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Deuda Heredada.

Deuda Heredada.

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Capítulo 1 ¡Seis mil!

Palabras:2531    |    Actualizado en: 25/07/2022

sucias botas en lugar de enfrentarse al hombre

e apartó del auto y se acerco para

lgo que le faltaba a Emma y tambien la pistola metida en la cintura de sus pantalones. La

S

llos se reducía rápidamente. Se detuvo cuando ella

y se necesitó todo su coraje para no encogerse c

tu preciosa hermanita como compensación. Hasta ahora, he cu

si

rededor de su mandíbula. Las lágrimas llegaron a sus ojos y fueron rápidamente alej

en el rostro de ella. Sus ojos fríos y marrones la fulminaron. La mayoría lo habría considerado guapo,

nero, o algo

e de calor y frío. Ella le agarró la muñeca por reflejo, pero ésta se deslizó sin esf

por f

pretó hasta el punto de p

do lo que tendrás... es mío, y no hay

tendió a lo largo de ella

al mismo tiempo le impedía a sus dedos insistentes no pasaran el mate

boca, oscura y hambrienta—. Y asegúrate de que es

ocedió tambaleándose

a bola apretada que le hizo querer hacer lo mismo

suceder, —giró sobre sus talones y volvió

alió en un suspiro de asfixia—. No pued

Maybach, Alfredo se giró. —Ese es tu problema, perra. —Abri

jaron, amenazando con hundirla. Pero no pudo. Tenía trabajo y no podía entrar oliendo a vómito y sud

¡Lleg

da de Emma se dirigió al

si

aridad, —dijo—. No te van

ía llegado tarde ni un solo día en dos años y que sólo eran c

día por tu puesto? —Clara su jefa, continuó con

achar la cabeza y correr detrás del mostrador. Sus zapatillas usadas chirriaban contra el sucio linóleo en su prisa por aleja

staba unido a una hoja de metal manchada que terminaba bajo la ventana de la comida para llevar. Este era uno de los dos trabajos que hacía durante la semana. Sin embargo, no impo

chicas querían cuando su vida era perfecta. Había tenido una madre y un padre y una irritante hermanita. En ese entonces, ella nunca tuvo que preocupar

masiado avanzado. Se había apoderado de su cuerpo aparentemente de la noche a la mañana. Apenas dur

tiempo no estaban en ninguna parte. Su padre se ahogó en whisky, renunció a su trabajo y malgastó su dinero en caballos. Los cheques de la escuela rebotaron. El banco empezó a llamar tres veces al día. Los gabinetes tenían más telarañas que comida y ella tenía una

vida y alguien t

rentó a la bestia gigante de un hombre que tiraba anillos de cebolla grasienta de l

al, Larry se volvió hacia ella. —Todavía e

anto de mi paga de

do trabajando aquí durante dos años. Siempre soy

o? —murmuró con u

zo una

n. Me encontré con al

ros de cebolla en una cesta cubi

acia otro lado, para no mover

ry casi se salen de sus ó

asta el último centavo!, —

nios necesitas

—ella med

ero, —Larry respondió—. ¿Está

¿qué tal

ró—. Ponte

se giró sobre sus talones

de la crème del lujo y estaba sit

al y bancos de madera. Su casillero estaba escondido en la esquina izquierda, lejos de las duchas, la puerta y los baños. En

La grasa y el sudor que le quedaban de su turno de seis horas en la cafetería, se filtraron por la cerradura mientras busc

mientras se quitaba los zapatos y buscaba con su mano libre el uniforme de mucama. El simple conjunto gris y blanco fue un c

agujero desde el dobladillo hasta la garganta. Ella se sacudió el polvo con una mano a lo largo

fraternidad, los ricos y sórdidos imbéciles que se divertían mucho con los dólares de sus padres y pensaban que eran dueños del maldito mundo que ella no podía soportar. Al comprobar las habitaciones desde su portapapeles, agarró su carrito y se apresuró a bajar po

esperadamente cuando el elevador

ojos nunca se desviaron de los núm

te vas?

os marrón dorado y ojos verdes brillantes. Prácticamente todavía

—resp

lo que había usado. Vació la basura, tiró la ropa en el conducto y devolvió su carrito al encargado del almacén, quien apenas

s la pri

uno de los servidores al pasa

oche y normalmente no volvía hasta las seis de la mañana. Si no lo atrapaba antes de

ndo y resoplando

ta y se inclinó—. Nec

Marcos, sin mirar ni una

asos más en el cuarto de ocho por ocho consumido principalmen

la nómina

cesitan tu v

rapada por un par de afilados y oscuros ojos

pensó miserablemente

a emer

cerraron cautelos

n la cantidad alta y trabajar su ca

ien

hizo una m

chillaron cuando se lanzó hacia atrás—. ¿Para

a emergencia o no

re su cara regordeta—. No. Absolutamente no. No voy a

e sido una empleada modelo. Siempre soy puntual. Termino mi trabajo. Nunca

iendo la cabeza d

haría, sino porque la nómina nunca estará

¿qué tal

o máximo que puedo

ntos d

z incluso cuando el miedo se enroscaba en su pecho. Sintió el impu

ía, ni para apaciguar ha Alfredo cuando llamara a la puerta. Pero tal

ura de que no era normal y todo lo que quería hacer era acurrucarse y dormir. En vez de eso, entró tambaleándose en el baño, con cuidado de no hacer mucho ruido mientras se encerraba dentro. Las ojeras debajo de sus ojos verdes tenían bolsas

e la mañana cuando cayó

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1 Capítulo 1 ¡Seis mil!2 Capítulo 2 No hay más tiempo3 Capítulo 3 Hacer lo impensable 4 Capítulo 4 Hacer lo impensable (2)5 Capítulo 5 Llevate a la chica.6 Capítulo 6 Llevate a la chica (2)7 Capítulo 7 Me quedare.8 Capítulo 8 Me quedare 2 (contenido adulto)9 Capítulo 9 Poseerla (contenido explicito)10 Capítulo 10 Poseerla 2 (contenido explicito)11 Capítulo 11 Poseerla 3 (contendio explicito)12 Capítulo 12 Poseerla (contenido explicito)13 Capítulo 13 Vistete.14 Capítulo 14 Tomar el autobus.15 Capítulo 15 Llevarla a casa.16 Capítulo 16 No quiero tu dinero.17 Capítulo 17 No quiero tu dinero (segunda parte)18 Capítulo 18 La pesadilla vuelve.19 Capítulo 19 QUIERO QUE HAGAS ALGO POR MI.20 Capítulo 20 Que estas haciendo aqui 21 Capítulo 21 Que estas haciendo aqui (parte 2)22 Capítulo 22 Contrato de consentimiento.23 Capítulo 23 Contrato de consentimiento (parte dos)24 Capítulo 24 Amenaza25 Capítulo 25 ¿Quien te hizo eso 26 Capítulo 26 Ella es mía 27 Capítulo 27 No debes preocuparte.28 Capítulo 28 No debes preocuparte (parte dos)29 Capítulo 29 Ten cuidado con él 30 Capítulo 30 No permitiría que sufrieras31 Capítulo 31 Te quiero a ti32 Capítulo 32 Mis condiciones 33 Capítulo 33 Vete a casa34 Capítulo 34 Fuiste tú.35 Capítulo 35 El hotel es suyo señor 36 Capítulo 36 La salvarás a ella.37 Capítulo 37 Contrato de fusión 38 Capítulo 38 Seducción 39 Capítulo 39 Primer día en el nuevo trabajo 40 Capítulo 40 Llévame a la cama.41 Capítulo 41 Jardín 42 Capítulo 42 Nos escucharon 43 Capítulo 43 Octubre llegó.44 Capítulo 44 Halloween 45 Capítulo 45 Juegos 46 Capítulo 46 La 47 Capítulo 47 Huéspedes.48 Capítulo 48 Preocupación.49 Capítulo 49 Voy a ayudarte a salir.50 Capítulo 50 Oscuridad.51 Capítulo 51 Recuperarse52 Capítulo 52 Lárgate de mi casa.53 Capítulo 53 Reevalúe 54 Capítulo 54 Acompáñame al club.55 Capítulo 55 Conociendo a Viola.56 Capítulo 56 Que solo te vea a tí.57 Capítulo 57 Rapidito 58 Capítulo 58 Te amo.59 Capítulo 59 Conservatorio.60 Capítulo 60 Cena romántica 61 Capítulo 61 Paint ball62 Capítulo 62 Fin del acuerdo63 Capítulo 63 Lo siento si te enamoraste de mi.64 Capítulo 64 Oscuridad.65 Capítulo 65 Soy la hermana de Mateo.66 Capítulo 66 Esperando el momento.67 Capítulo 67 ¿Dónde está mi hermana 68 Capítulo 68 La tienen.69 Capítulo 69 No eres una luchadora.70 Capítulo 70 Segundo video.71 Capítulo 71 La lista.72 Capítulo 72 Confesar.73 Capítulo 73 Secreto oculto.74 Capítulo 74 Refuerzos 75 Capítulo 75 Tercer video.76 Capítulo 76 Una buena pelea 77 Capítulo 77 Rescate.78 Capítulo 78 No le des lo que quieren.79 Capítulo 79 Policías.80 Capítulo 80 Despedida 81 Capítulo 81 Extrañandola82 Capítulo 82 Volverla a ver.83 Capítulo 83 Te necesito.84 Capítulo 84 Epílogo 85 Capítulo 85 Epílogo 2