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Diario de un guía blanco

Capítulo 3 Una nueva guerra

Palabras:1367    |    Actualizado en: 07/01/2021

pañeros de guerra, las heridas, las miradas de terror, trataba de hacerme el que no pasaba nada cuando estab

ste anoch

a todos los muertos y heridos en esa guerr

ral yo

un tono amargo, a el también

ara que ya no formes parte del ejército, estoy seguro que el aceptará ya que el m

vaste la vida al g

de mí por no querer aprender a disparar un arma, todos decían que yo sería el primero en morir por no saber defenderme, pero sabes, aquella vez no lo pensé, vi al general a punto de ser asesinado que solo

o me dejen dormir por las noches, estoy bien conmigo por haber salvado la vida de todos esos sol

chacho, ese es

madre y la abuela Annette, cuando los abuelos se r

dedicaste a mi que nunca tuviste tiempo para volver a salir conocer personas, me siento culpable ¿sabes? - am

algún día muero en batalla me gustaría sab

Entiendes?, No vuelvas a decir eso nunca más, falta que te enamores,

aja m

íamos superado lo que habíamos pasado, una nueva guerra inicio, nos mandaron a campo de batalla a ser frente en compañía de franceses, re

arazada, su hija Nancy estaba a días de nacer y el no quería morir en alguna guerra y dejar a sus dos más preciados teso

sin vida de rusos que al igual que yo buscaban personas vivas de nuestro mando para terminarlas de matar, el primer sobreviviente que encontré fue a Agnés una bomba había caído junto a el, había perdido las 2 piernas, pude limpiar su rostro lleno de sangre y de tierra, vendar sus piernas y llevarlo a cuestas a la camioneta que llevaba a heridos a la MASH, se sorprendieron de ver qué

ían soldados heridos por bala, yo seguía ahí acarreando soldados de gravedad, sin brazos, sin piernas, quemados, empezando el crepúsculo llegaron 2 soldados que había mand

do a todos ellos

que ve que si hay heridos me

las camionetas para llevarse a los heridos, mientras llegaban sal

o derecha, - -John, John tranquilo te inyectarme un poco de morfina, tranquil

creo

levaré a las camioneta

nos dejarí

e soy un terco y nunca me iría sin confir

acia

risco de un cerrito, los soldados que habían ido por mi habían puesto una camilla para poder bajar a los heridos más rápido, los rusos se acercaban

oco! Tu e

ueras aquí Leo, eres m

jar que tu hija crezca sin un padre, sin más que decir l

e ser yo el que te salvará a ti

mi ahijada de mi

a granada para acabar con ellos, lo último que recuerdo es

s que quedaban, otros ayudaron a bajar a John, le

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