Solo dos veces al año
chas degradadas de rubio que me hice antes de venir. El vestido de corte princesa color azul cielo, realmente me favorece, resalta mis ojos azules y cada una de mis recién adquiridas
enta y siete, pero unos zapatos alto
scara de pestañas. No es que tenga que usar mucho maquillaje para lucirlos, mis pestañas son bien tupidas y
conjunto y vuelvo l
seguridad de la que soy capaz y doy media vuelta
isitarían la ciudad por trabajo y, para no romper la tradición, no son capaces de llegar a tiempo para desearme un feliz cumpleaños. Quedan ex
ir una bebida en el bar, fuera de piñas coladas o refrescos. Hacerlo, solo
acia allí. Tomo asiento en una de las sillas que se encuentra
a un joven, con actitud amable. Si re
s, pero tampoco pretendo beber alcohol, aunque s
, por favor -pid
guiña un ojo, mientras comienza a prepararla. Cuando va a agregar
-respondo con
Vierte el contenido en ella y le coloca un removedor, un abso
disfrute -comenta sonriente,
No puedo evitar gemir de gusto al
propios ahorros como propi
el sonido ambiente de pájaros cantando. Tomo el camino que lleva a la playa privada a la vez que pienso en que estos dos días este lugar ha sido mi refugio, donde me he
imo», pienso y ruedo
es y amores de novela, por lo que, en realidad, más que planificar mi vida, solo he añor
bre mis pies buscando en la oscuridad el lugar de donde proviene el ruido, pero no lo encuentro, por lo que sigo mi camino. Al llegar a la orilla me recuesto en la tumbona y admiro el mar en toda su abundancia, es
os contra la arena, muy cerca de mí. Me giro sobresaltada para encontrar, a pocos
, a esta hora no voy a encontrar nada
o al final decido quedarme, esta es una playa privada y el hotel requiere de un alto nivel adquisitivo para poder estar aquí, no creo que sea un delincuente dispuesto a hacerme daño. Enciendo mi teléfono para ver la hora, ya pasan de las dos de la madrugad
y caigo en la arena estrepitosamente. Mi caída sobresalta y aler
a al notar su presencia a mi lado, me ciega por un momento la luz de su teléfono y pongo
iona, con esa voz profunda qu
dir si es buena idea aceptar la ayuda de alguien a quien ni siquiera le
El teléfono aún nos ilumina y yo
piel está bronceada, aunque esto último no estoy segura pues la luz es escasa. Se notan los músculos de sus brazos al llevar una camiseta sin mangas y sus shorts deportivos cortos demuestran
de forma descarada, mientras vuelv
ndo por fin hablo, no puedo evitar mi carácter irónico.
s, una descarga me recorre todo el cuerpo, lo miro sorprendida y él tambi
de mi tobillo, vuelvo a mi posición sentada e
? -pregunta, un
tro el lugar con mi dedo. Él a
yudar a llegar al puesto de salud. -Se nota preocupado y eso me sorprende. Lo mi
buena idea ir contigo a ningún lado y menos, recostada a ti -digo, con seriedad,
sus labios, su risa ronca junto al mov
sped de este hotel. Mi habitación es la 845,
escaro y le respo
én me hospedo aquí. Y lo de tu habitación, estuvo de más,
todos llaman Maddie. Ahora, ¿vas a dejar que te ay
o que sonreír a su com
cera va la vencida -dice risueñ
nda, pero me dejaste caer -expreso y
responde como si nada, pero lo
nsinuación, él hace un gesto de afirmació
-responde, con una mirada lasciva, p
con indignación, lo que esa m
do con casi todo mi peso. Nuestra cercanía me provoca un poco de calor,
s de caerme, te escuché hablar s
perdí hoy más temprano mientras...uhm...me daba un baño -responde un poco cortado y se rasca la cabez
s cuando lo miro, r
on su vida sexual me da lo mismo. Luego quiero molestarlo un poco-: Pe
l momento -comenta con sol
.
tar disfrutar de la experiencia; lo que fue y lo que sentí, no tiene comparación con absolutamente nada, desde entonces. Fue un principio digno de cuent
fuera, nublaron mi juicio. Me dej