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La Última Guerra

Capítulo 5 Cuatro

Palabras:2337    |    Actualizado en: 13/11/2021

ítu

tos hasta que mi ritmo cardíaco se normaliza. ¿de qué hablaba Grace? ¿por qué Emma ya no es segura?, ella nunca me había dicho mi niño. Cuando comiencen a suceder cosas malas ignoralas, has como los demás, ¿cómo se supone que voy a interpretar eso? Haz como los demás. Sacudo la cabeza para eliminar la migraña que me acecha. ]Entonces eso haré, actuaré como los

rme, solo me dijo: será lo mejor. No, esa no era Grace. Miro a rosa que agita sus hojitas tan tiern

stán oxidadas y el color verde se ha desteñido, pero servirán. Levanto la mirada y me encuentro con ella, con sus hermo

esta el capullo en mi pecho y sus hojitas tratan de abarcar mi estómago. Me abraza. ¿acaso todo tiene que ser siempre tan complicado? Jina tenía razón, me encariño demasiado rápid

o, así que tomo una de las bolsas de palomitas del suelo, apago la luz, me r

or ejemplo: La noche esta estrellada y tiritan, azules, los as

...........

e siento en la cama y apoyo los codos en las rodillas mientras acuno la cabeza en las manos. Mi última noche en Emma no fue para n

re es espeso, el sol comienza a despuntar y arrasa el frío nocturno del desierto con su aparición. El efímero amanecer explota en lo profundo de las montañas, lanzando destellos que parecen acariciar, aunque sea por un segundo, la tierra herida de este marchito planeta. Me siento en el metal frío como todas las mañanas y pongo la maceta con rosa junto a mí. Después de un rato el sol ya es insoportable, entonces me obligo a entrar de nuevo. Rosa resulta ser una excelente cazadora, comiéndose todos los insectos que tratan de acercarse. Mient

a, soy demasiado blando. Me ruge el estómago y el hambre no me deja pensar, y antes de

nte parece alterada, inquieta. La fila se mueve como el oscilar de una serpiente. Avanzo con nerviosismo hasta que me uno a

mí, creo que se llama Bryan -¿amanecieron de malas o qué? - tengo que alzar la

icias, redujeron las porción de las comidas- mi boca se a

e espetar, pero R

llá- se cruza de manos y me parece que hace un gesto casi femeni

da comida y por más de diez años, es imposible imaginarla sin él, es su sello personal, como mi cabello blanco o los ojos negros y rasgados de Edee. Cuando pone alg

par de minutos sin saber exactamente qué hago, lo calizo el cabello negro y lacio de Edee en una mesa. Esta sólo. De camino a él le guiño un ojo a Marian que esta con las chicas g

i comida. Al principio podría decirse que es un puré de papa, pero tiene una consistencia más v

ás bien para mi mientras

, su mirada está perdida

to, de nuevo más bien para mi m

van a machacar allá- ahora me mir

o sin más, como si fuer

ero a Capricornio-M

misteriosa sustancia. Prefiero no decirle que mi tío moverá sus

edor como si lo estuvieran observando. Miro también pero no

st y... ¿cómo es que te dicen a ti?

omando esto dem

a en el plato mientras él habla. La verdad, claro que estoy preocu

so no te has dado cuenta? ¿no

eo las manos

notado que hay más vigilancia de lo normal?, y ahora esto- señala la comida -algo raro está pasando- ¿y si tiene razón? ¿y si estas son las cosas raras de las que me habló Grace anoche? El pánico que sentí anoche me comienza a invadir otra vez. Lo que creí

o algún ladrón- Edee

labras escucho las palabras de Grace: eso será lo mejor. Que te vayas será la mejor. Emma y

normal -la voz de Edde me llega a

ima del hombro de Edee. Está a casi seis metros. Edee nota que veo algo detrás

te algo? - me dic

Al final termino comiéndomelo todo. Edee lo revuelve con dilación, a

e asco. Le doy cuenta también, y al cabo de media hora ya

-Ya tengo suficiente en

primero que veo es a rosa que men

jarla con Marian, no quisiera meterla en problem

colchón que cae por la orilla de la cama. Hay tres cartones medianos que utilizo para que el colchón no se salga por los rotos que dejan las tablas separadas, así que tomo uno y no me tardo

das mis pertenencias y dejo la pe

o entrando, con el cabello más corto y la mirada más perdida, observando todo como si después no hubiera un mañana. Recuerdo que lo primero que vi al entrar fue mi reflejo en el espejo, era la primera vez que me veía de cuerpo entero y me pareció demasiado extraño, ¿acaso ese niño flacucho y de cabello blanco era yo? Si, lo e

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