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Ganar la eternidad

Capítulo 4 Escondite (Alana)

Palabras:1207    |    Actualizado en: 14/04/2022

a jugarse la vida y probablemente ser responsable de más muertes estaba agotada y además hambrienta, pues apenas tuvo el estomago para co

ría, pero la primera ronda fue brutal, había tenido que tomar la responsabilidad directa de la muerte de quince personas

ieron gritando todo el día para impedir que conciliara el sueño y se apresuró a

fila que seguía al hombre vestido de negro, es

nos de momento estaban en el mismo grupo y

resto se esconde, y en cuanto terminen van a tomar uno de estos — La vampiresa rubia tomó un rifle para mostrarlo tanto a los jugadores como a la audiencia— y van a empezar a buscar, van a dispararle a quién encuentren después de decir “1, 2, 3 por ti”.

sta a esa pregunta, justo como un profesor que se dirige

ndría que pasar una hora encogida en algún rincón rez

ió a abrir la boca

onas que según su expediente han utilizado armas de fuego

nombre de una bolsa

ellos agobiados, otro visiblemente complacid

n los ojos

a sabe lo que tiene que hacer ¡Vayan!

de

2,

a contar a

spersaron, mientras ella se qued

arajos debía irse? Ni siquiera conocía completamen

e se obligó a echar a correr, confiando en que su mente fuera más

uió corriendo tan rápido como le era posible hasta llegar al ultimo piso del edificio

o una buena idea considerando que lo más lógico era que empezaran a buscar en los sitios que quedaban más cerca del punt

mente como dormitorio y no se habían tomado la mol

nuevo dejó que el instinto tomara el control y terminó metiéndo

bablemente no cabría en ese espacio tan reducido, incluso ella sentía que apenas tenía espacio para respirar y que cada músculo de su cuerpo e

estaba tan obscura que apenas se alcanzaban a di

inmediato. El olor a madera podrida y todo el polvo que acababa de inhalar iban a term

tó de pensar en otra cosa, tenía que distraerse o iba a ter

hecho le gustaban los lugares reducidos

nía que guardara sus zapatos, cada que hacía enojar a su mamá o notaba que estaba molesta por

dable hasta que esa pesadilla terminara, pero apenas se acom

sonaron dos

ese momento tan inoportuno, cuando escuchó a

mente contuvo el aliento y le pareció que su corazón

una señal de la existencia de Dios en su vida ponía en tela de juicio todo lo que habían intentado enseñarle en el

do escuchó el rechinido de la puerta q

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