El Joven Secreto (El Joven Guardaespaldas #2)
ierto una hora antes de que mi celular comience a aturdirme. Cuando finalmente la alarma suena, ya me encuentro saliendo del baño con una toall
gro colgando de mi brazo. De camino hacia las escaleras, visualizo el reloj ubicado en una de las paredes del pasillo y sus manijas clavadas en el número 8. Maldigo por dentro y me
ir la puerta una voz
legás t
liva, vo
Entro
s): ¿Qué ahora se va a
ico comienza
er como si no hub
terrumpe): ¿
a hablar y vuelv
digas nada, no quie
carme y darle un abrazo acompañado de
están mejorando, ¿hace falt
enso que sabe más de mi vida y me entiende más que mi propia ma
y está bien, es su personalidad. El problema es que por más que yo no lo so
s, la mirada de Luisa delata su pequeña decepción que se lleva de
sos diferente, estás distinta, no sé. Es como si no quisieras provocarlo sino solo ser feliz. La sonrisa que tenías cuando bajabas recién no la vi desde que eras así (señala con la palma de la mano
traño nudo en la garganta. Me contengo para no derramar lágrimas y per
la sonrisa q
llevo, me despido de ella escuchando un "Otra en mi luga
de Luisa resuenan en mi cabeza constantemente como aquella canción que escuchás antes de dormir y luego no se te despega de la mente en horas. Me cuesta creer que alguien haya cambiado tan notablemente mi vida, alguien tan indiferente e ignorado para los
os. Le comunico al chofer que espere y abandono el auto, encontrándome con la fría brisa otoñal del exterior. Cruzo la calle sumando la campera de cuero a mi c
ión. Me muerdo el labio tan brutalmente que percibo el sabor de la sangre en mi boca. Me doy la vuelta aceptando haber perdido quizás la última chance de recuperar
ncima te vas sin ve