En el bosque eterno
ar de que lo ha hecho una vez. La punta de su bota es lo primero que veo
mejor venado que veas, no
rás co
iene su espada tras su esp
e ti. La amenaza siempre sur
a es una costumbre sus frases q
estoy preparado para e
onrisa, pero no saca nada a la luz. Cuánto
has tomado mucha
cuatro d
legar a ese temido valimient
que dejó de pronunciarlas; aquel día que su pareja dejó de respirar. Ajusto el arco que va cruzado en mi pecho con un
tás
eza. La lengua se ha to
Veré qué tan
petir esa experiencia en esa aldea destruida en donde me di a la tarea de atacar a esa deidad menor de una manera patética. Señala con su m
sas. Búscalas, olví
en busca de huellas que puedan guiarme, sonrío al ver una casi reciente, es de un adulto que t
ara resguardarlo de la nieve, es también atrayente que tenga casi el mismo color de los copos. Tomo una bocanada de aire, no tardo en extraer una flecha y posarla sobre la cuerda,
r y seguirlo con las maldiciones expulsándose de mi boca. La
lo has asustado más d
! -Me arrebata el arco de
su mirada
po
uelta mi arma, per
-repite en
e me las apañe con tan solo un cuchillo, aunque, de alg
✺
ra, me mira por unos segundos antes de dirigir los ojos en el majestuoso anima
ejor que rapi
oco, pero eso me da el suficiente ánimo para sacar otra flecha y calcular el momento preci
Agacho la cabeza, dolido, un animal tan her
e nuevo correteando en el cuerpo de
beante. Poso mi cuerpo trémulo a su lado, está acari
uestos en el cuchillo que tengo en mi cinturón. Mis
mano la afilada hoja que no tarda en estar dentro
extinguir
a un animal tan esplendoroso como ese, sin embargo, lo requería, no solo para demostrarle que soy bueno cazando, también por el hecho d
te hecho daño, muchísimas gracias con lo que nos has de
vidente, creí que se c
sugiero para amortigu
daríamos demasiado en tejerla. Es mejor que la s
pudr
uitándole import
á qué hacer con ella. Cuando
me pare
porarse. Tiende la navaja que no t
argo de des
in embargo, la deten
solo? -inquiero
ores, solo grita si te sie
ella: una persona que casi no demuestra sus sentimientos, que sabe defenderse de una batal
mirar una mu
sobre una rama, un hombre pequeño y encorvado con la
chacho, soy S
s palabras se me han a
a del ciervo a mí, sus herramientas se pegan a su pecho con una cuerda gruesa de
que se largó y no dejó rastro alguno. Se marchó cuando sintió que su hija estaba preparada para enfrentarse a este mundo. Los hombres de Odín no han cesado su fuerza d
s cruel lo que quie
tanto odio
se
de estos prepotentes dioses. Quieren deshacerse d
ieres? -Sus oj
na digna combatiente,
e sea una contrincante digna para ellos -sugiero. Vuelvo mi l
padre no es de aquí, eso es ver
risa extendida, como si estuviese
n guerrero?
misma te
tar mi desconcierto, déjeme decirle que
seguir el ciervo, que los seguía. Al dejarte me agarró del pescuezo y me amenazó, como buen enano
te con tu comu
ro soñador que desprendía: estoy pensando en ella, fue una insinuación pa
uedes callado mientras y
Sin embargo, la frase que me otorgó, la más contundente, se rebobina u
✺
manchadas de sangre. He terminado, y el enano pidió muy azaroso que le diese
espalda saca una clase de bolsa que señala con
entregársela, él no se inmuta de mi acción. Arrugo las cejas. Syl es cómico y es raro que haya cambiado de humor tan
tu travesía con
or
za a moler la carne para llevarse un pingüe muslo. Bajo
ojalá te vuelvas muy valeroso, chico. Con ella aprenderás mucho sobre el verdadero mundo al que se enfrentarán. Este
é, pe
con el mentón en alto. Sé quién eres, tu padre era un muy buen he
dejar ver la tristeza chamuscando mis ojos, desvío la mirada
ne en su espalda, el peso parece no hacerle ningún efecto-. Ve
es como yo... que deseo ser alguien que no quiere
o llevó a
e tan crueles palabras qu
aún estaría pisando estas tier
mar lágrimas, mostrarle esa debil
musito-, y yo no quiero lo mismo,
erzo a esa frase-. No dejes que las ansias de sangre se arraiguen
nr
r más. He dejado de ser imprudente, no
ue la contraried
ar de jalonear los blancos vellos que salen de su bar
remos pr
mano con re
rarme. Buena suerte
olo sabía sobre mi padre, sino también sobre mí, que