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El sueño de las flores moradas

Capítulo 8 Vamos juntos ¡¿Sí !

Palabras:1751    |    Actualizado en: 06/01/2022

mbros cercanos comida y diferentes cosas que necesitaban para v

sario el poder conseguir un lugar en el cual poder empezar a sembrar y cosechar los frutos de la misma, pues no podrían mantenerse viviendo de esta forma por siempre, al igual que a Fernanda le empezaba a

las cosas tan a la ligera. Por el momento no había ni un problema, pero no podían ser tan ingenuos por siempre y esperar ha

stento del día a día, decidieron que era momento de poder buscar, además de más sobrevivientes, un lu

diciendo que ese sea el caso – Fernanda – por el momento es mejor pensar en un plan B en caso de que de verdad no podamos hacer nada – Esmeralda susurro – aunque en realidad no puedo pensar en una forma en la cual unos adolescentes como nosotros puedan hacer algo que los adultos no lograron hacer… – Romario – aunque digas eso… me gustaría que todo regresara a ser como antes lo más pronto posible – Dalo – bueno, será mejor que empecemos de una vez. No creo que nos lleve a nada si continuamos dudando en lo que vamos hacer – en el

ían que lidiar con una forma de poder evitarlas. En cierto modo, aunque debían de llegar a tratar con estas, también se encont

ezaron a utilizar toda la información que tenían en mano. Haciendo uso de la moto que tenían a la man

ecer alguna otra planta, sólo los árboles y una que otra planta habían logrado mantenerse por el momento, aunque en realidad n

asos agigantados y haber terminado con todo lo que había, pero, el por qué aparecieron y si es que ya existían desde un entonces, el

o en el cual podría llevar a cabo la labor de sembrar, pero para evitar que fueran atacados por los Flormor, tuvieron q

as verduras. Entre el poder conseguir semillas, Esmeralda se había encargado de esto con Fernanda. Sin dejar nada de lado, Elva era la encargada de velar porque toda la plantación quedara bien y esta se pudiera sacar el mejor resultado posible. En ciert

uras plantadas y que ellos sean sólo cinco. Elva, quien había escogido estas para plantar debido a que su cuidado debía de ser un poco menor en comparación de otros como lo es la papa que requiere de que se fumigue debido a las plagas que la infestan, el maíz que requiere de un cierto tiempo para sembrarlo y por el tipo de clima frío en el que viven,

er cuidado era el poder mantener las semillas y evitar desaparecerlas así como el tiempo de cosecha de cada una de ellas. Entre cad

vir, desde la limpieza, el cocinar, búsqueda de suministros, monitoreo de las siembras y, por supuesto, el estar atento ante cual

iban desarrollando parecía hacer que la carga que tenían fuera menor que al principio. En estos momento empezaban a entender que tan importante era el

– Elva, dándole la mano a Dalo – Así es. Ese será nuestro lema. Así que, bueno, dependerá de ti si lo aceptas o no – Dalo – creo que… – Elva, soltando la mano de Dalo y luego dándose la vuelta y dirigiéndose a la puerta, dijo – bueno, en este momento no creo que tengas la respuesta adecuada para responder, así que… – se dio la media vuelta mientras le daba una sonrisa a Dalo – no lo pienses mucho ni te adelantes sin saber lo que realmente quieres decir. Será mejor que tu respuesta sea lo que realmente sientes que es la correcta ¿No? – Dalo, sin saber que decir ante t

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