EL PECADO DE SALMA NEVILLE
e sería el día, ya su novio tenía sus documentos y alguna ropa, ya quería encontrarse lejos de ahí, intentaba convence
libre, puedes salir de este lugar, es aburrido y lleno de restricciones, necesitas salir de ahí, hoy me
ola con curiosidad y temor- --¿qué pasaría si tú n
edad, ya cumplo veintiuno, ya mis padres no podrán hacer nada- Geraldine se mo
trante; en el fondo sentía envidia de Geraldine, se mostraba tan segura acerca de sí misma, de
que ella, y amaba con intensidad al joven que era su novio,
arás hoy?- le
lda negra debajo de las rodillas, blusa blanca y un chaleco color gris,no usaban maquillaje y llevaban recogido el cabello en una co
alma- ¿Qué tal si no aparece? - la muje
kins se acercó a las chicas que de pronto guardaron silencio- vamos Geraldine, es hora de ir por los víveres de la semana- tu Salma, termina tus labores y después tendrás que ir a tu conf
enas compras- la chica miro de manera significativa y cómplice a la joven
emos que hacer las compras- la chica siguió a la mujer, en unos minutos volvería a e
universidad, llevaba en su mano una mochila, en ella llevaba un cambio de ropa para su novia, en unos minutos, un amigo de ellos pasaría por ellos y los llevaría a la estación de autobuses más cercana, ahí en la nueva ciudad ini
Salvatore confesaba a las jóvenes, el hombre era alto, blanco, de cabel
ntaron-el hombre continuaba hablando ante la mirada atónita de Salma, la joven miraba los movimientos del hombre, un rayo cayó sobre su cuerpo y algo comenzó a mojar su entrepiern
vatore- hablo con educación la chica y trato de no respirar la loción del padre,
sobre los de ella, algo incorrecto, era una novicia, una jovencita a su lado, intento quitar esos pensamient
e, tenía que concentrarse, el hombre que tenía delante de ella era prohibido- ll
ó! Gritaba con todas sus fuerzas, Geraldine Wilson se fugó- Salma Neville se levantó
tiempo suspiro aliviado,los labios de Neville eran t
s que la huida de Geraldine l