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Luna Oscura

Capítulo 3 || BAILE ||

Palabras:8655    |    Actualizado en: 18/01/2022

cualquier desperfecto en mi imagen, después de todo lo último que quer

ulo tan ligero como si hubiera dormido durante

odía sentir su mirada cargada de preocupación sobre mí a cada paso. En general no me m

an—pedí sin mirarlo—. Sabes

firmó todavía preocu

ndo a qué viene tu

Caius definitivamente estaría más al pendiente de lo que hacía con Bastian y seguramente el rey aprovecharía la situación para

temor—, sabe que algui

o notará

ros de la puerta del comedor. Bastian tenía el rostro llenó d

antes de bajar todavía más la voz—arriesg

mirarme—recalqué—. ¿A qué viene tanta preocupación ahora?, s

el cabello con frustración—, pero no creo que sea prud

ías de mí

egó Bastian apresuradamente

él, quien estaba constantemente diciéndome que hacer esto n

endo como su rostro enrojecía—.

rgonzado—, al menos hasta que los inv

unas inmensas ganas de sonreír, pero, no lo

rtida logrando que él bufará divertido—. Ahora por

en los establos—susurró mirándome con co

n el momento en que acompañaba a Atlas de

dí—, no sé si mi hermano era consci

e inmediat

é las puertas del comedor y quise que se me cayera el piso superior en

había dicho nada especial durante el almuerzo, de

ius no estuviera esperando pacientemente a que estuviéramos solos para soltarme una reprimenda por ir a la

giré y tuve que detenerme en seco al verlo allí, con la espalda co

dían quedar esperando, justo, t

mirar en mi dirección cosa que agradecí

una corona de la mitad del tamaño de la que usaba el Rey Kalias. N

n un montón de candidatas que estarían más que dispuestas a ofrecerse al prín

girme a mí?, ¿Qué t

e entonces

s atravesó el silencio del comedor. Miré en su d

ería haber mu

que el Rey Deizon encont

tar buscando la maldita aprobación de su consejo todo el tiempo. Aguanté las ganas de e

e muerto aún—ganas no faltaba, cl

s, demasiada atención al ver

dre—me evaluó pero eso no me interesaba—, as

ad suficiente para arreglar los detalles del baile de

i her

tender—susurró con burla—, así que abandonó l

dejarme sola con... este solamente

ra muy consciente de eso porque me había enviado la maldita carta!, y aun así tuvo la previs

travesar el palacio para golpear a mi dulce hermano en su cara

ido—espeté con un odio profundo a cada p

ro, esos ojos dorados estaban estudiándome, podía sentir como

me adelanté a caminar, lo escuché seguirme en sil

tenía nada más interesante que hacer que, jugar a la guía turística con

acabar con ese sufrimiento ll

acio: el salón principal, el estudio que me había pertenecido pero había abierto para qu

dín sur no tiene

cada musculo en mi cuerpo me doliera por la

la excusa que había dicho Bastian alguna vez al consejo—, la t

tenía una ex

ece en ese lugar en ningún centímetro. Había dado la orden de que nadie entrará cosa que el rey se

o co

pecto pero sabía que se había dado

castillo?—preguntó divertido—, d

año 1023

n hasta las reformas que habían sufrido cualquier casa importante en ellas. Caius y yo éramos capaces de mant

¿Alguna razón para que la familia real se estableciera en este palacio

e hermoso, pero como todo lo hermoso lo odiaba profundamente. No po

la que la familia real estaba en

a real en cuanto se constituyó el reino—murmuré encami

que él seguramente

tuve unas enormes ganas de arrancarles la cab

te encantador—se burló el

s de la biblioteca. Los gemidos claros de una mujer atravesaban la mader

énes estaban dentro de

upuesto, estaba encantado con el espectáculo. Las ganas de saltar s

cada palabra—, hay algo que debo resolv

de esa manera tan burlona, me molestó todavía más—, pero no recue

ano i

rta de la biblioteca, el guard

ard

ara verme con sorpresa y temor, se apresuró a hacer una reverenci

jes

uardia asintió ante mi orden—y dígale a Ba

diato, M

teca que separaban el espectáculo de los ojos burlones del príncipe de Ap

con fuerza. Quisiera decir que la imagen me escandalizó, per

alguien había abierto las puertas y apreté las manos para resistir el impulso

cena mucho

a haciendo que se detuvieran

or lo que habían durado mucho tiempo haciendo, estaba

si quisiera asegurarse de que era yo antes de soltar la

guno se moviera, cosa que estaba irritándome

trabajo. Alejate de mi hermano y vuelve a hacer lo que te pago

zado se apresuró a alejarse del cuerpo de mi hermano, m

ento mucho,

de la chica que se v

e con la mirada—, ¿Quién te crees que eres para interrumpirnos?, te dije

el sillón—. Haz el maldito favor de vestirte antes de que alguien vea el maldito espec

sarlo demasiado y con algo de esfuerzo hice que la camisa que había

evantaba del sillón a vestirse. La chica que se arr

ucho, Majesta

aro que no hacía falta, conocía de esa chica mucho má

este—antes de que reconsidere l

rimas antes de alejarse apresuradamente por el p

el poder para echarla

eca y miré las puertas abiertas. Respire profundo porque definitivamente no iba a montar

ltaba cada gota de magia que tenía en la cueva y luego trataba de usarla, sentía que er

rándome de nuevo hacia mi hermano que se abroch

palacio le perten

acio este y sur. Este palacio es mío y

i se le antojaba, pero, al menos había acordado silenciosamente dejar mi espacio como yo quisiera

sin preocuparse por ponerse una camisa—, ¿Verdad?, n

en condiciones de

mirarme directamente a los ojos, todo mi cuerpo se tensó ante esos ojos azules y sentí que la cab

vitar el dolor de cabeza que eso me había causado, me llevé los dedos a l

tenía razón al decir

eza para eliminar las imágenes que llegaban a mi cabeza—. Eres mi hermano

que Caius en un solo momento les diera te

do a Caius y abrí los ojos, las manos de mi hermano estaba

e nuevo—espetó Caius furios

sentí yo cuando me dejaste sola con ese imbéc

o cosas que no debía. Pero me fue imposible controlarlas porque, me dolía la cabeza, el cuer

as tendrás que acostumbrarte a su maldita co

acto que Caius esperaba pero

plemente me... abandonará de esa manera. Alejé el dolor que me es

o toda mi vida llenos de profundo ar

u problema,

al otro lado de donde Caius se encontraba, miré le jardín este que tenía un á

ra—susurró Caiu

o no me arrepiento—traté de no pensar de nuevo en esas imágenes que vi—. Así q

í. No lo veía claro, pero sabía que me miraba cautelosamente como

viendo movimiento en el jardín—lo será cuando el príncipe tenga la

cipe cruzar el jardín con gesto preocupado, en co

sado al inter

Qu

io, distrayéndome de los gestos que había visto en el ja

iversión—Caius se tensó pero sabiamente no dijo nada—, pero estaba h

la mientras escuchaba los gemidos de placer de

icio del palacio, pero, lo que me molestaba demasiado era encontrarlos en lugares de acceso público como s

ens

o me apetecía venir a ver una muestra en vivo d

que, a final de cuentas no haría nada encontrá suya o de la sirviente. Distinto sería que el rey se enterará, claro, porque lo más proba

obre el sillón—, ¿Qué voy a ha

cutiendo y era lo último que quería. Al menos había alejado el dolor

scar otras preocupaciones más allá de la familia y que yo me negará a esa realidad que e

ías ha

N

ramente me desmayaría por exigirme demasiado en la condición que tenía. No había practica

cía al príncipe. Y si, a lo mejor si no me hubiera encerrado en una burbuja por año

interesaba aprender a controlar la magia que me corría por la venas, por e

mirándome con confusión—,

ía de replicar así que me adelante—. Además sabes de donde acabo de ll

gnorado aquello. Más cuando seguramente vio el dolor en

discusión más profunda con Caius. Amaba a mi hermano per

á ese rumor sobre mí, al menos, en otro momento de mi vida claro, p

final encaminándome a la puerta—, so

ablaba y estaba segura

ayuda—espetó

iba a esforzarme de más ahora, cuando lo hice mire

más—. Esa es mi oferta, Caius, busca ayuda o arrégl

ina siendo una negociación

ención porque cambio su mueca de irritación por una de s

ace nada gratis, Caius

í para encontrarme a Bastian al otro lado del pasi

upado—, ¿Se encuentra

e mi frente, que sentí el dolor de mis hu

ejar el cansancio que me golpeó con fuerza. Bastian

—susurró Bastian muy bajo—

o

á una adicción a aquello, estábamos caminando sobre un

descansar, Ba

ormir no ayudaría mucho, pero, e

quitarme las joyas que me habían puesto en la mañana, a quitarme el incómodo peina

ta algo,

sobre el cómodo colchón. Miré el techo carbonizado desde hace tiem

tian casi asustado—. H

unciar cada palabra—lo que hicist

era diversión para esconder el temblor en su voz—

solo del peso de sostener mi cuerpo—. Cantame

e tenía una voz muy linda. Esa noche en particular, cuando nos conocimos yo simplemente no dejaba de l

to que hizo completo silencio, después de eso nunca lo vi de nuevo en ese... silencio extraño. Al no

suficiente para que dejará de llorar. Fue entonces que me di cuenta que lo necesitaba, Ba

un quejido y moverme sobre la cama quedando sobre mi costado. Me dolía el peso de

e comenzó a cantarme con la

e había sentido en toda mi vida. Bastian había desaparecido y la

vida entera en la cama y no solo unas pocas horas. Mover los brazo

arganta seca y la intención de ir a buscar algo de comer cuando dos go

las para prepararme. No quería ir a ese baile y mucho menos quería comprometerme

trine y Dinrya me alistarán para el dichoso bai

bién dejaba mis hombros libres pero las mangas solo bajaban hasta mis cod

ntaba dos tiras que caían delicadamente perdiéndose en los pliegues del vestido. Además tenía pequ

iendo toda la piel, de mi cuello pero sin cubrir del todo mis hombros

ostados para evitar que el cabello me viniera por la cara al soplar el viento, pusie

ona hoy—murmuró Katrine algo nerviosa—, per

ando el joyero abierto frente a mis ojos

al nunca pedía nada y dejaba que ellas me vistieran

zo prometerle que lo llevaría conmigo cuando la extrañara y, aunque si

rima, era completamente blanco a juego con mi vesti

ire en el espejo. Pureza era lo que estaba aparentando, pureza

io que significaba el título de princesa heredera, el peso de la

a que iba a portar de ahora en adelante mientras imaginaba todos lo

voces. Al entrar confirme la presencia de mis hermanos, mi consejero y los i

portaba todavía menos cuando di la expresa orden de que ninguno de ellos entrará sin a

atuendo, otros mirando de otra manera diferente la ropa que m

i de mala gana—, no sabía qu

perficial, pretenciosa y vanidosa. Odiaba con fuerza a cada uno de sus cinco integ

jes

co invasores frente a mí se inclina

aba defecto en cualquier cosa menos su disfuncional familia, no toleraba que ningún sirviente la hablará pero no podía vivir sin ellos. Sus hijos Phaye, Asper y Adelaine, ord

abello castaño lacio, ojos marrones y

ó el rey con una sonrisa acercándose al

í con esceptic

Adele duraron toda nuestra infancia metiendo a sus hijos en las vidas de Caius y la mía, anhelando ten

a familia tanto como yo, sentí su mi

abló en tono venenoso Adele—, han pasado por tanto y ver que se so

ar—que somos la única familia en el reino que tuvo

oso en busca de ayuda, pero, el mayor de los Thyeran estaba

rvino Phaye—. Hablaba sobre la fortaleza que mue

con una sonrisa que se me antojó borrar de un golpe. Ha

el rey atrayendo las miradas—, mi

s que me habían mirado de todas las formas posibles a lo la

a cuando forcé un tono dulce,

arse y bajar la mirada al colgante en mi

Su tensión aumentó y él único que lo notó fue Bastian. Repetí perfectamente

tención discretamente y señaló a los invitados del rey que

cer de anfitriona, aunque quería sacar

acer de presentarle a nuestros inv

eran al girarse a ver a los invitados, vi como descaradamente Adelaine apartaba el cabello de su hombro pa

sa que me ofreció directamente, logrando que los ojos de

n Adele y Adeus al ti

s ignoraba mirándome directamente, tuve la tentación de golpearlo pero entonces, Asper se giró en mi

iene pareja para

os que nos separaban y volví mi vista a su cara para

ealizaría un baile hoy—espeté con

gnifica que se ve, Ma

iba a convertirme en la reina y no iba a retroceder

cia—. Supongo que usted tend

a mandarlo a sacar con los guardias ahora mismo de mi

de lo apresurado que se realizó e

a

los guardias, enserio. Miré a Bastian sobre el hombro de

sea una seña

, seguro es una señal para que

para que asistamos junto

ió sorprendido de mi movimiento más cuando puse una mano sobre su pecho y lo empu

más firmeza al ver que no se movía, retrocedió un paso sorp

nazándome,

devolví y pareció preocuparlo todavía más cuando

usted o su familia es perder el favor de la familia real, Asper. Así que piense mej

los movimientos del ducado y los nobles del reino, el manejo de propiedades, recursos p

liar en casinos al sur de la ciudad y en mujeres. Pasaban bastante más tiempo del recome

mo si fuera un fantasma, relajé mi rostro y sentí una pr

jor, señor Thyer

uien moverse para llenar la distancia que nos separaba a Asper y

rrumpo

asi como si fuera un monstruo todavía peor que yo. Dirigí mi mirada hacía el

so—, la princesa Dayra

susurró el príncipe con burla—, pero

me llevarán de u

ue no quedaba nada bien con él. Escuché a Asper susurrar algo pero yo solamente busqué

príncipe me confundieron, volví a mirarlo pa

Y no, no necesitaba su ayuda Príncipe Ascian—su nombre resultaba extraño dado

referirse a mí que me molestó—no tiene

—. Solo no me gusta

ronizó ante mi tardanza en el almuerzo, apreté los puño

lestaba salir con ellos porque yo no había pedido nada de est

arde en un pasillo y era un buen cambio de tema, a

murmuré mirando esos ojos dorados—, debido a e

ya tendremos tiempo para terminar

al rey y su estúpido consejo. Re

eniente al rey—susurré de mala gana—, lo último que

—. No se preocupe princesa—odiaba que me llamará así, en ese tono burlón—

gratis, ¿Ven?, n

o que

n baile, casi bufé—, me da la sensación

que obligarme a bailar. Seguro que había olvidado la mecánica

acer, Prínc

e sea que pasaba por su cabeza, Bastian interrumpió todas las

e y su mirada burlona, ¿Lo malo?, en mi carruaje junt

culpó con la mirada y me informó en un susurró que había sid

lculada venganza por mis palabras

viaje tranquilo, pero, a los pocos min

con el Prínci

paciencia que no tenía y l

ana—, lo último que faltaría es que yo tuviera q

vaca me miraron con todo el odio que podían reunir a

espetó seguramente con la intención de herirme—, la gran

de su familia en general—, además, ¿Por qué conformarme

s, pero, eso no iba a decírselo a Adelaine. La conocía desde que éramos niñas y aunqu

rra—espetó molesta—, ¿Solo nos

de esta situación y Adelaine tuvo la mala idea de meterse en mi camino como el i

s a las cucarachas—ladeé la cabeza

ra—siseó e

o, pero fui más rápida. Tomé sus muñecas entre mis manos y las apreté con f

Adelaine—susurré con ma

e para que pudiera entrar en ese lugar vacío y sucio que ella conocía como su consciente. Pude v

no se movía pero ella me escuchó, la sentí temblar d

entó mucho más de lo que ya estaba antes de ir a mi habitación, el estómago se me revo

hice, los ojos de Adelaine estaban llenos de lágrimas, apretaba sus man

os ni que no quiero ver tus manos sobre el cuerpo de mi hermano Caius—ell

l esfuerzo al que me estaba sometiendo. El cuerpo se me estremeció todo el camino e incluso c

aba su sorpresa al verme. No salía del palacio para nada como las fiestas que organizaba e

ando, yo estuve apartada, saludando a las personas que tenían la valentía de acercarse a mí y agu

omento y no enviaría a Bastian a buscar una solo para n

añana mismo—le ordené a Bastian al verlo acercarse a mí co

Bastian mirándome como si suplicará que ace

a meterte e

. Le avergonzaba admitir todas las cosas que h

aba todavía demasiado... ida para tomar las riendas del palacio. Bastian necesitaba reunir información tanto para mí como

os miembros del consejo de guerra y al parla

labios y bufé—. No me importa el plan del rey, ten

partar la mirada de Bastian para verlo, sonreía abi

, bajo la mirada atenta de todos. Sabía yo que era lo que segu

El contacto de su piel, su solo calor me causo un dolor profundo que estuvo por hacerme

mitarlo. Sus ojos dorados estaban sobre mí pero yo solo miraba a las personas a mí alrededor, no a los nob

s contaban con que en el momento en que el prínci

consejo o parlamento, solo por esas personas que no tenían como pag

mi mano derecha y sonreía como si estuviera verdaderamente alegr

rpresa de todos y pronunció un discurso corto, elab

lo negro y la abrió revelando una sortija de oro negro con un diamante blanco en forma

nor de convertir

ino los de mi hermano que lucía sorprendido. No había sido la hermana

e todos querían escuchar. Con una sonrisa triunfante puso la sortija e

compromiso mientras debía obligarme a permanecer al lado de

proteger todo lo bueno que había en Khelvar. Proteger a mi hermano que no tenía nada que ver

scian me pusiera un solo dedo encima y mucho menos da

�‍♀

é creen que llegue a pasar entre Ascian y Dayra?, ¿Sabremos alguna vez que era lo que en realidad

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