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La Jefa

Capítulo 2 El permiso

Palabras:1509    |    Actualizado en: 08/09/2022

erpo activando su mecanismo de defensa por el estupor. Sin embargo, con un semblante inexpresivo, se acomodó en su silla y volvió a su postura normal. Se recogió la mang

, que se hallaban, de manera ordenada, sobre la mesa. Levantó el auricular con sutileza y

directora —dijo una voz femenina

a, pero había decidido a mudarse a su país actual, donde se había convertido en la fundadora, dueña, di

e, para terminar la llamada. Se acomodó un mec

ed un momento? —comentó una linda muc

y empleada, en la que solo dialogaban sobre asuntos laborales. Llevaba puesto un vestido negro y tacones

tia, con seriedad. Se quitó las gafas con lentitud y clase, m

festando su puesto en la cadena de mandos empresarial. Dudó en sí debía decirlo, pero era urgente

on pesadez, al hacer un pequeño movimiento, que la hizo sentir más el vibrador en su intimidad. Su entrepierna le rascaba y quería tocarse con sus dedos. Debía te

te de ceremonia de bodas —dijo Hestia, con antipatía

sas absurdas cursilerías; no se necesitaba un anillo de compromiso en la mano izquierda y otro en el anular derecho, para ir a la cama y disfrutar del mayor placer de la carne. La intimidad, solo era para desbordarse de las sensaciones y no se necesitaba que de

Se acercó con temor al escritorio de madera pulida de

apel. Así que, era obvio que tenía que contarle otro asunto. Si no fuera por el consolador, que había introducido en su entrepierna, hubiera gastado todo el tiempo del mundo. Sin embargo, nada más deseaba que se largara con prontitud y la dejara gozar de su corta liberación del estrés y el aburrimiento. Aunque, ya ni

Estaba conteniendo sus inmensas ganas de ech

r. Se encogió de hombros al finalizar su confesión. En las cuatro ocasiones pasadas, todavía no trabajaba para Hestia y así, en otros lugares, había construido una exce

tal solicitud. En su corporación no había atajos, ni

to de recursos humanos, no conmigo

ran en aprobarlo, porque todavía no estamos a la mitad de los treinta d

monio, y sobre todo, porque quería que se marchara, para poder concluir su lascivo momento. Así que, hoy era el

nalizar el grabado de su nombre

ora Hestia. Usted es

por encima del hombro, como si fuera escoria. Esa mujer arrogante era una arpía, en que las pocas veces que hablaba, destilaba veneno, similar a una cascabel real. Agradecía que ya pronto entraría a la vejez y tendría que caminar con un bastón. Entonces rio en silencio, ante su pensamiento; insultar y hace chistes de su horrible jefa, era lo más rescatable de su trabajo. Al principio, no había pasado nada co

e mes, estúpida. —Moldeó una macabra sonrisa. Sabía que su jefa no iría a su boda y que pasaba más ocupado en otras cosas, que en averiguar la autorización de una de sus trabajadoras; por lo que había decidido obtener un permiso veloz, con la ayuda de una practicada actuación. Quizás, en otra realidad, era una estrella de Hol

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1 Capítulo 1 Prefacio: El timbre2 Capítulo 2 El permiso 3 Capítulo 3 El consolador4 Capítulo 4 Encuentro destinado5 Capítulo 5 La revelación6 Capítulo 6 Persuación divina7 Capítulo 7 Insinuación perspicaz8 Capítulo 8 Proposición indecente9 Capítulo 9 Convicción de acero10 Capítulo 10 Estrategia, fuego y destrucción11 Capítulo 11 Segundo encuentro12 Capítulo 12 Tenemos un trato13 Capítulo 13 Jaque al héroe14 Capítulo 14 El sexting15 Capítulo 15 Nuestro secreto16 Capítulo 16 Primer juego17 Capítulo 17 La recámara18 Capítulo 18 Llamada nocturna19 Capítulo 19 Truco de magia20 Capítulo 20 Strip dance21 Capítulo 21 To squirt22 Capítulo 22 La ambrosía23 Capítulo 23 Trajes, fustas y collares24 Capítulo 24 Lecciones íntimas25 Capítulo 25 La libido26 Capítulo 26 Un cuento de hadas27 Capítulo 27 La frenesí de la diosa28 Capítulo 28 Punto máximo29 Capítulo 29 Desborde de agua30 Capítulo 30 Fiesta de antifaces31 Capítulo 31 Las réplicas32 Capítulo 32 Capturar a la diosa33 Capítulo 33 El despertar34 Capítulo 34 Yo soy insaciable35 Capítulo 35 Propuesta laboral36 Capítulo 36 El nuevo asistente37 Capítulo 37 Dulces mentiras38 Capítulo 38 La bienvenida39 Capítulo 39 Cara a cara40 Capítulo 40 Peligrosa recompensa41 Capítulo 41 Recuerdos y pensamientos42 Capítulo 42 Rocío de miel43 Capítulo 43 La invitada44 Capítulo 44 Gustos perversos45 Capítulo 45 Enloquecedora avalancha46 Capítulo 46 Lascivia en la oficina47 Capítulo 47 Lo que usted mande48 Capítulo 48 Preparativos de la boda49 Capítulo 49 La tentación del héroe50 Capítulo 50 Una pareja verdadera51 Capítulo 51 Antes del final52 Capítulo 52 Despedida de soltero53 Capítulo 53 Desenfreno carnal54 Capítulo 54 Érase una vez un matrimonio55 Capítulo 55 Interrupción magistral56 Capítulo 56 El apocalipsis de Vesta57 Capítulo 57 El pasado58 Capítulo 58 Divino caos59 Capítulo 59 Batalla en la catedral60 Capítulo 60 La última cena61 Capítulo 61 Échec et mat 62 Capítulo 62 El plan63 Capítulo 63 Desde otra perspectiva64 Capítulo 64 La pared de espejo65 Capítulo 65 El testimonio de Lacey66 Capítulo 66 La confesión67 Capítulo 67 Diosa soberbia68 Capítulo 68 La resolución69 Capítulo 69 El deber del héroe70 Capítulo 70 Un mismo pecado71 Capítulo 71 La distancia entre nosotros72 Capítulo 72 La confirmación73 Capítulo 73 La mujer rubia74 Capítulo 74 La archienemiga75 Capítulo 75 La superación76 Capítulo 76 La decisión de la divinidad77 Capítulo 77 Expresiones del cariño78 Capítulo 78 La prueba de la diosa rubia79 Capítulo 79 El evento de máscaras80 Capítulo 80 La declaración de la diosa81 Capítulo 81 El castigo del héroe82 Capítulo 82 El desenlace83 Capítulo 83 Epílogo: La Jefa