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Red Mortal

Red Mortal

Autor: ANKH
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Capítulo 1 La caida

Palabras:1496    |    Actualizado en: 25/10/2021

e golpe duela menos que está realidad que hoy me empuja, li

uizás por todas aquellas conversaciones de grandes en las que me con

no es mala, si lo es. ¿Acaso no sabe

o en eso. Yo no creo en un cielo y en un infierno porqu

ue eres escritor y te la pasas leyendo

o que nunca entenderás y que no pienso

a que se referían. Por primera vez, c

hoy, en este instante en que como decía King, refiriéndos

es hoy el mismo que se apiada y me pide que lo

to físico y poca suerte con las chicas y confiando en las pa

uir de aquella realidad. Ser el gordito, alto, de anteojos y cabello liso, peinado de lado, me hacían ser el centro de atracción del resto

o, decidí irme a la escuela de seminaristas, y ser Padre en una iglesia del barrio. Así no sería

scribía en alguno de mis cuadernos de Teología, sobre cosas que me hacían reflexionar

una tarea, este ritual se había convertido en un castigo.

or de Filosofía y recuerdo que mencionó sobre la muerte. Yo no solí

Qué opinión merece

ellas dos ideas del discurso

y no en Dios–respondí mientras mi corazó

espuesta!–dij

tirme como centr

ue rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios", por e

, el profesor, me su

blar un mome

hora querría entablar una conversación prof

e las salas donde sól

die más, só

tese A

as palabras del profesor.

ienes mucho futuro como sacerdote–dijo,

e–continuo diciendo– todas las tardes, nos reuniremos en este cubí

las palabras del profesor. Así que me puse a leer

Ese conocimiento me brindaba seguridad y confianza en las clases. Pronto fui notado por los otros

ntirme tomado en cuenta; pasar de ser un X a ser un

en la vida y con el tiempo

cubículo y una tarde, se paró frente a mí, como siempre, colocó sus manos so

confiar plenamente en ti, y eso permitirá que entres en

ró su falo. Yo lo miré a los ojos, él hizo una

gre de Cristo será derramad

r y discutir algunos versículos, él me mostraba su masculinida

e algunas cosas y el p

ntir que seguía siendo hombre, a pesar de que nunca había estado con n

xo oral, aunque fue raro para mí, verlo a mis pies, sentí como mi pene se iba llenando de sangre y se ponía duro. Estaba excitada, pen

as. Como cuando tomó el crucifijo de la pared y comenzó a introducirlo por mi trasero. Fue r

había robado algunas piezas de oro, o que me acusarían de abusador se

más grandes que se tiene como hombre. No imaginé que Jesús, era la carta bajo la manga de la sotana del Padre Evaristo. Jesús

la cárcel y es mucho lo que se cuenta sobre esos casos de violación. Hablé con el pad

, tomé mi comunión. Fui hasta mi cuarto, recogí mis c

ora de trayecto, llegué a casa. Mi madre, no estuvo muy agradada con mi regreso, pero había cosas que no podía contar

ablaría de ello, ese era mi gran secreto, lo fue por casi veintidós años;

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