Mi Hermosa Mamá y Su Pretendiente Misterioso
Autor: Gabbi Galt
GéneroRomance
Mi Hermosa Mamá y Su Pretendiente Misterioso
Cuando notó que el hombre se detuvo de forma abrupta, su asistente se acercó inmediatamente y le preguntó con preocupación: "Señor Moran, ¿hay algún problema?".
Maurice miró hacia otro lado frunciendo el ceño y siguió caminando sin responder.
Quizás como su mente estaba inestable en ese momento, esa fue la razón por la que pensó que la mujer con la que se encontró le resultaba conocida.
Cuando el sol se ocultó y cayó la noche, el Club Imperial Golden se llenó de gente y cobró vida.
Un auto Maybach se detuvo lentamente en la puerta principal del lugar. Maurice salió del vehículo y entró de inmediato.
"Bueno, esta es la primera vez que ocurre: llegas diez minutos tarde". De pie en el centro del pasillo de la recepción, estaba Wyatt jugando con un anillo en su dedo y sonriendo levemente. Por su postura y actitud parecía todo un casanova.
La recepcionista, que estaba a su lado, se sonrojó visiblemente. Era obvio por su reacción que Wyatt había estado coqueteando con ella.
"Llego tarde porque tuve una reunión imprevista", explicó Maurice levantando la barbilla con orgullo y siguió caminando sin esperar una respuesta de Wyatt Todd. Luego, sin voltear a mirarlo, añadió: "Si no quieres unirte a nosotros en la sala privada, ¿por qué mejor no te conviertes en el recepcionista de mi club?".
Wyatt chasqueó la lengua en desaprobación y siguió a Maurice, quien tenía en su rostro una expresión malhumorada. El hombre levantó las cejas y preguntó: "No tenía intenciones de molestarte al comentar tu tardanza. ¿Por qué estás de mal humor?".
Maurice, sin embargo, lo ignoró y no respondió nada.
Wyatt estudió su rostro por un momento antes de murmurar en voz baja: "Esa máscara se ve tan real...".
Maurice siguió caminando sin detenerse hasta la habitación privada y, después de cerrar la puerta, preguntó bajando el tono de su voz: "¿Sabes dónde está el anillo?".
"Ya lo están buscando", informó Wyatt y se encogió de hombros. "No tenemos otras noticias más allá de eso".
Mientras el hombre hablaba, le sirvió una copa de vino a Maurice. "Vamos. ¿De verdad no tienes ni una pista?".
Cinco años atrás, Maurice había cometido el error de tener una aventura con una mujer desconocida durante una noche. A la mañana siguiente, cuando despertó, descubrió que el anillo familiar había desaparecido, al igual que la misteriosa mujer.
"Al principio, solía pensar que el robo fue planeado por mi tío". Maurice levantó su copa y bebió un sorbo lentamente. Había algo en sus movimientos y en el aura que emanaba que lo hacía indescriptiblemente sexy. "Sin embargo, al poco tiempo descubrí que su gente también estaba buscando el anillo. Por eso no sabía qué truco él estaba jugando".
Wyatt esbozó una amplia sonrisa de burla: "Vaya, debiste de haber sufrido una gran pérdida esa noche, ¿verdad? ¡No solo fue tu anillo, sino también tu virginidad!".
Al oírlo, su amigo se apoyó en el respaldo de la silla y miró fijamente en dirección a Wyatt. Aunque estaba sonriendo, al ver los ojos del otro hombre fijos sobre él, Wyatt sintió un escalofrío de temor que le recorrió la espalda. Rápidamente tosió con incomodidad y prefirió no comentar más sobre ese tema.
Mientras los dos hombres estaban reunidos, en otra habitación privada del Club Imperial Golden, Eliana seguía a Gabrielle.
Entraron a una habitación iluminada por una tenue luz. En el centro, había una mesa cubierta con botellas de diferentes tipos de licor. Un hombre gordo estaba desplomado en el sofá. Cuando entraron las dos mujeres, sus ojos llenos de lujuria recorrieron a la primera de ellas de arriba abajo como una serpiente venenosa.
Eliana frunció el ceño ligeramente y no pudo evitar sentirse incómoda.
Gabrielle, por otro lado, se acercó al hombre con una sonrisa coqueta: "Hola, señor Blake. Llegó muy temprano esta vez".
"Yo soy un caballero, así que sería muy grosero de mi parte hacer esperar a una mujer".
El hombre, que se llamaba Antwan Blake, soltó una desagradable carcajada y estiró su brazo para acariciar la pierna de Gabrielle con sus dedos regordetes.
Ella logró esquivar los avances de Antwan con calma y le hizo señas a Eliana: "Vamos, saluda al señor Blake".
En ese instante, el hombre desvió su atención hacia la mujer que permanecía en silencio junto a la puerta.
Eliana llevaba puesto un vestido color crema muy ajustado; la tela envolvía su tierna piel y su pequeña cintura.
Apenas la vio, el alma de Antwan pareció salir y regresar de su cuerpo. Inmediatamente, él se puso de pie y tiró de ella por el brazo: "¡Ven y siéntate junto a mí!".
Eliana, de forma inconsciente, dio un paso atrás y miró a Gabrielle con los ojos abiertos de par en par y actitud vacilante.
"¿Qué crees que estás haciendo? ¡El señor Blake acaba de pedirte que te sientes a su lado!". Dirigiéndole a Antwan una sonrisa de disculpa, Gabrielle puso una copa en la mano de Eliana y se inclinó en su oído para susurrarle: "El éxito de nuestro proyecto depende del señor Blake. Si no puedes cumplir con tu primera tarea, ni siquiera te molestes en venir a trabajar mañana".
Tras escucharla, Eliana entendió de inmediato a qué se refería Gabrielle. Con los puños cerrados, la chica tenía la intención de levantarse e irse en ese mismo momento. No obstante, si Eliana estaba determinada en descubrir la verdad sobre el pasado, necesitaba permanecer dentro de Grupo Moran. Y, por lo anterior, debía soportar lo que sea que tuviera que enfrentar esa noche para lograrlo.
Forzando una sonrisa, Eliana respiró hondo para controlarse y brindó por Antwan. Luego, rápidamente, tomó de un solo trago la bebida en su mano.
"¡Eres una buena chica, Eliana!", Gabrielle aplaudió con entusiasmo y llenó otra copa.
Después de beber mucho, Eliana comenzó a sentir los efectos del alcohol y a perder el conocimiento.
Con un sonido fuerte, su copa cayó sobre el suelo alfombrado. La chica se hundió en el sofá y levantó la mano débilmente balbuceando: "No, no puedo beber más...".
Al darse cuenta de que era el momento adecuado, Gabrielle salió rápidamente de la habitación.
Tan pronto como la puerta se cerró, Antwan no pudo esperar para tocar el delicado cuerpo de Eliana.
A través de la visión nublada de su ebriedad, Eliana abrió los ojos justo a tiempo para ver el rostro obeso de Antwan inclinado a pocos centímetros de ella. El hombre intentaba besarla.
Antes de que ella tomara conciencia de lo que hacía, reunió todas sus fuerzas y le dio una bofetada al señor Blake.
El sonido del golpe resonó en las paredes de la habitación privada. Ese momento le permitió a Eliana recuperar la sobriedad inmediatamente.
Antwan, por el fuerte golpe, fue derribado hacia atrás y se tambaleó unos segundos antes de caer y golpearse la cabeza contra el borde de la mesa. Luego, en el suelo, se retorció y gimió de dolor: "¡Ah! ¡Qué carajo haces! ¿Cómo se atreve una perra como tú a pegarme de ese modo?".
Eliana, sin embargo, no estaba nada dispuesta a quedarse a charlar con ese hombre. Ella saltó del sofá a toda prisa y salió corriendo por la puerta.
"¡Alto ahí!". El rugido de Antwan se escuchó desde atrás mientras intentaba ponerse de pie para perseguirla.
Eliana, en su afán por escapar, notó que la habitación contigua tenía la puerta entreabierta. De modo que, sin pensarlo dos veces, entró allí sin detenerse un segundo más.
Tan pronto como entró en la habitación y sintió que había logrado escapar, perdió finalmente todas sus fuerzas y colapsó, cayendo sobre los brazos de un hombre.
Eliana luchó por levantar la cabeza y se encontró con el rostro masculino de un desconocido, aunque su mirada le resultaba familiar.