icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

UNA OPORTUNIDAD PARA AMAR

Capítulo 5 RECONCILIACIÓN

Palabras:2277    |    Actualizado en: 11/09/2021

encerró en su habitación, ahí paso horas ideando, escudriñando en sus adentros, la forma más correcta, para hacer que Gabriela lo perdonara, lamentablemente, nada surgía,

siese ayudar. Ernesto se dirigió al bar del

s 10

én toca de

estina, ¿

amado Ernesto, está medio tomado, dice que no va, hasta que

ulpe, esta será la primera vez, que ocurrirá, semejante espectáculo — Ella, se colocó lo primero que encontró, y Viendo la

zo, del vigilante era en vano, Ernesto, no

ella venga, y me perdone —A pesar de su esta

la junta ya fue a buscarla,

— En el instante que Ernesto vio

en un conjunto residencial! —En un pr

ar, si aceptas

vamos al a

no confiaba en que Ernesto estuviera, en condic

yo me encarg

o, la señorita Estefania, me ha dado claras indicciones,

o pudo Gabriela, se llevó a Ernesto, y se dirigieron al ap

no necesita ayuda? —Preg

uparse. Solo es algu

hora de retirarme, la

a Ernesto a su habitación, mientras que

e está

arado, la acabe de llevar a la habitación de Est

erdones. Ya debe

sencillo —Gabriela, quiera ver, c

lo que

ncida de que Ernesto se rehusaría a tal petición, ella soltó una pequeña sonrisa, s

ra, qu

ré, tus

ella, tratando de detener,

la ropa interior de Gabriela, abrió sus piernas, y poco a p

a, en serio es

tuvo en ningún momento, él siguió devorando

! ¡Está

, fueron como activar, un interruptor para Ernesto, qui

ciste, así q

hacerte vibrar; que te si

utiré co

desnudar a Gabriela, por un rato observo su cuerpo, y lu

eres un bebé?, y

s, tenerlos para él, eran casi un sueño—, no cabe duda, son exquisitos, ahora probaré algo—. Él, introdujo de sus dedos, en e

u miembro, no le era desagradable, pero si, le resultab

ando? —Preguntó é

, tengo vaginismo, por eso, cada vez que

, no me lo

no quiera d

ta, si has o no has estado con alguien más, aquí se tra

aburrirás?, soy tan

as indecisa, yo te abrazaré y con mis besos haré que todo lo mal

sar algo de lubric

ue esté abierta a esta h

a, tiene, no creo que se

conocía esas

que experimentaba, Gabriela, le

eaba. Además, si no quie

s

tos momentos. Ve por el lubricante

tes de regresar a su habitación, le d

s piernas; luego, con sumo cuidado, fue untando lubricante—

Ve más

ré que solo pron

parao de contraerse. Las embestidas y m

s, estoy

no debim

or

o seré un juguete, lo fui una vez, deje que

al quiero estar en días; nublados, felices, desesperados o perfectos. Quiero que veamos el amane

engo miedo, miedo que por mis culpas, salg

una, quiero intentarlo contigo, algo

beo debido a los demo

do, eres muy especial para mí. Pe

que una voz en su interior le susurraba: «eres una tonta, lo echarás a perder, siempre serás un

daré, mi misi

más tarde tendré mi primer d

erás. Ahora ve por Belén, ell

za con las almohadas, ¿me veré muy ego

é a tu lado, y también v

ra ser un cuidador, pero a eso de las cuatro de la mañana, cuan

pellizques mi pezón, No puedo

eíble!, ¿Qu

mavera—. Inundado por la pasión, Ernesto se volcó sobre Gabriela, la besó c

a, saca tus dedos

s más —Ferozmente, y con ayuda del lubricante. El logro que

estaba ella, experimentad

ra Ernesto era claro, que lo más impor

mi cuerpo demasiado calie

que te har

o más, yo quiero que… —Ella, tomo con brusquedad, el m

eseo de Gabriela, Ernesto, con gran s

lo saques, quiero que

midos de Gabriela fueron la m

eñor, ¿co

ue sat

rma de decirle, que ya había sido suficiente. Ahora si me lo per

o, no har

su primer día de trabajo, la noche ante

nguardia, oficina

í que es

algunas indicaciones, sobre sus gustos, y pues ya ve

da, sé que aprenderá rápido, traiga su agenda, par

omiso, actitud que le parecía admirable a Harold, quien fue muy diligente

odo está tu computador, debes tener pr

ñor, as

ella se sentía nerviosa, pues no era su profesión, Gabriela daría lo mejor de sí en su trabajo, y mientras Gabriela, p

eres, que

abriela —Sin sentir, ningún remordimie

en su cama, para devolverse a la puerta donde se encontraba Esteven, a quien le propino un fuerte puñetazo—. ¡Maldito!, jamás p

el labio —Refunfuñó Este

, pero Belén me necesita,

jaré que te quedes con mi hija

pues no son objetos, además hace mucho perdiste tus derechos sobre ell

digo, disfruta a Gabriela mientras pueda, porque te a

mando mi paciencia —Ernesto, tuvo toda la inten

lo aseguro Gabr

un bufón, sient

en, intento golpear a Ernesto

sto, una sola vez, aléjate de ellas, o podrías recibir,

una a

recomendación, Bogotá puede ser maravillosa, pero también

— Esteven se marchó, mientras proclamaba: «¡Bastardo! Está muy equivoc

tin

Obtenga su bonus en la App

Abrir