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Oblivio

Capítulo 5 LA RAÍZ DEL MAL.

Palabras:4927    |    Actualizado en: 03/06/2022

una camisa de contención, salvo en los casos que debo ducharme, proceso que por mi condición solo realizo mientras todos los demás aún duermen, los trabajadores del lugar me tratan como un animal y no

iones con la doctora Ersair. (la psicóloga

cción hacerlo, sin posibilidad de estirar los brazos ni nada semejante, las mismas tienen una duración de al menos treinta minutos, luego debo hablar de mis sentimientos, como me hace sentir el hecho de que por más que han intentado comunicarse con mi madre o mi ex, ninguna de las dos ha mostrado el más mínimo interés en mí, en mi salud mental o tan siquiera

se de alguna manera, como si estuviese esperando algo que

indico ella mientras se ponía

de qu

de molestia –el tratamiento no func

sin poder mover mis manos,

onas, así es c

do que abandone las b

bases? ¿Cuántas veces ha v

r que se divi

rtido, solo qu

l otro punto opuesto, ya saben las del click, click, click, ese sonido extremadamente irritante, un par de cactus para absorber la radiación producida por el computador y pues, el causante del mal, el computador portátil, esa máquina debía contener toda la información y notas que se han escrito sobre mí, quiero verlas, pero, estoy amarrado aquí como un perro salvaje, mis tobillos están fijos a la silla por un par de correas de cuero y pues, no hay que olvidar al señor seguridad detrás de mí,

es color gris, inerte, sin apego alguno, libros de psicología y tratamientos a diversas enferm

a de las películas, pero, poco a poco podía entender palabras sueltas estaban enojados y sorprendidos eso era seguro, la doctora, el guarda y un enfermero entraron a m

blemas. –¿Dónde está mi premio? - pr

o es una buena

es una bu

pia Mikael, no veo

e ¡no est

l, necesi

una buena v

jor para ti es la tera

e decir, iban a freír mi cerebro y nadie iba a poder evitarlo, aquí yo no tenía voz ni voto, podían usarme como se les diera la gana y al mu

orque pregunté en ese tono, no tengo idea qué estaba pensa

e voz comprensiva como queriendo felicitarme por un pequeño log

staba muy cerca de mí y justo allí fue cuando realmente la vi, el rostro de Ersair se veía borroso, pero, algo de forma había un en su expresión, era algo mac

on tono de burla y crueldad mezc

pondí cuestionando con ironía

e oír realmente tras su voz, el verdadero tono de sus palabras sonaba ma

, con toda la ira que sentía acompañada de la confianza q

fue una enorme descarga eléctrica que sacudió todo en mí, me seguía pareciendo absurdo lo que mi mente estaba percibiendo, es decir ¿Qué mierda está pasando? No podía ser una aluci

tre el aspecto profesional que me indicaba como sería el procedimiento y las risas diabólicas que denotaban el disfrute que le ocasiona mi dolor, sus carcajadas empezaban a hacerse más fuertes que

onociste perra- con más res

inación desapareció, solo veía una forma horrenda de aspecto pseudo humano, totalmente negra, como carbón estéril, pero, no parecía quemada por fuego, como aplas

oy una perra- repetía luego de cada golpe, luego que cada hueso que me rompía parecía un manojo

e reír- indico con un

esas y uniformes que no lograban cubrir ni un diez por ciento de su cabeza; sentí asco y un deseo de vomitar y justo cuando el contenido de mi estómago abandonaba mi ser su lengua se transformó en un ciempiés que se introdujo rápido en mi propia boca, el animal se hizo paso en mi tráquea empujando adentro nuevamente el horrendo líquido acompañado de trozos de comida y mugre, rasguñando, mordiendo y escarbando cada espacio de mi lengua, garganta, esófago e intestinos, el dolor me adormilaba, no podía llorar siquiera, mi mente no podía ni enfocarse en ello, tr

en su escritorio hablando por teléfono, indicaba su número de tarjeta profesional y solicitaba que la sala de electrochoques estuviese lista lo más pronto

e la estúpida anciana que no paraba de g

loca! - el grito agudo de mi voz

con tono curioso, su voz ya no sona

tos llegaron dos enfermeros por mí, me llevaron de regreso a la acolchada sa

a vi. Pude verla en el reflejo de la oscuridad, vi sus hermosos ojos verdes y fue en ese momento que miré en los que fueron para mí los ojos más hermosos del mundo y me e

chasis metálico con correas de cuero cuyo fin era evitar que la víctima de esta horrida terapia saliese despedida de la cama o tuviese cualquier posibili

entras yo en silencio observaba los focos de luz en el techo, la última correa debía asegurar mi cabeza, era imposible escapar,

a la corriente que iba a recorrer mi cuerpo, una vez completadas las medidas de seguridad, la máquina fue accionada, comenzó disminuyendo las luces de la habitación, había una ventana que me p

a, era veloz, mucho, tanto que se podría decir que estaba en todo mi cuerpo al mismo tiempo, pero, yo la sentía, sentía como iba y venía, como su intensidad incrementaba en algunas zonas de mi cuerpo, era extraño, debía sentir como si estuviese, que se yo, reiniciando mi cerebro, pero, era lo contrario, parecía estar haciéndome más y más consciente de mi entorno, sentía como las porce

n de la corriente eléctrica atravesando mi cuerpo, mire a la doctora Ersair y nuevamente vi ese rostro calcinado y

ue una novata en la cama! - le grité mi

gritos de dolor eran reemplazados lentamente por carcajadas, unas gigantescas y estruendosas que provocaron la ira de Ersair; era más que obvio que su intención

- preguntó ella con voz tembloro

de mí no queda nada y tal vez por eso estoy aquí- continúe con voz suave. –pero

pota que parecía regir este lugar, su expresión demostraba un muy humano temor, se dio media vuelta y sujeto la oxidada perilla de la puerta del despacho, todo el lugar se transf

ejando caer mi cabeza debido al agotam

no había separaciones, solo un lugar oscuro, no había paredes, no había máquinas, solo mi anatomía en el

esvaneció, o al menos eso creí ve

nde carajos estoy, me sentía calmado, lleno de paz y si

hizo dar cuenta de algo que debí notar antes que el sentimiento nublara mi juicio ¿Por qué nadie más parecía determinarlo? Cuando desperté de la alucinación el cuerpo de Tuxus no estaba en esta sala, miré de un lado para el otro y no, estaba solo yo, rodeado de otros pacientes, el enfermo herido y sus colegas ayudándolo, ¿Tuxus fue

omo si mi culpa pudiese fáci

iende- respondió ella con voz confiada,

, como mi madre, como todos- mis palabras me ahogaban, sentía q

e un propósito, no debes caer, aunque...- hizo una pausa para acercarse un poco más a mí -eres aún más duro de lo que creí- su angel

o de lado aquellas agradables sen

oportunidad- me respondió dedicándome una s

as sentí que rompía en llanto, ella parecía ne

onsumiendo poco a poco, retomó explicándole que no debía liberarme, ya que, eso me privará de experimentar un poco de lo que mi potencial era; indicab

d sobrehumana para llegar al encuentro de su rostro con el mío. -todo lo que has visto que está

amente peinado y recogido en una coleta y su túnica aparentemente clara (beis apostaría) parecía inmune a la oscuridad del entorno, se puso de pie indicándome que yo sabía dónde estaba y que era mi primera prueba el escapar, me quedé en silencio por un momento,

elo? - pregunté con tono de voz

dome una sonrisa y desvaneciéndose en una ligera nube

una ilusión, un cruel truco en el cual se manipuló mi mente para que yo mismo creyese que estaba atado sin posibilidad de escape, era horripilantemente gracioso, estuve atado por mucho tiempo en una silla de la cual pude haber escapado en cualquier momento que yo lo deseara. Tal vez de eso se trataba, te atacan con el firme propósito de destruir tu esperanza, tu deseo de luchar; aniquilan tu voluntad, pero, aún debía tener mucho cuidado, no sabía del todo que estaba ocurriendo afuera, no sabía porque esa cosa quería quebrarme; no oída nada, ni a nadie como si de repente cayera el silencio absoluto, como una realidad virtual, la oscuridad volvió a tornarse en la sala de un psiquiátrico, pero, no había el más mínimo ruido, como si, todos los enfermos mentales por fin hicieran un

trataban con mucha fuerza de llegar a mí y el olor era igual al de mi habitación, podía incluso sentir el hedor casi estéril de limpiador de pisos que

ra muy astuto- la voz de Ersair inundó el pasillo y me

cia mientras dedicaba una mirada carg

brarme como fuera y era obvio que había escarbado en mi mente lo suficiente para saber que mi m

la ira tan humana que estaba comenzando a liberar de mi como quien

idad o extinguir su existencia, lentamente posó su mano derecha en su mejilla izquierda para retirar su melena rubia a un costado y no tener ningún obstáculo que limitara su visión, yo seguía ahí paralizado pero no de temor, solo observaba todo como si fuese un libro o un cómic que pudiese e

ra el desayuno y así evitar moverse de cama debido la pereza que el frío ayudaba a impregnar en su cuerpo, yo amaba que ella hiciera eso,

oz serena, ella abrió sus ojos verdes de par en par y comenzó a hablar con un tono más ma

er- me indicó dedicándome una sonrisa coqueta

de la ilusión allí creada por ella; de igual manera mi mente era el verdugo más implacable de todos y s

nté al fin teniendo en cuenta

on una creación de la imaginación humana para estafar a las mente

seaba mi cuerpo y era más que obvio que no era para

ste, todo es falso, pero, mi raza vive en las sombras de la creación- comenzó a decir mientras su cuerpo se hacía translúcido e intangible -no puedo permitir qu

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