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Mira más allá

Capítulo 2 2

Palabras:3561    |    Actualizado en: 01/09/2021

ritivos, gaseosas —o algo de alcohol, nunca demasiado—, música bailable, juegos de video, películas, karaoke… Son ag

la cocina. Ya lleva veintidós, y si logra alcanzar las treinta todos los que apostamos en su contra

osté en contra, y c

meros de alcanzar su meta, y entre risas disfrutam

rla con Ian Lukasiac, cuyas palabras me desanimaron más de lo que creí. En el camino a la fi

te, pues hago lo posible para ser cordial y amigable. Sé bien que es imposible agradar

n la mirada a mi amigo, que está destru

Emily—. Piénsalo dos veces la próxima vez que v

ivertido —asient

obable que Emily se vaya a la ciudad por las vacaciones, así que las veces que vea a Britt serán las únicas donde disfrutaré c

rendida, luego de que les he contado todo lo que

bes que hay dentro de su cabeza, tal vez está triste por mudarse, o

efiendas a un chico tan ant

da no debe molestarse o tomarlo pers

me hablara así, y me dio mucha vergüenza, pero no puedo hacer nada. Sólo lo de

gaste lo boba —

a al tema. Aunque miento si digo que

afición de bailar en una consola —comenta la rubia, qu

orde a su apariencia

ne novia? —pregun

años soltero —respondo. Eso es

a criatura se ganará su

si tanto te gusta.

clara—. No me imagino en una relación con él, ya e

l torneo de baile de una vez por todas. Jake, contra todo pronóstico, es d

te alto, y como si el ritmo moviera a todos, nos volvemos un revoltijo de gente bailand

del juego de baile. En comparación, yo solo doy pasos torpes mientras que él es un profesiona

e, ¿eh? —insinúa, acercándose a mí para

o mal? —pongo mi

poquito de lastima na

s otro rato hasta que se hacen la una de la mañan

al menos de los que notan que me estoy yendo.

me acompañan h

dice la rubia—. Habl

el pueblo hasta que acaben las vacacione

brazos. Camin

despedirme de Jake, que decide comer algo antes. Entro con mucho silencio para no despertar a mi abuelo,

a. Cuando lo hago, me tiro a la cama y no

a, la cual me hace notar que aún no amanece, aunque debe estar a punto de hacerlo. Hace mucho frio, y mientras me abrazo a mí misma noto que dejé semi abierta l

lgo productivo que hacer a las seis de la mañana. Enciendo la luz y m

rro en la distancia, ¿alguien estará escuchando música a estas horas? ¿Alguien estará tocando a estas horas? Me resigno

engo algunos mensajes, uno de Britt, preguntándome si llegué bien, y otro de un compañero solo para iniciar conv

vantado, me voy al comedor para ay

la fiesta? —me pre

respondo—. Tuviste que ver como b

está preparando para su jornada en el hospital de la ciudad. Es enfermero, y aunque no trabaja todos los días sí que tiene hora

oso —celebra mi abuelo

que sale a flote, reímos y nos molestamo

o Lukasiac entrar con cierta timidez—. No tengan v

Ashley algo somno

nalmente con dinero para las compras y ayuden a coc

en su piso, así que es ganancia

este lugar —menci

egar solo se sienten y dejen que les sirvamos. Ellos, en su lugar, no permiten que hagamos to

oca. No sé cómo soportaré cruzármelo, si es

días, estaremos bastante ocupados buscando trabajo —men

electricista, así que si no consigo un puesto en

es algo difícil —comprende mi abuelo—. Mi

encerrado en su habitación. Él podría lavar los platos a lo menos,

n torno a Ian. Me gustaría conocer más de él, per

trozo de pan con café—. Tenemos caballos que cuidar, bosques para recorrer, hasta fuera de los l

dencia, tengo entendido que quienes más se encargan de

udar cuando su tiempo se los permite. Por ello mi abuelo hace la mayor parte del aseo, dado que suele estar aquí t

le de tutor en cuanto al mantenimient

o Roy, y la comida sigue por otro rumbo, charlando a

para ir a trabajar. Al terminar de comer, y dada mi preocupación hacia la nula señal de vida

a tocar y esperar otras dos veces más. A la cuarta vez, el chico abre la puerta y no sé si veo a mi mejor amigo o a un f

—le pregunto cuando en

ee. No tiene muchos muebles ni decoraciones, pues la m

l. Tengo la confianza suficiente

me despidió, están haciendo reducción de personal —explica—. La verdad dudo que sea

mal te

o a veces hice el pedido incorrecto, o tuve

bas ll

o dormí nada. Solo he pensado en lo que mis padres me dirán si se enteran, y el estrés me hizo llorar un poco —se sorbe los mo

de sus padres y su independencia, no creí que le afectara tanto. Se ve derrumbado. E

yo huimos de lo mismo,

¿no? —le recuerdo—. Pensé que te pagaban bien,

ocasionales que no me funcionan, y no es

piensa

cio me r

e en realidad no estoy muy de acuerdo, sé que tuvo una vida dura llena de restricciones y control de sus padres, que lo castigaban si no sacaba las mejores notas. Al final fue el mejor de su clase, eso sí, pero genero cierto repud

fiesa—, pero no quiero volver a un lugar dond

no como un chico que a los dieciocho se fu

les diga que quie

res querían que estudiara medicina,

—insisto, con mi brazo derecho so

ndo que no lo comprendas, tú no pasaste por

algo de aire. No por trist

os y que él se hizo cargo de mí desde entonces. Aquello no podría estar más lejos de lo que realmente pasó; sin embargo, tengo

descansa

—se rasca la nariz—. Iré a buscar trabajo en

—le recuerdo—. Y en

no es tanto —se encoje de hombros. Yo me levanto y é

ue te pase algo así, sería ideal que me llamaras, para a

ejó su teléfono en silencio, como todos los

as llamadas perdidas en

pasan la mayor parte del tiempo fuera de aquí, quienes me saludan cortésmente y se van. Ya en el primer piso,

pasarle un trapo y así limpiarla. Pongo frente a cada silla un m

ngo los platos en orden, al igual que los vasos y cu

guien entra. Volteo, pensando que es mi abuelo

iéndose al refrigerador. Seguramente sus padres le mandaron aquí a tomar el desayuno, pues dudo que el chico, aun siendo como es, entre así sin preguntar a un lugar nuevo para

uralidad—. Está allí —le señalo con la mirada. El pl

s en ningún momento. También detallo su nariz, algo peculiar por lo delgada que es, y que en cualquier otro rostro luciría rara. Deja el vaso en la barra de mármol beig

terminado con su

detesto esto —murmura miran

an? —de alguna manera me hiere su comentario,

opinar —dice a

quiero terminar rápido para poder lar

decido. Me pidieron ha

s, yo no, así que

o pensaba yo, ya que segundos después esc

los panqueques

eco las manos y me vo

abeza—. ¿Cómo puedes hacer eso cuando tus padres, aún apurados p

e —justo ahora seguiría peleando, pero me he quedado callada al mirar detrás de su hombro. A lo lejos, en la puerta al comedor, su madre presencia la escena—. Par

lta en humos de enojo—. ¿Qué te pa

repentido por haber dicho de más. Permanece estoico, y mira a su madr

sí hablaré con tu pad

e imp

de la cocina

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