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NEÚGIER

Capítulo 2 1

Palabras:1885    |    Actualizado en: 02/10/2021

RA SE

l noticiero de las mañanas a la espera de algún suceso extraño en la ciudad. Las noticias habl

cohibidos. Sonya, la muchacha fue consciente de ello desde que abrió los ojos al despertar, sin embargo su madre le re

ol remoto y fijó su vista en su cerea

regañadientes. Con ese clima

echa iba comiendo de lo más tranquila respondiendo los mensajes que tenía. Al parecer el grupo de amigos al cual pertenecía poseían grandes

ino era muy probable verse entre l

lo que era la movilidad diaria, una b

o? —preguntó Maggy, amiga suya, logrando que se distraig

s, siempre trataba de enfoca

de reproche y pros

ón, luego me cuentas

a olvidar —se e

o de sus labios al es

a en la sangre, pensaba. Y era cierto, su amiga por mucho que la apre

de traducir un ensayo, pero Maggy, la adorable rubia llevaba más pris

cuchicheaba sin descanso —se es

der callarse y Sonya adquiría grandes pro

tu nombre al en

temperamento so

*

dre—. Las iglesias se están reuniendo todos los días desde temprano, los pastores hacen asambleas co

uenta que ella iba a diario a la iglesia por las noches, aunque al llegar a la habitación donde dormía caía co

do? —inquirió, rest

, ya iban a cumplirse doscientos años desde

blanco—. Nadie va a regresar de la tumba, los muertos vivientes no existen y si en caso existi

echas rojas, Paola, estaba un poco a la d

ar los ojos, se limitó a sobarse el ro

los dramas innecesarios

vuelva, no va a

sus cachetes en tanto le lan

una bruja —comentó, intentan

corrigió—, simplemente

a, ya no e

ndo embarazada—. El espanto p

ital de bebés

gatitos, luego los

aumentar a su larga lista los an

iz sintiendo

centenar de estudi

—debatió, o algo así cr

d, absurdo o no, a hacerl

resign

a estab

rlo claro. Alzó su celular por enci

a una pareja

e buscaban información sobre la tipa,

a muerta, enterr

ente se sorprendía o asustaba por algo, pero en el fondo

nta y dos

e se recató cuando

medio día y prosiguió a recoger

dicho por su madre y se marchó a paso apresurado dand

*

na composición más de su sangre. ¿Quién e

e culpable al sentir aquello. Su madre le había enseñado que ello era e

entó a Adán y entonces

respiraba curios

e silenciosa, por último ni las

rrir. Vio la hora en su reloj de mano y rápidamente se aferró a su b

ba a quien se le pusiese enfrente, con

taba en la cocina, pasó por una pequeña aula donde su amigo Erasmo dictaba charlas para quienes iban a bautiz

su atención y quedó esper

*

lemente era rutina, que nada malo estaba sucediendo y que no debía dejarse llevar por paranoias absurdas, repitió lo mismo

esús su s

dría, simplemente fue directo a su casa. Su día

*

es de lo acordado en su hogar, la chica y su madre ni se inmutaron, so

a eran un grupo líder en la iglesia, se encargaban de integrar

omo los viesen, cualquiera pensaría que aquellos

e Dios, Maggy ya no poseía lo que una buena mujer debía conservar, y Paola estaba igual o peor qu

idos todos a excepción d

un deje de excitación se le n

a, pero estaba igual o

de la mesa una mano rodeo la suya mostrándole su ap

e sucediese una cosa así tal como lo tenían pre

, es claro que todo lo dicho fue para crear miedo, paranoia en los habitant

e la muerta desde la esquina de la mesa donde todos comían—. Estaban a punto

José! Sonya no pro

exaltarse con las oc

le gustaba ver esas re

nte. Automáticamente todos sus amigos la imitaron—. El ser conducida hacia la guillotina por los padres, desnuda, hu

había evitado saber de las tragedias

lo tan ajeno al asunto. L

ió? —inquirió Maggy

atinó a negar

ndo un gesto con su mano rozándole el cuello, no decoraba sus palabras, lo decía ta

los se pusieron en punta al percibir lo que se avecinaba,

a muchacha—, se dio el tiempo aún de amenazar: Dos siglos de t

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