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HASTA QUE SEAS MÍA.

Capítulo 5 Contacto

Palabras:3556    |    Actualizado en: 16/10/2021

eferencias pero jamás tomó la llamada, por lo que fastidi

acudía cada día solo a revolcarse en su soledad y su infierno. Para Ahmad nada era bueno en su diario vivir y llegar al departamento, enojado, rabioso con todo y c

una madre irresponsable que solo lo usaba para retener a un hombre y por otra zorra sin escrúpulos que no tuvo reparo en arrebatar el padre a un niño. Aunque se dijo que no podía culparla solo a e

gris como todas las anteriore

ndo su prima lo dejó y cuando su madre mostró la clase de porquería que era; como fuera, le dieron ganas de reír

teniendo los impulsos qu

su mesilla una foto del hombre que

y sonreía a la cámara como si

ego pensó que jamás lo necesitó y se deshizo de Ahmad apenas le fue posible. Ley

uo nombre—. Así es como me llamaba, n

daba como su madre y no como su padre pero cuando creció, cuando fue rescatado de

jo suyo. Lo quiso hasta el último día de su vida y aun así, con todo eso, Ahmad se sint

sma que cada año le ponía en el top de empresarios del año. Así fue como él se había convertido en A

rla, de hecho la estrujó, pero también se a

o que lo conservaba con un poco de cordura, esa parte de él que se n

s pensamientos y lo tomó solo para ver

ponder la llamada—. Espero que no me diga

a hablar—. Solo quería saber si hoy te ha dado el sol y como ya

s y dime —contestó Ahmad esperand

virtámonos un rato. Te llamé para eso, abuelo. Estás estresado y necesitas

s habidas y por haber eran válidas y nadie era juzgado, creyó que ese lugar al q

ujo un tanto ansioso. Tenía un deseo irrefrenable pero lo cierto es que pocas mujeres de las que frecuentaba

disfrutar poco al encontrar pocas mujeres dispuestas a cumplir sus exigencias,

estaban enrojecidos, Ahmad se dijo que seguramente ya estaba preso de los efectos de la c

ludó escueto antes de

lector y recibiendo de la embajadora una tira de condones y una llave po

an el brazalete antes de ir camino al interior junto a

o orgías en cualquier lugar, hombres sometiéndose a otros o parejas teniendo sexo en algún lugar. A n

e cumpliera con los requisitos de lo que buscaba o al

chica y chica pero no encontraba nada

una rubia que estaba en una de las esquinas del club. No apartaba

mujeres que se las daban de entronas y a la hora no sabían complacer a

dosis de esas mujeres y le fastidi

Adrien mientras la señalaba—

tamento? —preguntó burlándose

pondió su amigo entornando los oj

aba todo a su alrededor con evidente asombro y pensó que seguro estaría rezando ya para pedir por las almas; sin emba

marero para informarle dónde podía atenderlos. Se acercaron

idiable y la ropa ajustada y corta solo resaltaba lo bien que se vería

do con evidente aceptación, por lo que Adrien señaló hacia su mesa y con eso Ahmad se puso de pie y se ace

a a hacerse presente y aunque la chica no se quitó, sí notó que se tensaba ante su atrevimiento, lo que se

ión hacía que el reflector giratorio del lugar diera de frente a ella permitiendo ver su cara por completo. Las luces t

hica, mordiendo su lóbulo y mientras Adrien susurraba

lo que quería, aunque pensaba que quien entrara a ese lugar creyendo que solo iba a bebe

o en lugar de apartarlo ha

ras veía a su amigo arrodillarse frente a la c

oral a la mujer que pronto parecía poseída gimiendo y sacando ella misma sus senos

su acompañante y mirando a la pareja con ojos muy abiertos. Él supo que la chica no se opondría a nada cuando a

la chica antes de arranchar de un tir

de atrás mientras la chica veía como su amiga ahora se encontraba con un hombre comiéndo

chica de cabello castaño que él tenía penetrada s

trar doloroso para algunas pero parecía que para la joven castaña no lo era puesto que ve

ientras el hombre que la embestía bufaba cerca de su or

senos en un intento desesperado por obtener más placer y a Ahmad le pareció ta

ndo era lo más perverso que había visto pero la realidad es que le excitaba tanto la escena que estaba completamente

completamente desnuda en medio de la sala, con la gente follando a su alred

ote sobre la chica que lo único que hizo fue lanzar un

como pudo mientras la chica no apartaba la vista de su amiga, que gritaba sin pudor frente

azos y le indicó al otro hombre que fu

e él antes de que el otro sujeto la recostara sobre Adr

ena de la doble penetración de su amiga, por lo que él se

ue se refería, pero perdida en las sensaciones, no fue capaz de razonar l

ró frente a él

la poca luz pero se veía bonita y más aún c

ñalando a su amiga—. Son excitantes pero

o que volvió a tomarla del cabello y la arrodilló con fuerza dejando su miembr

e viendo cómo ella acercaba su

ca y comenzó a ma

o la boca por lo que

o en una coleta apretada con su puño, la cual tiraba hacia arriba pa

idad bucal y poco a poco relajó la gargan

ca y comenzó a embestir su boca con estocadas fuer

al sentir que no podía recibirlo por completo pero no le importó, él s

e le provocaba el pene en lo profundo de su garganta. Las comisuras de sus labios correaban pequeños hilillos de sa

chica viendo como esta se doblaba frente a sí tos

rla y lanzarla sobre otro de los sofás. Sin delicadeza algu

enó mientras la veía

e complacía saber que la chica obedecía si

niendo solo un cojín debajo de su cabeza y esperó paciente a

nte el salvajismo antes que tirones de cabello la sometieran y si

y con actividad normal, además de que le daba pena decir lo que en realidad le gustaba en la cama. En cambio, al ceder

mbres penetrándola mientras otro de ellos se coloca

ante tomaron su cabello y jalaron su cabeza hacia a

o horadaron su ano y la penetraron al cabo de unos minutos. Fue igual de rudo, sal

acer y el dolor que sintió cuando él

mad con rudeza y tironeó

sentía como el pene entraba pero Ahmad la tomó de la cint

enetración tan profunda. Poco a poco se acostumbró y comenzó a saltar con fu

e el clítoris al mismo tiempo que él mordía fuerte s

us manos, tan fuerte que dolió pero le gustó; con la otra mano tiró del cabello obligándola a e

e un grito que la hizo expulsar por el sexo una pequeña cantida

dolorosa pero también, en opinión d

entes de su amante retorcían sus pezones y l

naban junto con el golpeteo de su sexo y a su vez metía dos de

le hacía sentir como jamás se había sentido, como un

vorágine de gozo que estaba envolviéndola. El vientre se le tensaba ante el inminente orgas

ahora zorr

para la chica, que con un grito bestial se desmoronó sobre él mientras el hom

o pero al desmontarlo lo vio quitarse el condón y

ica podía soportar un

quirió aun sentado y

lie —dijo ella con la

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