Quédate A Mi Lado
odiciosos revelaron una luz verde. Se acercaron a la hermosa figura de Anna paso
s esperand
ento maravilloso. Con una sonrisa malvada
n, y uno de ellos dio un paso adelante para ace
¿verdad? ¿Sabes quien soy? Soy la novia de Vincent! Si él sabe que me lastimas, ¡nunca te perdonará! No es demasiado tarde p
inut
as ilegales, y sus palabras no las hechizarán en absoluto". Su idea es vivir por hoy, ¡y no l
r su de
N
aceptaría
o años y aún mantenía su virginidad. ¿Cóm
nunca dejaría que estas
eres
a!" Dijo Laura con
a. Entonces Laura empujó a un hombre y le pr
a persona, la cara de Laura cambió, "¿Vincent? Eres lo suficientemente rápido como para encontrarla en tan poco tiempo. Per
casi fluía hacia atrás, y las venas azules sobresalían por todo su cuerpo. Una atmósfera sombría y espantosa llenó todo el almac
cia Anna, ordenando a sus hombres: "¡No me importa si te gusta o no! ¡Solo sé que me gusta esta forma de manejarlo! Y tu, que estas espera
turar a Vincent. Anna, que estaba atada al pilar, no podía hacer nada más que sollozar ansiosamente y de
r est
quitó el traje y lo tiró a un lado. Luego movió ligeramente su muñeca, luciendo
ella no tenía que preocu
se constantemente con el conductor del automóvil para que el monitor
ste
aba que Vincent
e esté a salvo, ¡solo escúchame! Llame a la policía ahora y pídales que liberen
eradamente, Vincent no bajó la velocidad de sus pasos y cami
a. '¿Realmente no le importa mi segu
ó la daga contra el cuello de Anna nuevamente, "No creo que no te importe esta mujer en abs
Qué tan importante cr
bía emoción en sus tranquilos ojos negros. El corazón de Anna se hundió
ste
ermitiría que nadie lastimara a la persona que le importaba. Si realmente se preocupara por Anna, nunca le permitiría amenazar su vida y su muer
h!
amientos, la muñeca de Laura que sostenía la daga fue
nte desató la cuerda sobre el cuerpo de Anna. Su cuerpo an
ijo justo ahora era d
na fue enga
y dijo: "¿Cómo te a
s. Él la miró con disgusto y dijo: "No tengo tiempo que p
oche anterior. ¡Nunca perdonaría a nadie que
cén y ordenó a cientos de sus hombres que entraran. "¡Sa
hó el cinturón de seguridad y dijo en voz baja. Pero e