El sustituto

n, Vanessa y el señor Miller hici

mejor será que vayas a casa d

o tí

u custodia, así que yo daré la autorización para que te pue

. Como te dije anteriormente,

ón. Yo era el teniente coronel en aquel momento, así qu

po de su deuda, pero ya han pasado 18 años. Esa deuda

rme con otro hombre! No tengo nada en contra de

ustedes dos consuman su matrimonio. Solo tendrías que vivir con nosotros y d

menos 3 años. Después de eso, cada uno puede tomar su propio camino -explicó el señor Miller, tra

por amor, no sé si en el futuro será con un

enía una voz profunda y dominante. Era el único d

lo que toda la herencia sería suya al fallecer el abuelo, quien lo había criado

y el abuelo sentía que aquello le dolía a Leví, quien cada vez se volvía más solitario y gruñón. Por

No es necesario esto. Ya dije que no.

día que yo falte estés tan s

contraré a mi pareja, ya sea él o alguien más. Vamos a e

amos entonces. Ustedes pueden

nada, pero aquí tienes la tarjeta de presen

as -dijo el señor Miller, entregando la tarjeta a D

encaminadas por Gaspar, mientras Dylan

tió un fuerte golpe en el r

s golpeando ahora? -preguntó Dylan,

ectivo. No aprenderás que aquí la que manda soy yo. Mientras vivas bajo

s hacer lo que quieras conmigo, porque aún soy m

a persona con la que deseo pasar el resto de mi vida. Además, solo tengo 17 años y ni siquiera se me había

o veremos -dijo Vanessa, con una sonrisa sarcástica que hizo

quedaba a limpiar todo. Sus familiares le ordenaron que no

r Miller? Oh, ¿por qué te quiere casar con su nieto? ¿Cómo voy a saber yo por qué ese viejo desgraciado q

a interesado en él, ¡pero al parecer se interesó por mí! ¿Viste cómo me miraba? Si no fuera por su páni

ue no podía sacarse de la cabeza las palabras de su primo. ¿Sería verdad que el joven amo Miller se había interesado en Gaspar? D

ruel con él, burlándose de su apariencia, de su falta de popularidad y de su personalidad introvertida. Sie

realmente se había interesado en Gaspar en lugar de él. Dylan no tenía intención de c

n del bolsillo de su pantalón. La miró por un momento y luego la guardó en un cajón. No tenía intenci

burlas de su primo lo afectaran más. Estaba decidido a encontrar su propia felici