La culpa es del destino

ras a

mismo debería estar feliz, bien podría dar un vistazo a todo lo que he conseguido y fá

al final, conseguir retribuciones inferiores. Por primera vez mi nombre apareció en tabloides, en la prensa imprenta y en medios digitales. Mi ensayo alcanzó el primer puesto en ventas en trabajos literarios de este índole y en las últimas semanas se ha convertido en tema de discusión en muchos clubes de lect

t, un empresario convertido en político que un día amaneció con ganas de ser congresista. Y todo apunta a que está a punto de conseguirlo. Justamente hoy ganó las elecciones primarias de su partido político y de allí surgió la celebración. Durante los últimos meses, Dylan ha trabajado día y noche pa

o muchas cosas en muy poco tiempo: estabilidad y reconocimiento laboral en nuestr

de la ambición, dicen que se puede transformar en una enfermedad, una especie de deseo insaciable, como una adicción. Tal vez sea cier

n en una pequeña luz que se manifiesta en un punto exacto, con el ceño fruncido trato de adivinar qué es pero apenas muevo mi mano, me doy cuenta que es uno de los brillantes de mi brazalete. Así

r efecto— Dice Dylan quien todo este

r “No entiendo como hablan, escuchan música ¡y hasta cantan! es como si no se dieran cuenta que realmente es algo muy peligroso”, supongo que tiene razón. Sin embargo, yo ni siquiera manejo. Aprendí porque necesitaba mi licencia para co

vo la brillante idea de ofrecer solo pasabocas marinos y yo, lamentablemente, no consumo ningún tipo de pescado. También es cierto que pude haberme mantenido lejos del licor, pero soportar la o

estómago ruge. No cabe duda que nec

nada— Me dedica una mirada condescen

ideces, así yo no tendría que haber bebido

mi comentario y tratar de convencerme que sus amigos, jefes o como quiera llamarlos, no dicen

Pronuncia por lo bajo

brazo a torcer, es mejor erradicar el problema que me trae apegada al asiento, con un

nuestro vecindario. Dylan no puede disimular la predilección que tiene por este luga

do los coches. Apenas avanzamos dos pasos hacia los escalones de la entrada, me

está a punto de subir al coche —He ol

piezo a caminar hacia el coche, veo que una explosión surge de este