Los Demonios de Hades
es
ño a
que solo había visto una vez en mi vida, ni siquiera podía definir exactamente qu
ro ahora estaba en la puerta de un Pub, sola, esperando que aquella co
no lo hizo. Eso me debería haber desalentado. Sin embargo allí estaba, esperando para dejar mi abrigo, apretando con fuerza la te
s, bailamos y me reí como nunca antes lo había hecho con ningún hombre. Nunca nadie me escuchó o me vio como él. No me mirab
n más allá, quería todo. Me importaba poco que fuese un caballero, porque su cercanía bastaba para sentir esas cosquillas en el estómag
sonriéndome de una forma tan bonita que me entraron ganas de llorar.
frutando de su cercanía, concentrándome en la tibieza que desprendía su piel, esperando ese contacto que tanto ansiaba. No pasó, se limitó a dejarme un beso suave en
a mie
e para obtener su rechazo. Entonces Popys me dijo lo que ocurría, Andrew estaba enamorado de mi hermana o
do por ella. Era extraño, porque había crecido escuchando lo guapa que era, lo perfecta que era mi
como esas muñecas de bronceado perfecto que d
sus amigos. Yo debía hacerme faciales, comer ensaladas y no atreverme a descuidar una manicura perfecta. Todo el tie
cil, me recordaban que invertían mucho en mí, porque papá siempre se estaba metiendo en líos, por lo q
la parte superior del estante, vacía y sola observand
me enseñaban a caminar con la espalda erguida, a tener la son
tencia a personas sin recursos que solo los ricos podían recibir, cuanto esperaba salvar vidas haciendo justicia. Hablaba con tanta pasión agitando los brazos, saltándose cada norma que dictaba la etiqueta sin culpa, que me parecí
e había mirad
ba distraída, pero nunca nadie me había mirado como él lo hacía cuando ella hablaba. De hecho ni siquiera me escuchaban cuando hablaba.
, pero nunca para ser vista realmente, ni menos oída. Porque Allesia nunca tenía nada interesante que decir,
chistes por muy malos que fuesen. Fue el único que no me hizo sentir
a algo realmente y por eso estaba allí esa noche, en una ciudad que no conocía, esperando que aquello
e lista me vi tan bien como siempre. Era común para mí despertar miradas de hombres y mujeres, pero eso no me hacía sentir segura, todo lo contrario. Comer un trozo
ntraban constantemente
mi hermana y yo estaba orillándolo como también hice en el pasado con Gregor que tambié
que alguien me amase, rota, incapaz de discernir cual
o y una camisa color marfil, que se ajustaba perfectamente a sus fuertes brazos, se había quitado la corbata, abriendo el primer botón para parecer c
más me gustaba de él, era sus ojos, puede que fuese que el color gris azulado me recordaba al cielo en invierno, con pequeñas motas negras y doradas rodea
jo por completo cuando mis ojos lo recorrieron. Puede que fuese mi mirada ardiente o la fuerza impetuosa de mis
aban bailando, entre ellos un chico rubio, bastante guapo
ente, con cautela esper
, mientras observaba a Andrew erguirse j
de inmediato. Me fije en que tenía una sonri
vieses perdida o buscando a alguien. -"Perdida", me había descripto perfectamente. - En fin, les dije a mis amigos que vendría a echarte una mano, ellos estaban seguros de que ni s
la mano y la tomó pa
anos como si estuviese intentando entrar en mi mente. -También te gustaría pasar una
pero estaba buscando a un
ecesitas un guía para conocer la ciudad. -Sus labios casi rozaban mi oreja y miré de sosl
me fue a
llorar. -Debo irme, muchas gracias por todo, pero tengo que irme. -Alguien que pasaba por detrás me empuj
o izquierda, mientras que con su mano derecha me quitaba el cabello de la cara
por detrás, ni siquiera tuve que darme la vuelta para saber de quién eran esas manos fuertes que me apretaban pos
ta Bianco? -Ronroneo a
cerca me hizo trastabillar nuevamente, por lo que
ntra el mío. -Estoy bien, es solo que quiero que bailes conmigo. Te estaba b
y todo se volvió borroso a mi alrededor. La músic
de mi columna. Me quedé muy quieta, cerré los ojos disfrutando del toque de las yemas de sus dedos sobre la piel desnuda de mi espald
sosteniendo la respiración cuand
temblar cuando se detuvo, ni siquiera po
uien forzara las cosas, necesitaba guardar algo de mi dignidad, dejar de ser el tapete de cada hom
spalda y sus dedos moviendo mi cabello con suavidad hasta dejar mi cuello descubierto. Sus lab
por mis muslos, tomando el borde del vestido para subirlo un poco, solo un poc
curva de mi cuello. -Ahora no estoy seguro de poder detenerme. -Contuve el aliento, sintiendo como la sangre hervía en mi i
liva, su erección chocó contra mi espalda y lo sent
, donde yo quiera...-Dije en un hilo de voz antes de
ulgar para trazar la curva de mi labio, mientr
e perdería completamente en el camino, si es que eso