Los Demonios de Hades
es
l que acababa de caminar hacÃa una trampa, tentado por la carnada. Andrew ladeo la cabeza,
a contra la pared. Justo frente a nosotros habÃa un grupo de personas que brindaban con champaña y hablaban animadamente, lo que hacÃa aquello todavÃa más excitante. La cabeza me daba vueltas como
té justo cuando sus ojos se posaron en mis temblorosos mu
olvió, su rostro estaba pegado al mÃo, nuestras narices casi se rozaban. Pensé que me besarÃa cua
rte que logró que unas cuantas gotas de s
ieres que me detenga? -Negué cuando sus dedos rozaron ligeramente el costado de mis muslos. -Exacto. -Ronroneo, su lengua se deslizo
o? -Mi voz se escuc
Dámelo todo y te daré todo lo que pidas. -Un suspiro escapó de
so... -Jadeaba an
urvaron en una
omo esas tormentas que rompen en las tarde
rdenar mis ideas. No estaba completamente segura de lo que me hablaba, ¿acaso le causaba placer el dolor de los demás? Era eso.
o era lo que me atraÃa hacia él de forma casi compulsiva. Aunque justo en ese momento me parecÃa di
labios, aun sentÃa el sabor ligera
del vestido, lo miré con los ojos abiertos, él
al camarero, que le hizo una señ
omé un largo trago para ahogar un gemido porque me encontré con la mirada de uno de los ocup
do. Apreté tanto el vaso que creà que estallarÃa
ita. -Sus dedos rasgaron co
y supliqué que no se
eron de dentro hacia afuera, acariciaron mis pliegues húmedos, reali
hacia nue
las piernas tanto como el vestido me lo permitÃa. Me tomé de la mesa, mo
sotros. -Lamento interrumpir. Soy Ben. -Le ext
evolviéndole el gesto con su man
go lo estaba disfrutando de tantas
asû. Me mordà el labio inferior hasta ha
la nuca incómodo. -Estaba sola en medio de la gente, parecÃ
para apartarlo. No pude, penetro mi
ntras me estimulaba casi de forma furiosa al sen
era cerrar los ojos y echar la cabeza hacia atrás lanzando gemidos de placer. -Como sea, no querÃa interrumpir,
ación liberadora, que eclipsaba todo el resto. Me estremecÃ, temblando bajo su tacto. Las sacudidas fueron menguando lentamente hasta que solo quedó una sua
quiera era consiente de que los
ertido, con una sonr
ives allÃ. -No apartó la mano, continu
hablado o de qué. Solo sabÃa
que logré decir c
jeta en la mano. -BenjamÃn Hughes. ¿De i
errumpiendo. -Alzó la mano a modo de saludo antes de meterlas en los bolsillos de sus vaqueros. -Fue un gusto, espero e
r a Andrew furiosa, querÃ
completamente expuesta, como si estuviese desnuda fre
dientes c
a, demostré mi punto y creo que lo disfrutaste. -Me tomó del mentón. -No estás preparada para las ligas mayores. No soy el hombre que le
erior comenzó a temblarme descontrolad
ntarme y cruzar sobre sus pierna
so por salir. Atravesé el local repleto de gente intentando tomar ai
estaba cerca del guardarropa y t
marga. DebÃa de ser una put@ broma. -Lo que hice fue por tu bien, cuando veas esto en per
ellón. -Eres una mierd@, me humillaste. Nunca, nunca te lo voy a
ue no me siguiese. Busqué con la mirada la salida más próxima y vi la puerta de madera qu
rque estaba segura de que una vez que me marchase de allà nunca m
no me extrañaba en lo absoluto. Casi habÃa alcanzado la salida qu
so. -¡Allesia, detente por favor! No quiero que
l. TenÃa el rostro empapado, lo que era una s
gunté sin moverme de donde estaba. -¿Te
la mand
uerÃas jugar, ace
r y podÃa enojarme, tenÃa todo el derecho porque aun sin reglas, nunca mencionó que se trataba de
sino porque querÃa estar contigo. -Sacudà la cabeza, al darme cuenta de lo
a basado en una idea errónea formada en base a
fundido dando un paso hacia mÃ, yo di un
cabeza f
a mÃ, no a mi rostro o mi cuerpo. No sé, solo pensé que eras diferente. -Comencé a llorar
reció tan vulnerable que sin saber que era lo que estaba haciendo camin
clavaron e
querÃamos lo mismo. Si sientes algo más, no puedo, debes irte, porque... -Levantó la mano para a
forma hizo que todo lo ocurrido se volviese difuso: la ra
os labios casi se tocaron y cerré los ojos, no querÃa encontrarme con
e me desmoronaba, ya sabÃa la respue
mo si lo que iba a decir le q
o siento. -Musito bajit
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