Luz de luna.
os, y los posibles chismes que su llegada conlleva, y nos encamino hacia las escaleras, subimos los tres piso
ron con amor!-Bufo, poniendo los ojos en blanc
s chismes q
ienza a darme el informe de la mañana con lujo de detalles, fin
edimos con un guiño y entramos a nuestras respectivas aulas, ocupo mi lugar habitual, al fondo y al lado de la ventana que da haci
mientras nosotros tomamos nuestro libro, él toma una tiza y comienza a e
dias lo que el texto quiere decir, es cuando menciona a hombres lobo que frunzo el ceño, me enderezo en el asiento y leo con confu
todo racionamiento y se vuelven bestias incontrolables, sedientas de carne fresca, humana. -Me estremezco ante eso y aparto la mirada de la lectu
parada justo frente a los inicios del bosque, me sobresalto cuando alza la cabeza y un par de ojos azules, extremadamente brillantes, me devuelven la mirada inquisitiva, parpadeo de manera
a al intruso, quien resulta ser uno de los nuev
expresarse de es
Judhea
entre y tome asiento. -Señala al único asiento vacío en el aula, el cual está frente
de negro observarme desde la primera planta, me da una escalofriante sonrisa ladina y se va corriend
.
brazo, asiento y comenzamos a seguir a la corriente de estudiantes escaleras abajo, mezclándonos con los
abes que
untar cómo es que sabe eso, pero vuelvo a juntarlos al instante, r
o, pero, al ser yo, todos se hacen a un lado y me dejan pasar, bajo la mirada, tomando mi bandeja, y la cocinera me sirve lo prometido c
entras mastico con lentitud, en la espera de mi hermano y Jameson, pero, para mi sorpresa, la mesa se ve invadida por seis individuos nuevos, tanto en
da la cafetería queda en silencio sepulcral, hasta los pr
ya los conoces. -Habla un rubio cobrizo de ojos mieles, sus hermanos y él son idénticos, a exc
certada, y enarco una ceja
ciendo referencia al almuerzo, hago una mueca cuando me empuja hacia la derecha, dejándome
rmano, dejándose caer entre
las miradas de todos sobre nosotros. Termino mi almuerzo y me levanto en silencio, le doy una mirada a Jameson, quien asiente, y tomo mi bandeja, la dejo en su lugar correspondiente y salgo de la cafetería, bajo al primer piso, llego hasta mi casillero y saco de él l
dárselo, comienza a comer con lentitud mientras sus cachorros, cinco en total, comienzan a lloriquear, clamando por comida por igual. -Calma, pequeños, mamá e
agradecimiento mientras sus cachorros comen, me dedico a acariciar su pelaje en silencio, disfrutando de la calma que el bosque me proporc
.
da de los forasteros, ahora residentes, ha disminuido gradualmente hasta el punto en el que los residente
mpañante de la camioneta con dos hachas para cortar madera, cosa que es el oficio de ambos, los despido con un ademán de manos y una diminuta que no es co
ada, vuelvo a hacerme la coleta y voy a la habitación de lavado, donde tomo una escoba, cubo para agua y trapeador, junto a sus respec
ndo libros y cuadernos en su superficie, dispuesta a terminar los deberes, pero la sensación de que algo está por o
on normalidad, y comienzo mi travesía a través del pasillo iluminado únicamente por la luz natural de la luna que entra por el amplio ventanal a mitad del pasillo, me detengo ante él, intentando toma
l tiempo que mis ojos se nublan mientras un sentimiento contradictorio de calma se va acentuando en mi cuerpo, este se
lve a retumbar por mi hogar y me arrastro hasta la puerta, evitando mirar al ventanal, me levanto con ayuda de un sofá y abro la puer
la habitual. Sé que las cosas van a complicarse aún más con los residentes superstic
si definitivamente mi familia ha quedado