artículos hablaban de lo fría y o
e había apre
mi currículum m
l mejor. Necesit
laya con nostalgia. El sol me golpeaba la espalda, el sudor se acumulaba en mi frente. Me acerqué, metiendo las toallas
ez iba a reabrir e
untó Danielle, ar
mirada sucia. Sobre
el enrojecimiento pintando su
americanos'?" Me congelé y Mandy captó eso, son
sto porque habíamos dejado de avanzar. Todavía teníamos die
ipos allí? Mandy señaló hacia la pla
ena. James y Gabe estaban lanzando una pelota de fútbol entre ellos, sus sonrisas dem
nte, el ceño fruncido en su boca como si el sol lo molestara.