En la boca del lobo.
haces
gritando e
el. Unas míseras horas a su lado
a hecho suya de una manera inh
una fuerza de otro planeta. Me
.. Que me esta
pedí bajito, dándome la vuelta, dejando mi cue
, y cuando abrió sus manos y las colocó a los
resa que esté a la altura del cazador que eres. Me h
almado, pero res
o, sentía que podía escu
Melody! - ¡
luntad de resistirme a tí, no voy ni siquiera a comp
s ojos, inclinado hacia mí sin importar
os que aún estaban húmedas por el agua del grifo, se sentían má
rte es mi penitencia. Quédate, oblígame a pagarla - sus ojos se cerraron de nuevo y mi mano subió de su pecho
abios, pero no podía. No podía besarlo. Me perdería
vez
alabras, me incliné, pasé mi cuerpo por debajo de
acía fácil el acceso a mi boca y la entrada a mi piel. Si una sol
i me dejaba tocar por e
che, no pu
mación sobre su camino al éxito, pero, dadas las ci
rgo, no me s
us ojos, lo sardónico a la par que
istirme a él. Que me comportaría como una profesional y aguantaría el tipo, hasta el
mañana cuando reci
de proyectar otra imag
caza. Esa simple frase me movió l
un hombre que había visto so
vuelvas, porque
sin respuesta
mis piernas con otro en medio, para calmar, o intentar c
que se imp
star pasando mensajes a una chica
ía, más allá
o era. Un
como algo deseable q
puedes entender por qué, y yo no puedo decírtelo, pero c
ios b
. Me encantaban sus palabras, pero me aterraba
mi am
escrito, pero su respuesta me llegó tan rápido, que ni yo tuve tiempo de
ra más que eso
al. Con un solo novio de dos meses en toda mi vida, no
más, un algo más, que
Ríndet
nte mensaje q
en el tema laboral que nos unía. Pero de pronto, c
o también hubiese
ar con él a diario y que no pasara nada. Era
hablaba no era algo que me habí
tra persona para mi trabajo de curso y él seguirí
s Marc
que dije com
ronto Cap
u desconcertan
hasta pronto, era un claro indici
ondí na
no se pone en la po
seguiría con mi vida, al
a muerta de sueño,
to día que me lev
de lanzarla por la ventana, pero la cristalería de la mism
sa de raya diplomática antes de subirme a unos tacones azules, pasar muy poco maquillaj
rta de mi habitación, extrañada de no encontrarme a mi Golden acostado
r y algún que otro ladri
os las cosas de la universidad en mi bolso, siento
or las escalera
é y lanzando el juguete
mi madre y enamorando a mi golden con
en un vestido que no se cómo la dejaba respirar y unos tacones que p
pondí cuando me
de el. Así como la suya no sa
inar que el único saludo que Marcelo quería darme, incluía a
una pierna cruzada a la altura de la rodilla, las mías casi se escuchaban te
Santorini- dije, por
de mi padre, yo le ofrecía mi mano
contra su cuerpo, dejando un beso en mi mejilla, del lado que m
ías... Cap