Una noche sin estrellas
Ãtu
que llené
e una pelÃcula, mi maquillaje estaba corrido, como si hubiera estado llorando, me sentÃa realmente asustada, y gemÃa en voz baja de la desesperación, escuché mucho ruido a mis alrededores pero no habÃa nadi
esp
Miré a mà alrededor, la habitación estaba vacÃa, me sorprendà al ver que las muchachas tenÃan toda su ropa y objetos en sus despensas, todo organizado. Me levanté sin
zo, muy ma
e no habÃa organizado sus cosas. Agarré mi celular y comencé a recriminarme, solo le habÃa dejado una nota a mi tÃa, a lo mejor cuando ya estu
fie y un recuerdo de todos los sitios a dond
lla me decÃa eso porque
uillaje y me coloqué el collar de búho dorado que me habÃa regalado
or las calles de Senda Otoño y los demás muchachos andaban con su grupo de amigos, por eso no me gustaba exactamente ser la nueva, no tenÃa mi grupo, aunque sinceramente nunca habÃa pertenecido a ningún grupo, era de esas chicas
rimente
ucÃa tentadora, querÃa salir.
tre el sabor, a medida que me acercaba a la tienda de yogurt del hotel que se llama: ü, me di cuenta de que mi gorro estaba al revés, asà que mientras le
quejé llevando la
sitar un nuevo paÃ
en seguida la voz de Letwin, era cul
omit
bes
me habÃa enterra
habÃa algo que cuando él estaba cerca todo se
a nariz -dije sintiéndo
pasa conti
anos estaban frias, alcé la vista hacia sus ojos grises, gran error, me quedé sin respiración, su
sueño, cál
te, querÃa q
der, mis hormonas estaba revueltas, pero habÃa algo aquà que hacia
jar de ser tan torpe –replicó-. Parece q
à el
abres –solté aun a
tante y ambos solt
hombre era
lvidaste
ambos s
ustarle a alguno de los dos, e
me vomitaste –comentó-
nca me habÃa gustado el yogurt, ¿Por qué querÃa comerlo?-.
o eran ganas de comer
a –sonrió alzando
e me estaba asechando y por primera vez desde hace mucho tiempo me sentà aterrada y atraida, como una mezcla toxica de peligro, su r
ias veces, es decir, no era la primera vez que imaginaba cosas mirando a alguien, pero
lviendo loca como l
aba q
tranquilizando
churros, y puedo acompañarte –me miró con desc
nzaba a
mada, debÃa de abandonar un poco mi imaginac
eda a apenas
n suéter negro que acentuaba perfectamente su musculatura, jeans y zapato
o estaba buceando p
circo? –pregunté, el frÃo crea
staba empapando con nieve y estaba
–OfrecÃ- mi chaque
seguidamente estiró sus labios en una sonrisa que m
hoyuelos e
iendome loca con chicos que pare
ica estirada, tan solo el gorro es de algodó
so –alcé una ceja
sus padres le consientan en todo, pase una navidad acogedora desenvolviendo los
solo su
el hospital para navidad, ella es neurocirujana, y en año nuevo siempre vamos a
a siempre terminaba
molesta si pregunto: có
Letwin, sab
a, mis padres habÃan llegado de viaje y yo les insistà que fueran, pero no tenÃan por qué ir, es decir me habÃa presentado como más de 100 veces en los a
er, la emoción que sentÃa, mi primer
a mientras ellos iban de v
me dio más seguridad, querÃa que estuvieran orgullosos de mà porque podÃa bailar mejor que las otras niñas de mi clase. Y entonces todo comenzó a temblar, a nosotros nos sacaron por la salida de emergen
o donde casi todos m
de un momento, de seguro intentaba sabe
mplen 4 años de su muerte
, murieron exactame
las bocinas de los carros, las voces de las demás
ije-, es decir pareces muy educado, y Letw
me miró verdaderame
bre?, estoy seguro
u
me ti
stro se tornara rojo cubriendo el sonroj
que eras un chico malo –hice una mueca
cruzábamos la calle cuando
. Vine aquà porque mi familia estaba relacionada con la mafia, mi abuelo era un capo que metieron pres
imaginándome a un niño travieso haciendo equilibrio montándose en grandes muros,
veÃa mucha
icaste
mà porque era su única familia, mi madre huyó y no sé qué pasó con ella. Después de que mataran a mi padre, no
nada que comer o que cuidara de él, sus grande
Lo importante es que sigues v
n algo de ironÃa-. ¿Qué me dices tu?, ¿tu tia te ma
io
ltima pregunta, yo no pensab
abuelo que tenÃa muchas inversiones –hice una mueca-, me dejaron una cuenta con ingresos estables
a a cada minuto y por el hecho de que mi tÃa se negaba rotundamente a que aportara para los gastos d
tu hogar? -dijo-, es decir, eres
tengo ingresos, quiero esforzarme por los mÃos propios, p
na como que tuviera todo organizado y nunca
lo indignada que me sentÃa porque pensara que era aburr
con ese gorro sorprendentemente tierno. Ahà noté que yo le llegaba
jo-, soy t
ra en mi mente, y so
l asiento de la profesora con pegamen
e el pegame
per
mento? -me interrum
r una expulsión, tan solo p
–frunció los labios juguetonamente haciendo que mi mirada cayera
éntr
à luego de un momento-, encuentro dive
ada e inevitablemen
dijo-, te has encontrado c
e muy graciosa, tanto
cle en el cabello de algún desconocido?, ¿met
de los otros dos-. Oh vaya, tu eres la virgen Maria en persona. E
¿a que se referÃa?, más que miedo, me d
equilibrio,
me, pero me pareció divertida. Él se volteó y miró la ti
se metÃa a la tienda, yo lo seguÃ
lo que me
es y objetos colgando haciéndola lucir chiquita y acogedora. De re
mie
ER
tió en un terror colectivo, percibà un olor a carbonizado, ¿de verdad el edificio se estaba quemando?, todos come
r sobre el alboroto. Letwin giró los ojos y me gui
los churros más grandes-, llénala con todo lo que quiera, tenemos dos minutos an
U
me agarró por el brazo y me arrastró hacia la puerta, a mis espaldas escuché a la policÃa junto a los bomberos llegar en sus au
como para recobrar el aliento- ¿Qué rayos fue eso?, oh, madre mÃa, acabam
un puente sobre el lago, apartó la nieve, tomó asiento cómodamente en el borde
resiones? –mis pies se movÃan nerviosos en cÃrculos, la adrena
nÃa que relajarme, me senté a su lado ex
almó virg
asà -gruñÃ-. S
se trata una ver
presé mi sarcasmo-,
iente como la adrenalina le recorre cada centÃmetro, su corazón palpita tan fuerte que sus senti
or (el que no se le habÃa ido la olla), me decÃa que e
lago de un modo tentativamente peligroso a caerme, mis pies se balanceaban libres, a diferenc
cosas que valgan la pena, es decir no atentamos contra la vida de alguien y no le robamos su
alizando lo que ha
a bandeja de las manos, yo me resistà avergonzada porque evidenteme, no pu
onaba en todas partes, contagiosa, avergonzánd
oy una delincuente –expliqué cuando la c
siento que te estoy corrompiendo de algún modo, es decir, ¿Dónde vive?, ¿en una burbuja don
–alcé una ceja algo avergonzada, es decir yo no me consideraba una
es una bas
l otro lado del puente, era imposible que encestara, el aire, la nieve y la
tr
tudiast
a que creà por un momento que me decÃa la verdad-. Es broma, abandoné
o y lo miré s
rapado una
minti
cho que tu mad
re lo asesinaran –dijo negando levemente con la cabeza-, no tenÃa para mi des
cabeza hacia el lado izquierdo c
minti
tu manera de expresarte es muy educada y c
en el circo la mayorÃa vienen de pueblos parecid
iéndome, lo
aso a mis miedos y a mi conciencia, estaba en Senda Otoño, querÃa ser genial, una chica con muchos amigos que no
otra travesura e
e ahuecó su hoyuelo, parecÃa peligroso, como
tar admirar su belleza
ucha Francia no te obligaré a esto, ¿bien?, eres una niña con demasia
la maldad que juzga quien es apto para hacer trav
da nuestra conversación, se levantó encestando
uno me habÃa dicho de Letwin y
sgado, necesita a alguien c
por no estar a su altura criminal?, no es que quisiera una relac
quieres una r
e conc
cuché sus pasos hasta que se colocó detrás de mà y cas
talón de algodón se hubiera pegado del pasa
te, sus ojos grises destellaban reflejos plateados, me que
s en mi?
rÃa confi
ltar la desconfianza que mis ojos re
a malvada que se convirtió en traviesa cuando me empujó por los hombros con sus dos enormes manos, busqué aguantarme de algo inexiste
del