El deseo del millonario
da “El
ra, caminaron por el sendero de piedra lisa que lo llevaría hasta la puerta principal de la haci
ducada pero estos dos hombres c
? —preguntó uno d
Algún problema? ¿Por qué n
nemos órdenes de no
su celular y marcó a su madre. —He llegado y no me dejan entrar. —Escuchó a su madre decirle algo—Espero. —luego colgó, mo
ras condolencias, puede pasar lo están esperando en la sala principal del ala este. —Emiliano no dijo nada, solo siguió caminando por un
l llegar al marco de la entrada a la sala principal, su madre se dio cuenta de su llegada, estaba sen
la, el olor que siempre recordaba Emiliano a su madre. Fue un abrazo que duró minutos, ella lloró contra su pecho humedeciéndola por las lágrimas
dos hijos de…? —Después será el entierro en nuestro panteón privado dentro de la hacienda. —se separó doña María para verlo, sonrió débilmente, tomó con su dos manos el rostro de su hijo meno
escuchó una voz masculina y burlona a espalda de Emiliano, miró a su
tus odiosos comentarios. Tu padre los am
era cara, —Sebastian le dio un recorrido a Emiliano de pies a
ero que tiró tu padre en ti y en Leo para que estudiaran cómo debía? No, no lo recuerdas, solo recuerdas lo
ita” siempre defend
rimera vez en muchos años que lo escuchó así. —Y deja de molestar con algo que solo ustedes dos imaginaban, —presionó Emil
do de Sebastian, puso sus manos en la cintura y miró a Emiliano. —Vaya, vaya, lo que hace no tener
n pisar esta hacienda, sin verlos, ¿Qué diría su padre al verlos tratarlo así? —Emiliano se
a, madre. Nunca he esperado na
—Fue sarcástico Leonardo— ¿No quieres recordar vie
n a Emiliano! —el rostro de la mujer estaba enrojecido de la ira. —Y se me desaparecen de mi vista, ya tengo bastante con lo que está pasando para que se porten tan infantiles a esta edad cuando ya están peludos. —Sebastian tenía cuarenta y tres años (veintioch
s se retiraron lanzándole
ismos de hace quince años atrás
s de alcohol, estaba viendo que Leo no lo volvieran a encerrar, despilfarraron mucho dinero los últimos años…—doña María se estaba sentando en uno de los sillones y le señaló un lugar a su hijo para que
llama Ryan y no lo notarás s