Adiós, mi amor miserable
Elora resopló con frialdad. "Le enseñé cómo comportarse en esta familia. ¿Por qué no podía pedirle que me atendiera? En esta casa nunca hemos hospedado a gente vaga".
El tono de sus palabras irritó a Darren, quien enseguida respondió: "En esta casa hay sirvientas de sobra, ¿por qué tenías que poner a Claire a hacer esas cosas?".
"¿Y qué tiene de malo que hiciera algo para variar? ¿Quién se cree que es? ¿Acaso merece vivir una vida sin preocupaciones solo porque se casó contigo? Todo tiene un precio y ella no puede andar tan tranquila respaldada en nuestra fortuna como si nada".
Darren frunció el ceño al escucharla. "No deberías haberla tratado como a una criada".