En mi huida, encontré mi refugio
scritorio de cara hacia el capitán de la policÃa, mientras
Ruegue para que su amante no muera y pued
interrogando es a Gabriel, fue él quién nos tiró el auto encima
contó otra cosa, ahora solo queda esperar y
zo. Desesperada por no poder estar con Seba; él arriesgó su vida por salvar la de ella y ahora se enc
, solo los cataloga como alguien indispensab
or Montecinos, dueño del hotel donde ambos
avanzaba hacia la puerta con grandes pasos y fir
brió su cara con sus manos para ahogar el llanto que
cabar con ella, pue
a. El escritorio de buena madera, el papeleo muy bien ordenado. Fijó su mirada a la ventana que da hacia la calle, afuera se podÃa apreciar que el sol comenzaba hacer su
igilando, y suplique para que su amante despierte, por q
, su alegrÃa arrebatada junto a su amor. Solo rogaba por una cosa; y esta era que Seba salier
l capitán, mientras le hablaba a Catalina. Tez blanca, delgado con una estatura de un metro ochenta aproximadamente, cabello negro ondulado y ojos marrón, vestÃa traje azul oscuro, camisa celeste, nari
e y no puedo pag
por el señor Montecinos para hacerme cargo de su defensa. Tiene claro
da es un infierno-dijo cabizbaja, con los ojos brillando por
el su teléfono a modo de indicac
o al suelo en busca de respuesta o tal vez de tranquilidad. Es
ijo Roberto, mirándola con ternura y compasivamente. Él sabÃa lo que sucedÃa con ella, lo difÃcil
la habÃan abandonado hace un tiempo ya, moverse era un esfuerzo agotador. Asà es que más agotador resultaba defenderse. Se
tecinos se enfada conmigo, usted nece
os harÃa lo que se le pidieran. Entregada a la volunt
mientras camina al lado de ella, se acerca para abrir la puerta después de quitar la alarma. Al ve
su ex esposo es
una vez que se habÃa acomodado Ca
l hombre atractivo, y amable, pero de apariencia un poco somb
uso de Gabriel, sin embargo, no logró aquel recuerdo disminuir el impacto que producÃa en ella aquellos ojos de
a habitación 403 cuarto piso, la cual le
. Con la mano apoyada de forma inconsciente en los músculos doloridos de la base de su
le traiga una cen
edido cena, es más no
nos y dio instrucciones de sub
esito nada más, buenas noches-se despidió de
l hotel. Desde ahà se puede ver la gran piscina rodeada de hermosas rosas, rojas, blancas, amarillas. También se pueden ver las mesas sobre una gran terraza por un lado y por otro lado están las reposeras con sus quitasoles. Respiró profundo, en su corazón habÃa gratitud, pese
en prisión, Gabriel causarÃa menos daño, es
aba sucediendo. Un sonido de golpe en la puerta interrumpió sus reflexiones. Un suspiro conteni
ento
l abrir se encontró con aquella mirada penetrante. La v
ue le gustarÃa saber que su amigo
pena de todo lo que le sucede, la rabia que está sintiendo haci
ocando las ganas que sentÃa de
-dijo complacido de poder ayudar a aliviar de cierta f
atalina de Luca-se presentó extendi
a, por cualquier cosa
ormación, me tranquiliza s
as no
ra su voz quebrada, el dolor, la tristeza y la soledad la
os, sin adiós, sin despedidas, de esa forma será mejor, solo desaparecer y
s tres de la mañana estaba con sus pensamientos dom
siempre lo posterga, no se permite soñar con el amor o c
do en un ser gris. Ya no espera nada de la vida, solo se apre
manejado por el psicópata de su marido la
erior, se la puso y se dirigió al vestÃbulo dispuesta a
chó aquella voz, se encontró con aquellos ojos
nsado, Catalina-dijo J
do, gracias por
pital, ¿quiere que le pase
serenidad. Aquel hombre la hace sentir segura, tranquila, no sabe cómo explicar lo que Julián le provo
e, disculpe la intro
departamento p
ll
staré bien,
s tranquilo si acep
lo agr
ces, a
da, el abrió la puerta para que ella subiera, y al cerrar miró a
ndique la señorita por f
diga s
decir su nombre antes
ntrar por una calle que conduce al edificio do
eguntó Andrés, girando la ca
por traerme
evarla de vuelta al
era hacer
emos esperar -aclaró André
la esper
más rápido
busque lo que n