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El secreto del Mafioso

Capítulo 5 5

Palabras:1106    |    Actualizado en: 18/11/2022

Laura?— Alanna pregunt

ientos veintitrés por ciento seguro—, respondí

sto, Laura? Quiero decir, Canadá está bastante lej

ondí mientras continua

edes huir de Na

la cremallera. Luego se dejó caer en la cama jun

ir de él—. Lanna declar

, voy a cambiar mi número. Te enviaré un mensaje de texto con el nuevo.

decidido a huir? No es más

es lo mejor que pu

qué?— Lanna

tipo es el epítome del peligro y, sin em

a. —¿Extraño cómo?— preguntó, ansios

llina...— le dije, luego queriendo darme una

r. La miré, pero ell

imas corrían por su rostro, hacie

nte lo que dije, no

.— Alanna

me había hecho sentir así antes—.

mer chico que te hizo sentir algo más que amistad o simplemente nada; y si me preguntas, es

o audible. Pero es pel

ue la vida pasará y te darás cuenta de que nunca hiciste nada divertido, nada aventurero, nada arriesgado. Y ahí es cuando t

ro ¿se sentía de la misma manera? O solo fui yo quien sintió hormigueo. ¿Qué pasaría si le diera una oportunidad a esto? ¿Cuál sería la garantía de que tendría un final feliz? ¿Y si N

mientos llenos de Nate. Estaba a punto de t

uélveme es

propio jefe—. Lanna dijo descara

ono y abrí la aplic

30 am en punto,

re. Sólo ocho palabras. Maldito sea ese hombre, iría como el infierno. ¡Decir ah! Lo bueno era que me iría en un

s sonriendo?—

n Canadá antes de las 5:30 am—, me eché a reír, —Oh , eso es rico. Lástima, estaría en Canadá, ex

rá es furia, Laura—. Lanna

ya es hora de que se dé cuenta de eso—. Respondí y me puse de pie. Agarré mi maleta y mi b

que tenga mi nuevo número allí. Y por favor, bajo ninguna

mensaje de texto, y no te preocupes, mi

al taxi y nos dirigimos al aeropuerto. Revisé mi teléfono y vi el mensaje de Nate devolviéndome la mirada. Por un segundo sentí

ndole que estaba en el aeropuerto esperando mi vuelo. Inmediatamente respondió diciéndome que estuviera a salvo y que me cuidara. Suspiré, las lágrimas nublaron mis visiones. Realmente iba a extr

seguro. Respiré aliviado cuando la voz de la mujer crujió a través del parlante llamando al p

ó que apagáramos nuestros teléfonos celulares. Saqué mi teléfono celular de mi bolso, lo

te, para

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