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Tuya Hasta El Infierno

Capítulo 5 Enemigo

Palabras:1406    |    Actualizado en: 25/11/2021

A

staba molesto con él, también lo apoyo en ese asunto. Pero como a mí me valía una jodida lo que digieran, al final aceptaron ir a ese lugar, con o sin ellos yo me iba a arro

él también estaba al tanto de que yo no me fiaría con fac

Alan e Iván estaba convencido de que quería ir primero pe

Enzo me entrego un puto radio

, jefe ―vuelve

da fulminante ant

mierda no

o ―Tan difícil es agarrar el jodido radio y guardár

e hasta ti, sabes que una puta bala no

sea Diablo! Estuviste a punto de morir una vez, por una puta

bjeto que todavía estaba ofreciéndome Enz

es e Iván solo gira los ojos con frustración ― ¿Qué hay de

o, ya podemos a

guro era que muchos morirían esta misma madrugada. No puedo decir que lo lamento, porque la verdad no me impo

los radios desde las camionetas, a él nunca lo metía en los operativos y menos cuando se trataba de al

Leo ya se había adelantado. No entraríamos por la parte fro

n lo que parecía un almacé

ndo roza la primera bala por m

puntos diferentes, para así cubrirse. Y es entonces cuando comenzó la ráfaga de balas. Si

Iván, se encontraba del

e puta era un maldito asesino de primera categoría. Salí de allí dirigiéndome al burdel, la bodega tenía un corredor que lo

el corredor me encue

a unas escaleras que te llevan a la habitación donde se reúne la or

nos acercamos a la entrada, en ella había dos gorilas cuestionando la

uno de ellos rodeando su cuello con el filo de mi cuchilla, mientras que con mi

Antes de alejarme de ellos saque el filo de mi arma del puto cadáver que hacía en el piso desangrándose. Los limp

y sin esperar a nada apuntamos al objetivo. Mis ojos se encontraron con los del maldito que tenía tiempo persiguiendo. El malna

staban hasta la puta madre cargados de cocaína. No tuvieron tiempo de reaccionar,

―la puta ya estaba del otro lado, pues había brincado del susto, dejándolo libre para mí ―

l lugar donde estaba sentado, sin dejar de apuntarle con el arma que tenía en mi otra mano. Leo y A

buscar algún sitio en donde cubrirme, no alcance a esquivar una bala que impacto en mi hombro derecho. No le tome importan

y acabaron con los enemigos que quedaban. P

―Sin mí no puedes vivir ―agrego el

nte ―Llévense a esta porquería ―le

lan con una expresión de preoc

eando demasiado, creí que solo había s

la bala había entrado en la clavícula ―Lo que me f

o te importe eso ―respondió Iván, par

si fuera la primera o la última vez que pase esto ―dije, siguiéndol

podrías encontrar con una bala atravesada en tu jodido cuerpo, y eso yo lo sabía de sobra. Lo que lamentaba, era que a mi pequeña Fiera la había arra

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