Skyfall © - Parte III
he. Pasé días enteros llorando y detestándome porque no podía desprenderme de la culpa que sentía. Podía haber hecho más
a volviendo a mis recuerdos intensificándose como si quisieran atormentarme. Aún puedo sentir la sangre en mis mano
prendido. Era algo de esperar, pero no de esa manera. Trato de repasar los recuer
favor, déjame ir con él! ¡Necesito estar con él! ¡Necesito salvarlo! -mi llanto cad
pánico y terror, gritando y empujándose entre sí. No me importó y cuando creí que se había rendido en mantenerme f
r -afirmó y lo mir
n el rostro empapado en
cas sobre lo que tengo
me de su agarre-. Fue Bastian, fue Sebast
ró tomándome po
eguntó mirándome con e
y sol
dvertirle a Nathaniel... -me callé sintiendo el nudo y
hombre me miró y sacó su móvil marcando solamente un número después colocando el aparato en su oreja. Lo miré sin entender qué demon
a presunta sospecha de que él ha sido quien ha comenzado este atentado -comenzó a decir el hombre con voz firme-
mis piernas flaquear, preguntándome a quién estaría
garganta cuando lo vi abrir la puerta del copiloto-.
mó por los hombros con
deza mirándome a los ojos-. No hay nada que puedas hacer. Lo que él necesita
lo que cualquier persona diría con una persona entrando en pánico frente a ella. El hombre me mira
a mis manos en sus hombros-. No puedo dejarlo so
gó
ces y sin darme tiempo a r
a y por un momento me detuve cuando escuché las sirenas de las ambulancias. Miré hacia el frente viendo como de una ambulancia
e. Por favor v
, pero las palabras que pronunció fueron un eco porque mi mirada es
thaniel. Por
el nudo en mi garganta no desaparec
té dos hombres, tres mujeres y entonces al ver la siguiente cam
vo para después sentirlo golpetear con fuerza en
e negando-.
el cuerpo que yacía ahí. Una camilla con un cuerpo to
mbre a mi lado aceleró dando la vuelta al lado contrario
o lo está. Faltan más ambulancias. Necesitan más camillas -comencé a tratar de convencerme y miré al hombre
oté: lástima. Sentía lástima por mí, porque sabía que mi
do lloré, sin siquiera saber a donde me llevaba
i momento de pánico no había podido ser capaz de decirle que tambi
No había un mañana. N
ía un
jar de reproducir las escenas en mi cabeza. Una manera mucho peor de sufrir que el saber q
sus palabras ardiéndome en el pecho porque él sabía que podría ser la última vez que pudiese hacerlo. Podía sentir su mano acariciándome el rostro, como si quisiese hac
oder olvidar. Tan solo recordarlo mi cuerpo comienza a temblar y en automá
ra poder luchar. Por mí. Por él. Necesito hacerlo por él, porque sé que la guerra no ha terminado. Sé que este infierno es
porque es lo que una perso