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El hechizo de tu sangre

El hechizo de tu sangre

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Capítulo 1 La llegada

Palabras:4828    |    Actualizado en: 09/02/2022

lgún lugar de

de pánico tras otro, prefirió ir por tierra, aunque tuviera que hacer varias paradas y trasbordos. Debería h

nada; no sabía ni siquiera en qué provincia estaba. Había intent

o, muy concienzudamente, antes de emprender el viaje para tratar de relajarse. Despu

……………

Vex, Prov. de San

, en la que se encontraba una antigua base militar abandonada; la había hecho refaccionar y

aña, la primer planta se situaba a la altura del techo de la construcción original, quedando t

l primero, como instalaciones de servicio: cocinas, lavanderas y otros, y el más profundo, para habitar él mismo y sus “niño

podía considerar listo. La página web estaba online, tomando ya reservaciones, y su em

e vida de los postulantes, para trabajar en el lugar. Necesitaba cubrir muc

tan joven pero recién recibida de licenciada en turismo; aunque no tenía experiencia, contaba con muy buenas ca

su linaje, pudo rastrear sus ancestros hasta Hé

puerta distrajo

d - se o

rodeando el escri

cto de un joven de unos 25 años; era alto, muscul

ba en el pueblo,

frunció el ceño. -

tú. Sabes que a

o h

l cual se encontraban unos asientos a la derecha y un escrit

osa recepción del complejo. Caminaron un poco más atravesan

una camioneta grande gris, y Alba se encontraba dentro de ella, vestida de una manera que Gaspard siempre reprobaba. Au

abrió la puert

s a ninguna parte -

obedecer, saliendo del vehículo por el lad

injusto -

lío, ya habíamos h

a comprar al

mo y terminas haciendo

ólo le lanzó una mirada ofendida y se v

ía quedado unos paso

pel, donde estaba impreso el cur

ó con detenimiento. - Viene en bus, d

– res

……………

lgún lugar de

ndo Camila sintió que alguien tocaba

tó quitándose l

sos C

ada, te ten

ose cuenta de que estaba un poco entumeci

ya sus valijas estaban fuera

co, muy chico, pensó. Se suponía que iba a haber alguien esperándola, pero el colectivo a

e un poco mientras esperaba. Una vez que hubo terminado salió y, después de dev

ecía un modelo. Pero la ropa que tenía… era de gaucho, si no hubiera

andes cuando se dio cuenta que le hablab

, sintiendo que

hico

esperar demasiado - tenía

recién

Le costó un poco subir, porque la camioneta era alta. Al sentars

al vehículo y lo

phael - se presen

- dijo tambi

ue comprarte ro

que el chico no tenía campera, le pareci

lo p

s tiempo. Pues la temporad

é bu

olvió a

el camino y ella en el paisaje de monta

momento en que atravesaban u

sta que, por fin, la camioneta se

icio antiguo; con techo a dos aguas, de tejas, y ventanas de madera: precioso. Por detrás,

ás lindo - di

respondió el chico con ese acento particular que

jas. Al entrar estaba calentito y no se veía a nadie. El lugar era un

scensor -

nal, un poco a la izquierda

era el más alto “Al altillo castigada” pensó, r

derecha, era como un living muy grande, con sillones y un mueble modular tapizados de terciopelo marrón y algunos detalles en color

empieza tu rutina, por lo que te recomendaría d

ra oscura, también las ventanas y l

dormitorio inmenso, con más ventanales; el lugar era soñado. Había un placard eno

e se tiró en la cama pensando en acomodar su

……………

Atlánti

noticias hoy? -

ncontraba en su recámara, semi reclinado en el mueble modular, junto a la ventana, con una pierna

ños en la Patag

tó a la chica de sí y le hizo un gesto para que se ret

seis meses, no parece

itir que tenía razón; lo peor era que Gaspard ni siquiera se había mo

speraremos a ver si vuelve a oc

……………

Vex, Prov. de San

es con la empresa de contrataciones, encontró que la mucha

ciéndola girar hacia él.

ativa. - Perdón por haberme des

cuidado

- dijo extendiend

dicando que se detuviera. - Estarás a prueba tres m

ano con el currículum

aba hacia arriba. Sus ojos castaños eran grandes, y aun

su derecha, un par de pasos pasando el ascensor y

a Anne Marie, en especial sus ojos. Este recuerdo lo hizo ensombrecer sus pensamientos y seguramente, tam

eguntó ella cuando salían del edi

Raphael había dejado estacionada en la puerta. - No iniciar, ni incitar, ni propiciar ninguna r

zar por sinuosos caminos, adentrándose en e

oso! - come

, ¿v

inaccesible. Creo q

sario, te traerá Raphael - la interrumpió al no

bien asentada. Le indicó el camino hacia el interior. Era un lugar muy confortable, con todas las estancias de u

las cabañ

s residencias para turistas

……………

Vex, Prov. de Sant

l ya estaba por esconderse. El hombre la acompañó hast

do cuenta de que est

aspard era mejor por mucho. Se había sentido un poco incómoda y nerviosa al principio, ya que después de su reciente ruptura, su autoestima estaba más que pisoteada, y es

a trabajar, o mejor dicho, empezaría a aprender sus funciones, porque los empleados llegaban

puede bajar al segundo subsuelo”. Eso era raro, pero debería ser bastante fácil de cumplir, y

erta la distrajo d

joven, de unos quince o diecis

o estás? Soy

ndió abriendo la puerta de p

ma, donde había una mesa alta pero chiqu

al lado de la cama y ella no había visto hasta ese momento. - Solamen

espondió amable. - ¿Hac

ás o menos..

rprendió. - ¿Y qué tal

co - a veces pasan cosas raras... dicen que es porque a

í, estoy a pru

o es fácil seguir las reglas y v

eso

ejo porque te

e, gr

r: un bifecito de pollo, una ensalada grande de lechuga, tomate, zanahoria y huevo

nal se lo terminó comiendo todo. D

……………

ex, Prov. de Sant

leer algunos apuntes de geografía,

volvía loca. Estaba muy enamorada y creía que él correspondía a sus sentimientos,

del lugar dirigiéndose a ella. - ¿Te p

centrarse, - yo igual le di a entender que

e un poco lela

ada lánguida, a lo que él r

le el tema de manera sutil, a ver si podemos conf

……………

Vex, Prov. de Sant

n terminado de vestirse, c

tos años, estaba ahí. Era bajita y tenía un

a - salud

a el interior de la habitación. - A ver, nena - dijo desenrollando un centímetro que tenía en una mano y po

te; a Camila no le cayó bien, n

saba bufanda o cuello, si prefería guantes o mitones, incluso si usaba la copa o tampones o toal

vengo para la

Qué antipát

con la luz del día podía apreciarla mejor, su cabello era castaño, igual que el de Camila, pero lacio como d

ra “días” en un cantito muy argentino, mientras camb

s? - preguntó Cami

n, ¿y

é dormida otra

l frío, nadie se levanta temp

me resulta raro, y

e acá, vos sos de un

os, de Para

aciendo la universidad onlin

tó aprovechando la conversación, ya que de

pero terminé la secundaria antes de empezar a trabajar acá. Mis viejos querían que siga e

eía que en ningún lugar te tomaran con la c

er ir más - decía con una sonrisa alegre, dirigiéndose a la puerta. - V

le, nos vem

le,

e semillas caseras de la noche, eran ricas. Además, un puré de palta, más medio tomate

epararse unos mates más tarde, cuando tuviera un rato libr

l dueño del complejo estaba despidiendo a la modis

vuelta y la sa

él tenía también ese acento rar

- Perdón la hora, no sé p

un viaje tan largo, se

azo, le indicó que se dirigieran a la escalera. Ella sintió

izquierda del ascensor estaba la que sería su oficina; y a la derecha, hacia donde se extendía el pequeño hall

madera, el escritorio enorme que estaba frente a la puerta, tenía por encima un vidrio grueso, y allí e

e por fav

lón muy acolchado y con ruedas, reclinable,

primero que debes ver es la experiencia y lo segundo los estudios, si

n la cabeza y co

aba mirándola, pero cuando levantaba la cabeza de los papeles veía que no era así. “Fantasías” pensó, era por las ganas

cuando, le hacía una consulta sobre algún currícul

bre? - preguntó

r y ahí iba a aprovechar a prepararse unos matecitos. Pero no fu

y la puso en un costado del escritor

buscar mi celular que lo de

y le daba vergüenza que la viera comiendo. Sin embargo, terminó de comer y todavía pasaron diez minut

tás l

, gr

que iba a tener que trabajar varias horas más, pero no fue así, dos horas después, él le dijo que

n de horas de aguantar. Encontró que todo estaba limpio y orden

entaban agua. Lola, le dijo que sí, pero que si quería bajar,

as jóvenes parecidas a Lola que trabajaban ahí, y dos señoras de

a contado que la mayoría del personal era contratado sólo por tres meses; que era muy poca la gente que

……………

ex, Prov. de Sant

o de la constante vigilancia de Gaspard. Estaba harta de él y su maní

tricta. Esto último era lo que más furia le causaba, porque le gustaba disfrutar de los placeres de la vida. Así ni siquiera la comida se sab

ard resonaban en su cabeza. Y para completar el cúmulo de cosas que la incomodaban,

er unos cientos de metros, divisó unas jóvenes arropadas con los típicos trajes que les alquilaban para

un polvo, había viento y comenzaba una nevisc

……………

Vex, Prov. de Sant

renunciar ¡Eran trajes de paisana! Horrible. Si ya se sentía mal respecto de sí misma, con esa ropa todo empeoraba. Cuando

iándose a sí misma. Un sentimiento que te

ar, pero él la ignoró diciendo: “¿No viste la

e, como correspondía a una empleada con su jefe. En cambio con Lola, la amistad parecía una posibilida

os. También volvió la modista, que se quedó en una de las cabañas con dos asistentes a los

los recién llegados. Gaspard debía considerar que ella

una vez que agarró el ritmo, el traba

legar los uniformes y el sábado

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