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El CEO y la chica que le rompió el corazón

Capítulo 4 Papacito

Palabras:1855    |    Actualizado en: 19/10/2022

, para convencerla de ir a una fiesta que tiene organizada en su casa, gracias a la ausencia de sus padres, qui

añeros de clase lo notaron, y cuando se supo su verdadero origen, todos los hijos de millonarios la rechazaron y excluyeron de sus actividades. Excepto Leti, quien vio en la ella algo especial; su mirada triste y aspecto de princesa maya, mucho más alta que la mayoría de su curso, de inmediato cautivó a la niña, que amaba leer mitología maya, brujería y paganismo; amaba lo distinto y sobresaliente y esa niña especial y silenciosa tenia que convertirse en su amiga. Así fue como ambas empezaron a frecuentarse en los recreos, a hacer los debere

e hablar, e irán muchos amigos guapísimos a ver si te decides por

que aún tengo unos deberes que terminar y n

el papacito de ese de Norton; y los deberes, amiga, los puedes hacer en la noche

le dice la joven mien

a luego fingir la voz más dulce

cuestan un chingón las matemáticas y, en cambio, Bea, es muy buena y

r contigo,_ la chica pone los ojos en blanco y recibe el teléfono

lo que pasó el fin de semana con tu papacito Chris, q

pleaños número diecisiete no se atrevía a contarlo a nadie; sería su secreto mejor guardado. Y por las noches pensaría en Christopher Norton tocand

ea intentaba disimular su emoción, pero desde muy niña, ese hombre con aspecto de actor de cine hacía agitar su corazón; además un par de veces se habían quedado a solas, y hasta ella le había cantado una vez, maravillándolo con su melodiosa voz, era para el único que lo había vuelto a hacer, porque generaba en ella una especie de seducción, que ella confundía con admiración y gratitud. Pero aquella tarde en la que Christopher se presentó con una camisa negra, jeans, zapatillas y su pelo rubio, se movía al viento bajo las aspas de s

ión se llevaba a algunos del cumpleaños, otros que vivían más cerca, llegaban a ser buscados en camioneta; finalmente solo quedaron Leti y Beatriz, quienes se acostaron juntas. Conversaron hasta dormirse, hasta que, a eso de las tres de la madrugada, llaman a Bea y esta se levanta silenciosamente, para llegar a reunirse con Christopher, quien, haciéndole una seña de sile

lla, solo por eso me debo haber confundido, ya que no conozco a ninguna otra mujer con ese nombre. Pero tú, Beatriz del Ángel, eres un

por sus pechos y sintió como su sexo se ponía como una roca de duro, hace años que no se sentía tan excitado; ella comenzó a jadear sintiendo su sexo húmedo que él se agachó a besar con delicadeza y placer, después con sus dedos la masturbó hasta

las amigas, todos gritaron de emoción, pues Bea rara vez iba esos encuentros de chicos ricos y desenfrenados. Así que la algarabía se debí

engo uno blanco Calvin Klein que le queda

nte tequila, y esta vez quiso probar marihuana,

ra lo que pasó en la n

he de mi cumpleaños, sabes

verdes y le pregunta: _ ¿Y la

en un instante, y n

ea? ¿Ese hombre hizo lago

onde ella

rgen o qué? R

rdad, solo me entregó un regalo que era

ué r

llar mu

a su despacho, te da un collar chingón de caro y te manda a

ora, y le dice que la histori

ayores, no hay nada de malo si es con tu consentimiento, ¿todo fue consentido amiga? _ la chica mueve la cabeza af

de las manos y se lanzan a la piscina, mien

alabras de su padre, y jamás las olvidaba; pero qué pensaría él, si supiera lo de su jefe, se le apret

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