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Mira más allá

Capítulo 3 3

Palabras:4197    |    Actualizado en: 01/09/2021

a de duda. Yo estoy igual. Creo que es la primera vez en mi vida que veo a alguien tratar de

la mujer voltea y me mira, con un rostro decaído—. Te a

n la cabeza—. Fue en parte mi culpa,

n acida e hiriente, pero no quiero que me

conozco a mi hijo —

o conmigo es aceptable, pero que le haya hablado así a ella, que estaba

e sonar algo grosero, pe

tándome eso dese el momento en que entró a la residenc

—. Ya sabes, no es de los amistosos —busca qué más decir—. Han pasado cosas, y con la mudanza cr

rsonal. Como no quiero verme metiche, lo dejó ahí, con unas enormes g

esesperado por que salga. Según ella, solo venía a to

los padres de Ian y los míos. Los suyos, con los pocos momentos que he presenciado hasta ahora —porque, bueno, llegaron ayer apenas—, muestran mucho afecto hacia él. La forma e

me preguntó si sabía cómo seguía Ian, a lo que mentí diciendo que el chico me había dicho que dormiría

que los Vander nunca fuer

como quiero. Tampoco es que en la vida exista un botó

s se vive a la b

riquezas, propiedades e influencias que esa familia posee? Yo era heredera de ellas,

e, diseñadora de ropa y empresaria. Mi hermana, modelo

menor de los hermanos. La pequeña Miranda, quien no comprendía la vida siquiera, solo obedecía a su madre. Esta la vestía como muñeca, le alistaba en tod

o a este que a nada. La escuela fue reemplazada por una tutora, y apenas veía el mundo de vez en cuando, a

do harta de los lujos, las restricciones y el encierro, pero a esa edad llegué a mi punto límite. No sabía cómo qui

como a mí nos llevaban casi a rastras a nuestras actividades; Madison, la mayor, era diferente, amaba la atención, las cámaras, salió bastante a nuestros padres. P

ar, versionado para niños, y que con mi voz podía destrozar a todo mundo —con eso y con dinero tamb

cosa que me rompió el corazón. Mientras mi madre me gritaba que era una malagradecida, mi padre observaba, y Madiso

modo para aumentar ingresos, par

r supuesto, no esperaba a que yo, con toda la seguridad del mundo y sabien

—amenazó mi madre, mirándome co

tí, con los o

a arrepentirse, mas solo tomó el t

entrada ya mismo —luego c

lla, él le cuestionó si era correcto,

tam

y en silencio caminó a mi lado hasta la camioneta de su chofer privado.

as luego, en la resi

a menor de los Vander fue la que murió por una enfermedad terminal de la que nunca hablaron por lo duro que era. La farándula no me conocía más que por fotos de cuando era una bebé.

de mi vida, que se convirtió de una vez por t

qué me gustaba, o tan solo cómo me sentía. No exagero al decir que no recuerdo una sola vez que ce

los que Ian tiene, puede que por eso me haya enojado tanto co

ato algo dispersa —me devu

a darle otra revisada a las lavadoras. No le he comentad

no dormí bien —no mient

icho desde un principio, ¿no? —s

r algunas horas. El clima está fresco. Ya ha pasado más la mañana, por lo que no hace

nsada. No dormí lo suficiente por haber llegado tan tarde, así

. Bostezo y me siento en la cama. Una de las razones por las que no me encanta dormir ya siendo de d

do la puerta de la cerca con algo grande en su mano. Mi vista es lo suficientemente buena como para detallar que es una guitarra, una de color negro. A mi mente viene el recuerdo de que hoy mismo, cuando aún n

ta y mono de dormir. Me pongo un suéter blanco de lana y unos jeans simples, me dejo las sandalias que uso a diario y corro a la puerta. Bajo las

? La comida casi est

o… iré a ver a los caballos —

s así, todo se ve más claro y alegre. Llego a la parte de atrás del edificio, lugar en que se encuentra la piscina temperada donde de vez en cuando pasamos el rato Jake y yo. Cami

s creamos, sería sencillo perderse. El sendero lleva a una pequeña zona medio despejada, donde con Erick y Marieta pusimos troncos para sentarnos y una mesa de

sea tan tonto como para irse a otro lado. Mi suposición es correcta, porque comienzo a escuchar una guitarra que, si mi sentido auditivo no me fal

o haciendo esto. ¿Quiero verlo tocar la guitarra?, ¿Acaso debo ver para creer que en serio es tan bueno como escuché en

ndo el instrumento de forma casi profesional. La melodía suena algo triste, pero no deja de ser bien

solo unos cuatro metros. Este, perdido en su música, ni siquiera nota mi presencia. Tampoco es que haya hecho mucho ruido, soy delica

i se me para el corazón cuando empieza a cantar. Su voz no es la mejor que he escuc

, del dolor de dejar a alguien que amas. Es mu

istancia a veces no funcionan si ambas personas no se ven seguido. Puede que haya tenido que terminar con una relaci

is pensamientos, algo que salta a mi pe

y babosa, está

cer ruido. No sé qué sea peor, si tener a esta criatura encima, o el que Ian se entere de que estoy aquí. Mis piernas tiemblan y la rana ni se mue

arte de magia, se vaya,

a, muy m

susto, me caigo al piso y me muevo en este, sacudiéndome la cara. Cuando mi mano toca a la rana vuelvo a gritar. Se siente horrible. No

podría estar metiéndose en mi ropa, o en mi pierna,

. Ahora trato de moverme con más insistencia, pero Ian o es increíblemente pesado, o me supera en fuerza. Ambas opciones son difíciles de pensar dado su delgado cuerpo. El chico que está

aña Ian, a lo que como puedo obedezco,

abrazo a mí misma. Observo a Ian con la rana entre las manos, caminando unos metros le

rra que había dejado sobre uno de los troncos, para v

ra

fruncido, mirándome con todo men

mi voz rota. También siento la

llor

? —comenta en tono burlón—. Solo era una r

rando la cara del chico, con div

moda el cabello—. ¿Quieres que repita lo molesta

vine en

, parezco una loca, y una tonta. Solo logré avergonzarme más. No pensé bien las cosas, ¿Qué otra cosa creí que iba a pasar? ¿Qué iba a salir desapercib

de vergüenza—, me levanto y con la poca

rma muy forzada—. No te

se de nuevo en uno de los troncos, sin

está concentr

intenté corregir una forma errada de actuar, me trató como basura. Ahora se repitió lo mismo. Debería s

dejo que un par de lágrimas salgan de mis ojos, botando la decepción y la tristeza. El chico de verdad me

mundo me tratará bien si yo los trato bien, pero no es así

ué te costaba al menos fin

que una actitud venenosa. Tal vez es lo único bueno que se le

lo de las ramas y hojas que se pegaron en el suelo, también la cara. Recuerdo cómo toque a ese asqueroso animal, por l

a suerte continua y me encuentro a Erick. Al m

s los ojos rojos… —

ia, sabes cómo me pongo con eso —miento, aunque no

ufa burlón y entra a la cocina. Dada

iré a lavarme. Debo verme paté

s de la rana encima de m

ntes y solo empezar de nuevo. Me lavo la cara en el baño, con mucho jabón. Me mi

la sonar. No es raro que nos llamen, mi abuelo tiene muchos amigos, puede que hasta sea algún familiar que yo no conoz

uién habla?

buelo me dio su teléfono fijo por si n

on solo escuchar su tono de voz tan amable

así que quisiera pedirte que le guardes algo de comida —demonios, no puedo negarme si me lo pide así—. Sé que él es difícil de tratar, pero puede que p

e dejó en claro que me detesta, y ya

aseguraré de guardarle al

gradecerme

menos quiero tener

dora defectuosa, pues la susodicha ya no enciende—, Erick, Jullie y Jake, quien acaba

ía con el jefe y si le parecía bien mi currículo podía entrar a trabajar el lunes

cocina, por ello suelo ser yo quien es voluntaria para hacerlo. Espero a que todos se vayan para, con un mal sabor de boca, hacerle a Ian sus propios espaguetis. Comimos mucho, así que

y vendrá a comer. Dudo que se enoje también por guardarle algo de comer. Aunque, viendo l

ígrafo —siempre pegados con un imán al refrig

está en

, lo dejo en la puerta

asado, la verdad es que por

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